La magia de pensar en grande. David J. Schwartz
suficiente?’ ‘¿Está seguro de que el ciclo de los negocios es favorable?’ ‘¿Existe gran demanda de lo que usted ofrecerá?’ ‘¿Se halla estabilizada la industria local?’, mil y un motivos por investigar.Lo que más me hería es que varios viejos amigos de primaria que nunca parecieron tener mucho que ver con el baile y ni siquiera fueron a la secundaria, se ven hoy bien establecidos en sus propios negocios, mientras que yo me limito a salir adelante interviniendo en fletes de embarque. Si me hubiera instruido más acerca de por qué un pequeño negocio puede llegar a tener éxito, hoy yo estaría mejor en todos los sentidos”. El pensamiento que guió a la inteligencia de Check fue más importante que el valor de su inteligencia.¿Por qué fracasan algunas personas brillantes? He vivido muchos años cerca de una persona calificada de genio, que posee una alta inteligencia abstracta, y es Phi-Beta-Kappa. A pesar de su muy alta inteligencia nativa, es una de las personas menos afortunadas que conozco. Desempeña un trabajo mediocre (tiene miedo a la responsabilidad). No se ha casado nunca (cantidad de matrimonios acaban en divorcio). Cultiva pocas amistades, (la gente le aburre). Nunca invierte en propiedades de ninguna clase (podría perder su dinero). Este hombre emplea su gran poder cerebral en demostrar por qué razones puede no rendir en su trabajo, más que en dirigir su potencia mental a alcanzar por qué medios puede tener éxito.A causa del pensamiento negativo que guía su gran reserva mental, este sujeto contribuye poco y no produce nada. Mediante un cambio de actitud podría realmente hacer grandes cosas. Posee cerebro para obtener un tremendo éxito, pero no el poder del pensamiento.Otra persona que conozco bien fue incorporada al Ejército poco después de titularse como doctor en filosofía en una destacada universidad de Nueva York. ¿Cómo utilizó estos tres años en el Ejército? No como un oficial o como un especialista de equipo. En lugar de eso, durante años manejó un camión. ¿Por qué? Porque se hallaba imbuido de actitud negativa hacia sus compañeros soldados (“Soy superior a ellos”), hacia los métodos del Ejército y sus procedimientos (“Son estúpidos”), hacia la disciplina (“Eso es para los demás, no para mí”), hacia todas las cosas, incluyéndose a sí mismo (“Soy un necio por no imaginar una vía de escape a este golpe”).Éste no se ganó el respeto de nadie. Todo su vasto almacén de conocimientos permaneció enterrado. Sus actitudes negativas hicieron de él un ser rastrero.Recuerde, el pensamiento que guía su inteligencia es mucho más importante que cuánta inteligencia puede usted tener. ¡Nada de raro hay en que un graduado en filosofía invalide este principio básico de éxito!Hace varios años llegué a ser amigo íntimo de Phil F., uno de los antiguos directores de una gran agencia de publicidad. Phil era quien dirigía la búsqueda de mercados para la agencia y realizaba un trabajo de primera clase. ¿Era Phil un “cerebro”? Lejos de eso. Phil, no sabía casi nada de investigación técnica. No sabía casi nada de estadística. No era un graduado de carrera (aunque toda la gente que trabajaba para él, lo era). Phil no pretendía conocer el lado técnico de la investigación. ¿Qué era entonces lo que hacía posible a Phil devengar $30.000 dólares al año en tanto que ninguno de sus subordinados ganaba $10.000?Phil era un ingeniero “humano”. Phil era cien por ciento positivo. Él podía inspirar a los demás si se sentían abatidos. Era entusiasta. Generaba entusiasmo; comprendía a la gente porque podía en realidad ver lo que les hacía abatir, les gustaba. No era la inteligencia de Phil, sino cómo los manejaba. Esto lo hizo tres veces más valioso para su compañía, que los hombres clasificados como más altos en la escala del cociente de inteligencia.De cada cien personas matriculadas en un colegio, menos de 50 se gradúan. Sentí curiosidad al respecto y pedí al director de admisiones de una gran universidad una explicación.“No es cosa de inteligencia insuficiente –me dijo– . No admitimos a los que no poseen suficiente capacidad. Ni es cuestión de dinero. Todos los que desean sostenerse a sí mismos en el colegio, pueden hacerlo. La razón real son las actitudes. Le sorprendería a usted –agregó–, a cuántos jóvenes no les agradan sus profesores, los temas a desarrollar o sus compañeros estudiantes”.La misma razón, pensamiento negativo, explica por qué la puerta de las posiciones ejecutivas sobresalientes se halla cerrada para muchos jóvenes ejecutivos. Las actitudes agrias, negativas, pesimistas, despectivas, más que la inteligencia insuficiente, estorban a millares de estos jóvenes. Así un ejecutivo me dijo: “Es un caso raro que salgamos de un joven colega porque carece de cerebro. Casi siempre se debe a su actitud”.Una vez fui contratado por una compañía de seguros para esclarecer por qué un tope de 25 por ciento de sus agentes estaban vendiendo sobre el 75 por ciento de los seguros, mientras un fondo de otro 25 por ciento de agentes vendía solamente un 5 por ciento del volumen total.Muchas personas fueron cuidadosamente examinadas. La investigación demostró más allá de cualquier pregunta que no existía ninguna diferencia significativa en la inteligencia nata. Es más, las diferencias de educación no explicaban la diferencia en el éxito de las ventas. La diferencia entre los muy afortunados y los muy infortunados se redujo finalmente a las actitudes o diferencias en el manejo del pensamiento. El grupo tope se preocupaba menos, era más entusiasta, contaba con el agrado de la gente.No podemos hacer mucho por cambiar el monto de la capacidad innata, pero podemos cambiar el modo que tenemos de usarla.El conocimiento es poder –cuando usted lo usa constructivamente. Estrechamente aliado con la “excusitis” de inteligencia existe algún pensamiento incorrecto respecto al conocimiento.A menudo oímos decir que el pensamiento es poder, pero esta afirmación es sólo una verdad a medias. El conocimiento es solamente poder potencial. El conocimiento es poder únicamente cuando podemos usarlo y es entonces solamente cuando su uso es constructivo.Se cuenta que al gran científico Einstein le preguntaron una vez cuántos pies hay en una milla. La respuesta de Einstein fue: “No lo sé. ¿Por qué llenarme el cerebro con hechos que puedo encontrar en dos minutos en cualquier libro estándar de referencia?”Einstein nos dio una gran lección. Sintió que era más importante usar la mente para pensar que usarla como archivo de hechos. Una vez Henry Ford se halló envuelto en un pleito por difamación con el Chicago Tribune. La Tribune había llamado “ignorante” a Ford, hombre de gran respeto, y él dijo: “Pruébenlo”.La Tribune le pidió cuentas de preguntas sencillas tales como: “¿Quién fue Benedict Arnold?”, y otras muchas, a las cuales Ford, que no tenía gran educación formal, no pudo responder.Finalmente, se exasperó y dijo: “No sé las respuestas a esas preguntas, pero puedo encontrar dentro de cinco minutos a un hombre que las sepa”.Henry Ford no se hallaba interesado en misceláneas informativas. Sabía lo que todos los grandes ejecutivos saben: la capacidad de saber cómo conseguir datos es más importante que usar la mente como almacenamiento de ellos.¿Cuánto vale un hombre-enciclopedia? Recientemente pasé una tarde muy interesante con un amigo que es presidente de una empresa manufacturera joven pero de rápido crecimiento. La televisión por casualidad sintonizó uno de los programas de concurso más populares. El sujeto que era interrogado llevaba varias semanas ganando. Podía contestar preguntas de toda clase de temas, muchas de las cuales parecían absurdas.Después que el sujeto contestó una rara pregunta relativa a algo de una montaña en la Argentina, mi huésped me miró y dijo:“¿Cuánto piensa usted que debería pagar a este tipo para que trabajase para mí?”“¿Cuánto?” – pregunté. “Ni un centavo más de $300 dólares. No cada mes, ni cada semana, sino por toda la vida. He analizado que este experto no puede pensar. Solamente puede memorizar. Es simplemente una enciclopedia humana, y me imagino que por $300 dólares puedo comprar un bello acervo de enciclopedias. De hecho, puede que sea demasiado. El 90% de lo que sabe este tipo lo puedo encontrar en una enciclopedia de las más baratas. Las personas que yo deseo a mi alrededor –prosiguió–, son aquellas que puedan resolver problemas, que puedan producir ideas. Personas que puedan soñar y desarrollar luego sus sueños de una forma práctica; un hombre de ideas puede ganar mucho dinero conmigo, un hombre-enciclopedia no podría”.Tres medios para curar la “excusitis” de inteligenciaHe aquí tres maneras fáciles de curar la “excusitis” de inteligencia:Nunca subestime su propia inteligencia ni la inteligencia ajena. No se venda barato. Concéntrese en sus ventajas. Descubra sus talentos superiores, recuerde que lo que importa no es cuánto cerebro posee usted, sino más bien, cómo lo usa. Maneje sus deseos en lugar de preocuparse por el cociente que ha alcanzado.Recapacite varias veces al día: “Mis actitudes son más importantes que mi inteligencia”. En el trabajo y en su casa practique actitudes positivas. Vea las razones por las que pueda hacerlo, no las razones por las que no puede. Desarrolle una actitud de “estoy venciendo”. Lance su inteligencia al uso creador positivo. Úsela hasta encontrar los medios de vencer y no para demostrar