Las fuentes que dieron origen al Nuevo Testamento. Raul Zaldivar
producida por los diferentes grupos surgidos en el PI, toca centrarnos en un área específica y toral para el NT, como son los libros deuterocanónicos.
D. Resumen
Como puede observarse, los judíos son un pueblo con peculiaridades bien propias: primeramente, tienen la conciencia de ser un pueblo único y privilegiado y de que han sido escogidos para ser depositarios de la revelación especial de Dios. En ese sentido, han desarrollado un cuerpo literario impresionante al cual nos hemos referido en este capítulo y que sintetizamos de la siguiente manera:
1.Difícilmente vamos a encontrar a un pueblo que haya desarrollado un cuerpo literario tan importante y que haya pasado la prueba del tiempo. Desde épocas legendarias, cuando los primeros miembros del pueblo de Israel comenzaron a plasmar en el papiro historias, preceptos, y tradiciones, fueron creando los MSS que iban a ser la fuente principal para la redacción de la Torah. Nos referimos a la historia de la creación que fue transmitiéndose de generación en generación hasta su redacción final o historias como las del viejo Job que datan de las épocas patriarcales, solo por mencionar algunas.
2.Justo después de la salida de Egipto, Dios se revela de una forma personal al pueblo y pide al gran caudillo Moisés que escriba, y este lo hace. Todo esto iba a ser la materia prima de lo que se conoce como la Torah. Con el transcurso de los años, fue necesaria la intervención de unos hombres llamados los יאִים Nəḇî’îm o profetas, que hablaron al pueblo en nombre de Dios y que, no solamente hablaron, sino que escribieron. Pues bien, de lo que ellos hablaron, ya sea que lo hayan registrado ellos mismos u otros lo hayan hecho, los redactores posteriores al exilio crearon un cuerpo literario que fue llamado: Los libros del יאִים Nəḇî’îm. Luego hubo en el templo una casta de individuos que fueron conocidos en la época de Esdras como los Soferim, que fueron recopilando una serie de MSS para luego redactar un grupo de libros conocidos en el judaísmo como los libros de Ketuvim. Estas tres secciones formaron el cuerpo literario canónico de los judíos.
3.Un pueblo sumamente religioso como el judío, de un alto nivel académico y acostumbrado a escribir, produjo en el PI un segmento de su cuerpo literario muy importante. A esta literatura se la conoce como deuterocanónica y pseudoepígrafe. Deuterocanónica porque no fue considerada parte del canon judío, pero útil para entender la historia y las creencias religiosas de la época, y pseudoepígrafe porque esta creó un género conocido como apocalíptico que fue provocado por la realidad política de avasallamiento que había pasado Israel, primero con los asirios, luego con los babilonios, después con los persas, griegos y últimamente con los descendientes de Alejandro, que hacía necesario una literatura que hablara de la terminación de los poderes gentiles y que Israel fuera llevada de la mano de un mesías a un lugar de prominencia política en el concierto de las naciones. En este contexto surge el libro de Daniel y todo un cuerpo literario al que se le llama apocalíptico.
Ha sido objeto de estudio todo lo relacionado a la literatura canónica, es decir, aquella literatura que era considera sagrada en el judaísmo. Como podrá observarse, un sector importante de esa literatura no es considerada como canónica por la Iglesia, y nos referimos específicamente a aquella literatura que tienen su origen en la época de Esdras, que es llamada en el NT como la tradición de los ancianos y que fue cristalizada por los sabios de Yavne en un cuerpo literario que el mundo conoce como el Talmud, el cual subsiste en nuestros días y rige la vida religiosa de un sector muy importante de los judíos actuales.
En el siguiente capítulo abordaremos aquella literatura judía que fue altamente apreciada tanto por el judaísmo como por el cristianismo, pero que no fue y no es considerada como canónica o sagrada, y nos referimos particularmente a dos sectores: la literatura apócrifa y la apocalíptica.
17. En II de Macabeos 2:13-14 leemos que Nehemías fundó una Biblioteca de literatura bíblica donde había una larga colección de libros. Aquí en esta biblioteca se preservó la literatura religiosa judía. Esto es de trascendental importancia porque fue aquí donde se gestó un movimiento literario muy importante en la vida del pueblo de Israel. Ver. Schniedewind, William M. How the Bible Became a Book. Cambridge University Press. USA. 2004. P. 182 y ss.
18. Sobre estos grupos Flavio Josefo señala: En esta época había tres escuelas de pensamiento entre los judíos, las cuales sostenían puntos de vista encontrados en relación con el acontecer humano, una de las cuales se llamaba escuela de los fariseos, otra la de los saduceos y la tercera la de los esenios… Ver Flavio Josefo. Antigüedades de los judíos. Clie, Viladecavalls 2013. P. 495.
19. También hubo dos grupos de carácter político que se opusieron tenazmente a Roma y que fueron conocidos como los zelotes, que surgieron después de la revuelta de Judas el Galileo y los sicarios. El de los Zelotes fue un grupo que surgió después del nacimiento de Cristo, justo en la época del censo romano en Judea (Hechos 5:37). Era un movimiento de carácter nacionalista bajo el liderazgo de Judas el Galileo. Su objetivo era lograr la independencia de Roma mediante la lucha armada. Para más información se recomienda el artículo “Zelote” de Alfonso Ropero en Gran Diccionario Enciclopédico de la Biblia. Clie. Viladecavalls. España 2013. P. 2661-2662.
20. La palabra “Talmud”, que literalmente significa “estudio”, designa un libro sagrado —para muchos judíos ortodoxos incluso inspirado— que recoge el conjunto oficial de la tradición y la interpretación del judaísmo. Formado por la “Mishná” (ley oral codificada en torno al 200 d.C.) y la “Gemara” (comentario a la “Mishná” recopilado entre los siglos III y VI d.C.), durante siglos ha constituido el principal signo de identidad del judaísmo y la base real de su fe y su conducta. Para todo lo relacionado con este tema se recomienda altamente a Strack, H.L., Stemberger, Gunter. Introduction to the Talmud and Midrash. Fortress Press. USA. 1996.
21. Jaffé, Dan. El Talmud y los orígenes judíos del cristianismo. Desclée Brouwer, Bilbao. 2009. Pág. 15. Al final del segundo templo, las diferentes vicisitudes a las que fueron sometidos los judíos, así como el miedo a que se olvidaran todas las enseñanzas anteriores, condujeron a la transcripción de todas estas tradiciones. En el mundo judío se sintió la necesidad de conferir a esta ley oral una legitimidad que le permitiese ser aceptada por el pueblo.
22. Este dogma fue ratificado en el Concilio de Trento para oponerse al pensamiento de Lutero que sostenía el principio de la Sola Scriptura que afirmaba que los libros canónicos eran la única norma de fe y conducta, no así la tradición de la Iglesia. Sobre este tema, el Concilio de Trento señala: … considerando que esta verdad y disciplina están contenidas en los libros escritos, y en las tradiciones no escritas, que recibidas de boca del mismo Cristo por los apóstoles o enseñadas por los mismos apóstoles, inspirados por el Espíritu Santo, han llegado como de mano en mano hasta nosotros, siguiendo los ejemplos de los Padres católicos recibe y venera con igual afecto de piedad y de reverencia, todos los libros del viejo y nuevo testamento… así como las mencionadas tradiciones pertenecientes a la fe y a las costumbres, como que fueron dictadas verbalmente por Jesucristo, o por el Espíritu Santo y conservadas perpetuamente sin interrupción en la Iglesia Católica. Ver Sesión IV Concilio de Trento. https://www.emym.org/articulos1/conciliodetrento.pdf. Visto el 17 de septiembre 2018.
23. Éxodo 24:12.
24. Citado en el midrash Halaká Behuqotay 8,12.
25. Es el ordenamiento jurídico religioso y moral de los judíos por el cual ellos rigen sus relaciones personales, sociales, nacionales, el comportamiento en situaciones puntuales, por mencionar algunos. El Halaká tiene dos fuentes principales: (1) La ley escrita (La Torah) y (2) La ley oral (El Talmud).
26. Ver Mt. 15:2 y en ese mismo sentido se expresó Mc. 7:3 y Gál.1:14.
27. El guardar la tradición oral era un motivo de orgullo para los judíos, así nos lo revela Pablo en Gálatas 1:14 cuando afirma: … y en judaísmo aventajaba a muchos de mis contemporáneos en mi nación, siendo mucho más celoso de las