Ejército de Liberación Nacional (ELN). Historia de las ideas políticas (1958-2018). Carlos Medina Gallego

Ejército de Liberación Nacional (ELN). Historia de las ideas políticas (1958-2018) - Carlos Medina Gallego


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dificultades. La información proporcionada por Menéndez era de tal riqueza, que le creó a la Organización serios inconvenientes de seguridad para sus integrantes, llegando incluso a posibilitar la detención de dirigentes y colaboradores.

      El “informe Menéndez” fue dado a conocer en el consejo verbal de guerra efectuado en Bogotá en 1969. El General Álvaro Valencia Tovar, comandante de la V Brigada con sede en Bucaramanga, llamado a comparecer en el consejo verbal de guerra, envió al consejo una comunicación el 20 de febrero de 1969, en la que hace un “amplio reconocimiento del servicio prestado a la institución, por el periodista Renato Menéndez” (Arenas, 1971, pp. 116-117). La apreciación que tiene Nicolás Rodríguez Bautista sobre el caso Menéndez es que fue un montaje de la inteligencia militar para que la entrevista de prensa realizada por este no surtiera el efecto propagandístico esperado en la población (Entrevista a Nicolás Rodríguez Bautista, 1992-3).

      Más allá de la veracidad del punto de vista de las partes, lo cierto es que durante esta época se inicia una ofensiva contra la red urbana del ELN, el apoyo rural y las mismas fuerzas insurgentes por parte del ejército, que arroja importantes resultados. La guerrilla es obligada a desplazarse del Opón hacia Aguablanca y luego al Cerro de los Andes, su lugar de origen. Colaboradores y auxiliares de la guerrilla fueron detenidos y descubiertas “caletas” e incautada abundante correspondencia.

      El 17 de abril fue detenido, en el aeropuerto de Barrancabermeja, Claudio León Mantilla y el estudiante de la Universidad Industrial de Santander (UIS) Jairo González, segundo responsable de la red urbana de Bucaramanga; con ellos Gloria Afanador y Alirio Romero. Cuatro días después es ejecutado por la Policía Agustín Domínguez, taxista y militante del ELN, en la capital de Santander. Luego se producen las detenciones de Enrique Granados y Pedro Claver Parra, militantes de la Organización. La acción de las fuerzas militares, se extiende a San Vicente, Barrancabermeja y Bogotá, en donde fueron detenidos Medardo Correa, Francisco Muñoz, Hernando García, Sergio Parra y Jairo Vásquez Castaño.

      Como resultado de los operativos llevados a cabo por los organismos de inteligencia del Ejército, teniendo en consideración la información proporcionada por los capturados, se origina una cadena de detenciones en las que se produjeron 87 capturas, se incautaron documentos, armas y bienes del ELN. La situación se hizo más difícil para la guerrilla, cuando comienzan las detenciones de integrantes de una comisión que había sido enviada a Cuba, con el fin de que recibiera allí la capacitación necesaria para superar las dificultades de tipo técnico y político que tenía la Organización en ese momento. Fabio había seleccionado un grupo que permaneció cerca de año y medio en Cuba, capacitándose para desarrollar con mayor eficiencia la lucha rural y urbana; por fallos en la conducción del responsable del grupo, filtración de información o infidencias, la mayoría fueron detenidos a su regreso al país, entre ellos Gabriel Sandino y Germán Afanador.

      Para julio de 1967, el ELN atravesaba momentos de crisis y debilitamiento, los acontecimientos de los meses precedentes habían prácticamente desarticulado la organización urbana y rural de la zona del Opón y habían dejado incomunicados a los dos frentes que existían hasta ese momento. No obstante, las unidades guerrilleras persistían en el enfrentamiento con el Ejército; el 25 de julio de 1967, en el municipio de Girón, en el lugar denominado Caño Avión, el “Frente Camilo Torres Restrepo” se enfrentaba a las tropas dando de bajo a un sargento segundo del Ejército, pero perdiendo tres guerrilleros entre ellos el segundo responsable del frente Mario Hernández.

      La situación para el “Frente Camilo Torres Restrepo” cada vez se hacía más difícil: se encontraban prácticamente desprovistos de recursos económicos y material logístico, se estaban produciendo bajas y deserciones y corrían con los riesgos de la delación en una zona que se tornaba peligrosa por sus condiciones físicas y políticas. Después de un balance general de la situación del frente y de sus posibilidades de supervivencia de este, Ricardo Lara resuelve dividirlo en tres grupos con el fin de sortear los problemas de subsistencia básica y mejorar las condiciones de seguridad.

      Contrario a lo esperado, estos grupos comienzan a desintegrarse a través de dos vías. La primera fue el enfrentamiento con las fuerzas regulares, que como el caso de grupo comandado por José Antonio Rico Valero, el cual atacó una patrulla del Ejército, el 18 de enero de 1968, en el sitio “Caño Avión” (donde seis meses antes el frente había perdido tres guerrilleros). Esta vez dieron de baja a tres soldados y recuperaron su armamento, pero, generando una reacción de la Fuerzas Armadas que le tomó ventaja al grupo. Siete días después, las FF. AA. entran en contacto con el grupo en el sitio de Payoa en el municipio de Girón, produciéndose un enfrentamiento en el que mueren Juan Calderón Tarazona (estudiante universitario), Juanito León, Héctor Ayala, Luis Olarte y Luis Esparza Gómez. El ejército prácticamente diezmó este grupo.

      La segunda vía de desarticulación fue “el bajo nivel político, la pérdida de su moral revolucionaria, la indisciplina de sus integrantes y los actos de traición del primer responsable” (Arenas 1971). Este segundo grupo estaba a cargo de Pedro Solano y Jaime García Quijano, como segundo al mando. El grupo se autodenominaba y se hacía llamar “Che Guevara”, pero internamente, dada la naturaleza de sus comportamientos, ellos mismos se llamaban “guerrilla pus”. Solano, sobornado por el Ejército, se comprometió a entregar este núcleo; para llevar a cabo su cometido embriagó a los integrantes y en las horas de la noche trajo la tropa; no obstante el lamentable estado del grupo, se produce en el sitio llamado “Caño Iguana” en el río de Oro, un enfrentamiento con el ejército que arroja como resultado, el 30 de marzo de 1968, la muerte de cuatro guerrilleros y la detención de los demás integrantes.

      El tercer grupo, comandado por Ricardo Lara, logró entrar en contacto con los sobrevivientes del enfrentamiento de Payoa, entre ellos con Rico Valero, y decidieron trasladarse al Frente “José Antonio Galán”. La destrucción casi total del Frente “Camilo Torres Restrepo” llevó al ELN a aplazar la creación de este proyecto de homenaje al sacerdote guerrillero hasta mediados de la década siguiente, cuando reaparecerá nuevamente el Frente Camilo Torres, en su segunda época.

      Fundamentos político-ideológicos que guiaron la primera etapa del ELN

      Esta primera etapa del ELN, marcada por los esfuerzos para constituirse como organización revolucionaria, darse a conocer, permanecer en el escenario del conflicto colombiano, crecer y dotarse de un imaginario y una cultura política que definiera su identidad, es la que permite entender esta Organización al margen del conjunto de experiencias que constituyen, tal vez, su principal sustento histórico como actor de los conflictos políticos y sociales de este país. Los primeros años marcaron profundamente a la Organización y definieron las líneas de comportamiento “histórico” que hace presencia cada vez que afloran los conflictos internos: el ELN echa mano de su pasado cuando siente la necesidad de encontrar razones que justifiquen su existencia y definan la solución de sus problemas centrales. Esto no quiere decir que la Organización se haya quedado en el pasado, sino que este pesa en su presente como acumulado histórico que la identifica y le da sentido frente a sí misma y a la sociedad colombiana.

      Conforme a lo anterior, es pertinente para el estudio de este actor abordar desde su discurso los fundamentos político-militares que los guiaron y los marcaron en esa primera etapa y que son, aún hoy, materia de reflexión crítica y ajuste permanente de la Organización. Si bien se trata de un discurso que a muchos puede parecer vacío, es el que define su práctica y explica su comportamiento, de ahí la importancia de conocerlo:

      El ELN asume como objetivo fundamental de su lucha político-militar la conquista del poder para las clases populares. Considera que la vía fundamental es la lucha armada insurreccional. Su afirmación se centra en la idea de que los cauces legales de la lucha política se encuentran agotados y que la única alternativa posible que le queda al pueblo son las armas (ELN, Sucesos, 1967, pp. 27-31).

      El


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