Lunes por la tarde… Tomo 2. José Kentenich

Lunes por la tarde… Tomo 2 - José Kentenich


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fanatismo por el deporte

      • El encuentro: la Santísima Virgen toma hoy a esta familia

      bajo su protección especial y quiere regalarla a Dios

      • La bendición: la familia quiere llevar una vida santa en el mundo actual

      Segundo: la familia de Zacarías

      La actitud: la Santísima Virgen visita la familia; como mediadora de gracias quiere hacer mucho bien a la familia

      El encuentro: la casa de Zacarías experimenta una doble bendición de parte de Dios

      • Isabel comienza a profetizar

      • Zacarías recupera el habla

      • El niño es santificado en el seno materno

      La bendición permanente: la familia entera se convirtió en una familia santa

      San Juan Bautista se yergue ante nosotros como vigorosa figura de varón y como figura virginal de lirio grande en la riqueza interior

      • grande en la pequeñez

      • grande en la madurez

      • grande en la pureza

      En nosotros se despierta el anhelo: ¡ojalá también nuestra familia pueda engendrar vigorosas figuras de lirio como él!

      Tercero: el joven matrimonio de Caná

      La Santísima Virgen visita con el Señor a la joven familia y le presta ayuda en el apuro de no tener más vino

      También para la familia Horning vale, en virtud de la alianza de amor: en virtud de la alianza de amor: no tienen más vino.

      La Santísima Virgen asume la responsabilidad por todo al decir, una y otra vez: ¡no tienen más vino!

      Ella pone como condición: haced lo que él os diga

      La Santísima Virgen va en busca de familias que le ayuden a cumplir su gran misión

      Queremos pedir la gracia de que también nuestra familia pertenezca por entero a la Santísima Virgen

      La pequeña celebración que, sin gran apariencia exterior, nos reúne hoy en este lugar, tiene un carácter singular. Diría, casi, que tiene un carácter único.

      Basta que contemplemos con más detalle a los contrayentes de alianza que están hoy frente a nosotros y frente a la Santísima Virgen. Si los contemplamos uno por uno, encontramos que hoy tendremos una consagración de familia, una consagración mutua de familia. Esto significa que una familia entera, con hijo y todo, se consagra hoy a la Santísima Virgen, y que la Santísima Virgen sella la alianza de amor con esa familia.

      Y digo que esta consagración, esta celebración, es única, no sólo singular. ¿Qué significa esto, en la práctica? Es la primera vez que celebramos aquí una consagración, una alianza de este tipo. Es la primera vez que toda una familia se regala a la Santísima Virgen en alianza de amor.

      Considero como algo evidente que, en el día de hoy, la Santísima Virgen mire con ojos inmensamente cálidos a esta joven familia, como «cubriéndola con su sombra».

      Pienso que estaré cumpliendo un deseo de ustedes si me esfuerzo ahora por exponer un poco todo el significado de una tal consagración de familia. Y la mejor manera en que puedo y debo hacer esta exposición es internándome un poco con ustedes en la Sagrada Escritura.

      ¿Hay en la Sagrada Escritura alguna enseñanza que ilustre todo lo grande que encierra en sí una tal consagración de familia? La Sagrada Escritura no habla de consagraciones de familia. En lugar de ello, habla de visitas.

      Quisiera destacar tres visitas que aparecen en la Sagrada Escritura y, basándome en esa ilustración, explicar qué importancia tiene una consagración de familia de este tipo. ¿Cómo son las tres visitas a las que me refiero? ¿Qué familias reciben la visita?

      Se trata ante todo de la familia de Zaqueo, jefe de publicanos.

      En segundo lugar, se trata de la visita a la casa y a la familia de Zacarías.

      Y en tercer lugar, se trata de la visita a la familia y a la casa de los jóvenes esposos de Caná de Galilea.

      Tenemos, pues, tres visitas a una familia. Contemplemos un poco estas tres visitas con una mirada muy serena.

      Comenzamos por Zaqueo. Tres son los pensamientos que queremos considerar aquí brevemente.

      Primero, consideramos el tema,

      preguntamos después por la interpretación del sentido,

      y en tercer lugar por la bendición.

      El Señor pasa junto al árbol, mira hacia arriba, ve a Zaqueo y, entonces, le dice: Zaqueo, baja, que hoy quiero hospedarme en tu casa. La masa del pueblo que lo rodea se admira. ¿Cómo es posible que ese Salvador se hospede en lo de un pecador?


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