Correr con el alma es posible. Ramón Abdala

Correr con el alma es posible - Ramón Abdala


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consciente es un estado del alma humana que no sucumbe, no claudica, no se rinde ni en el cautiverio ni en la muerte. Está más allá de todo pensamiento, dogma o estructura porque ha dado el salto cuántico cualitativo, se aproxima a vivir en libertad, armonía, paz y amor. Ha trascendido todo condicionamiento, apego al dolor, sufrimiento, lucha o egoísmo. Da un carácter sagrado a la existencia, cambia la calidad de la conducta, el valor de las relaciones, la autoestima, jerarquiza al prójimo sin discriminación. Percibe el amor de una manera diferente, mira directo al alma de la gente, aprecia la vida. Vive cada minuto como el milagro de estar vivo y se maravilla de la existencia de todo el universo.

      Albert Einstein sostenía que un ser humano es parte de un todo al que llamamos universo, una parte limitada en tiempo y espacio. Experimenta sus pensamientos y sentimientos como algo separado del resto, una especie de ilusión óptica de su conciencia. Esa ilusión es para nosotros una especie de prisión que nos limita a nuestros deseos personales y al afecto por unas pocas personas que tenemos cerca. Nuestra tarea debe consistir en liberarnos de esa prisión ampliando nuestro círculo de compasión hasta llegar a abrazar todas las criaturas vivientes y a la totalidad de la naturaleza en su belleza. Nadie es capaz de lograrlo completamente, pero la búsqueda es un logro en sí misma, parte de la liberación y base de la seguridad interior.

      La libertad consciente solo es posible a través de la experiencia, de la práctica, del ejemplo, sobre todo del hacer. Nadie es buen jinete porque solo habla de caballos.

      La libertad es una aspiración máxima del ser humano, es la forma única de humanidad, por eso está en las canciones, en los himnos, en las constituciones, en los escudos, en las declaraciones. Pero es necesario romper los condicionamientos mentales para poder ejercerla realmente. Tanto condiciona al ser humano, que no hay humanidad sin libertad. Es más importante que el amor porque sin libertad no hay amor y sin amor no hay humildad y sin humildad no hay atención, pues sin atención no hay observación, la observación lleva a la comprensión y la comprensión a la comunión. Entonces la comunidad es posible. La libertad consciente está en la cima de toda condición.

       Tao te ching

      Tao significa camino, vía. Ching, libro sagrado. Un testamento espiritual dejado por Lao Tse. Estas enseñanzas milenarias fueron impartidas en forma verbal de maestro a discípulo para el pueblo de China porque sufrían, estaban continuamente en guerras, con la intención de dar un camino de alivio. Busca vivir en armonía con todos los seres vivientes porque todo tiene vida en el cosmos. También tomé las enseñanzas del taoísmo y las integré a las de Buda porque no se diferencian demasiado. Más bien son complementarias.

      Yo quisiera transmitirles los cinco pasos del camino elegido, sin exactitudes, pues fueron transmitidos en forma oral porque en China no existía la escritura en esa época, al menos no estaba al alcance de las personas. Pues se interpreta de esta manera:

      El movimiento es energía, es vida, es el correr. Todo lo que vive está en continuo movimiento: el agua es vapor, es nube, es lluvia. La semilla es planta, es flor, es fruto. Lo que cambian son las formas, de modo que no deben ser rígidas las formas porque la vida es un proceso y cada uno de nosotros es un proceso.

      Ser flexible y suave como el pasto tierno, no duro como un árbol viejo. Ser fluido es ser como el agua que penetra en todos los poros, como un río manso que riega las orillas y no se detiene, ya sea que vea algo hermoso o algo malo, nunca se detiene, siempre sigue su curso. Así es la humildad, es la aceptación de lo que nos toca en el curso de la vida.

      Ser conscientes con solo respirar. La vida debe vivirse a conciencia. La respiración es el sustento de la vida, con la primera respiración venimos al mundo y nos despedimos con la última. Ser conscientes es lo que nos diferencia de los animales. Si se está consciente de la respiración, no se está pensando en otra cosa. La meditación consiste en ser consciente de vivir cada minuto del presente. La mente debe dominar los deseos. Nadie hace sufrir tanto como la propia mente, y al mismo tiempo nadie puede dar más paz, gozo y bienestar que la propia mente. En lo más profundo del ser se encuentra esa serenidad que lleva a la armonía si se consigue traspasar la agitación de la superficie del pensamiento. La mente debe ser el alumno de cada uno, no el maestro.

      Tierno y puro como un niño recién nacido que no está condicionado por la sociedad. Los niños disfrutan lo que hacen y no tiene ningún propósito. El niño juega porque le da placer, sin intereses y sin prejuicios. Hasta que le enseñan a tenerlo. El proceso educativo lo condiciona ya sea por parte de los padres, de las escuelas o de las iglesias. La educación no debiera ser como vasos para llenar sino fuegos para encender. No hay más cielo ni infierno que el que está dentro de uno. El mensaje de Cristo es de amor, jamás puede castigarte. Así la vida debe vivirse cada momento con un disfrute sin más propósito que dar alegría al espíritu.

      Al final del camino haber logrado ser un hombre centrado en sus principios espirituales. Este camino eleva, centra, equilibra para llegar a ser un hombre sabio. Conectado al interior de uno mismo que se maravilla de la vida y de la magia de estar vivo.

      En la sociedad occidental, llevar una vida espiritual elevada es muy difícil. Es difícil abstenerse del consumismo y sentir que no se necesita casi nada de lo que nos ofrecen porque en ninguna de todas esas cosas radica ni mi realización espiritual ni mi felicidad. Un día, caminando por el centro me encontré un amigo. Hacía mucho tiempo que no nos veíamos y entablamos un diálogo acerca de nuestras vidas. Le comenté lo que hago en mi diario vivir y cuando terminé me dijo: vos no sos normal. Le contesté: sí, en este mundo no soy normal, pero ¿sabés una cosa? soy muy feliz. Mi amigo no tuvo respuesta.

      Me quedé pensando y pensé mucho. Y supe de mí mismo que yo soy una persona normal pero mis hábitos no son los que todos tienen. Es decir, mis comidas, mis entrenamientos, mis reflexiones, mi espiritualidad no condice con el consumismo y con el materialismo excesivo que se impone en esta sociedad. Yo no encuentro satisfacción en las cosas. Las cosas las necesito, pero no son el centro de mi vida. Pero me dije también que si vivo en Mendoza es por algo, que tengo una misión aquí. Y aquí me quedo. Porque cada copo de nieve cae en el lugar que tiene que caer. Mientras me aferro a la sabiduría del budismo y del taoísmo y a mis reflexiones diarias y al tai chi chuan. A mis entrenamientos diarios y a mis ultra maratones.

      Yo siempre me identifiqué con estos principios y cuando los conocí supe que estaban hechos a mi medida. Tratar de vivir según ellos me llena de alegría. Pues según estas creencias y que yo comparto, no somos seres humanos con experiencia divina, somos seres divinos con experiencia humana. Es decir, todo ser humano es sagrado.

       La búsqueda del tesoro.

      El tesoro más valioso está muy cerca de cada uno de nosotros. Encontrarlo nos hace afortunados: cuidar nuestro cuerpo y nuestra mente.

      El cuerpo es el templo del alma y es necesario cuidarlo lo mejor que se pueda. En primer lugar, con alimentación saludable, no contaminados con químicos. Procurar alimentos orgánicos de alto valor energético: frutas, verduras, hortalizas frescas de la temporada y del lugar.

      En cuanto a la mente, también es necesario cuidar y vigilar bien lo que entra. Procurar que los pensamientos sean positivos y como en un jardín, quitar las malezas. El universo no castiga, no bendice, no controla, el universo responde a las vibraciones que cada uno emite. Si se es feliz, si se piensa feliz, la felicidad viene, si se es negativo, la negatividad vuelve. Lo que enviamos al universo el universo nos devuelve como un eco.

      La energía es movimiento de vida que nunca se detiene. Cuando esto sucede es como el agua estancada que se pudre. Entonces el cuerpo se enferma. Este concepto es la base de la medicina china. La acupuntura es el desbloqueo de la energía. Cuando el cuerpo se mueve fluye la vida, el oxígeno, y los órganos y músculos se masajean. Es necesario moverse para mantener el cuerpo sano. Si quieres que algo muera, déjalo quieto.

      En esas tradicionales y antiquísimas culturas, saben que la longevidad se logra con tres actitudes básicas: cuerpo sano, pensamientos positivos y movimiento permanente.

      El amor es la propia existencia porque estamos hechos


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