Padres Fieles. Stuart Scott

Padres Fieles - Stuart Scott


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identificar con la imagen de un bebé deseando la leche de su madre.

      La tercera ilustración en el Nuevo Testamento es uno que el apóstol Pablo usa en la primera carta a los Tesalonicenses. En este libro Pablo está defendiéndose ante falsas acusaciones que han puesto en juicio sus motivaciones al predicar el evangelio. Pablo tenía de testigo a Dios para decir que él, “nunca [usó] de palabras lisonjeras…, ni [encubrió] avaricia… ni [buscó] gloria de los hombres” (1 Tes. 2:5– 6, adaptación añadida). Más bien, el modo de ser de Pablo fue manso y tierno, teniendo a los Tesalonicenses en muy alta estima.

      Antes fuimos tiernos entre vosotros, como la nodriza que cuida con ternura a sus propios hijos. Tan grande es nuestro afecto por vosotros, que hubiéramos querido entregaros no sólo el evangelio de Dios, sino también nuestras propias vidas; porque habéis llegado a sernos muy queridos. (1 Tes. 2:7–8)

      Pablo usa la ilustración de una madre que cuida tiernamente de sus hijos. Ellos son muy preciados para ella y siente gran afecto por ellos. Las madres en todo el mundo comprenden sin dificultad cual es el amor y cariño que siente una madre lactante.

      En Tito capítulo dos, Pablo subraya la importancia del cuidado tierno de una hacia sus hijos. Allí enseña que las mujeres mayores deben enseñar, “a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos . . .” (Tito 2:3–4). Este amor de tipo filos implica tener un afecto tierno que atesora. Un bebé debe ser apreciado y amado por su mamá.

      Dudo que una madre o un padre puedan darle a su bebé demasiados abrazos, besos y sonrisas tiernas. Zondra, la esposa de Stuart, recuerda que mientras en su regazo cabían sus dos hijos, Christa y Marc ella tomaba el tiempo de mecerlos y cantar con ellos. Cantaban una tierna canción que ella había escrito. La letra de la canción es: “Mami ama a Christa (o Marc) . . . Christa (o Marc) ama a Mami… se mece, mecen todo el tiempo…,” y así continuaba mencionando el amor de Papá y el amor de Jesús también. Zondra amaba y atesoraba tiernamente a sus bebes. (¡Y ahora Christa ama y atesora tiernamente a su propio bebé!)

      Debemos amar y cuidar tiernamente de nuestros bebes. Es por eso que también debemos amarlos tanto como para “criarlos en la disciplina y la amonestación del Señor” (Ef. 6:4).

      Disciplinando a los Recién Nacidos

      Que los bebés no puedan hablar no es razón para creer que no tienen la capacidad de escuchar y obedecer. Siempre son capaces de comprender más de lo que pueden expresar verbalmente. Es por eso que los padres desde el comienzo deben enseñar a sus bebés el significado de “no”.

      Enseñe a su bebé a responder a la voz suya cuando le habla en un tono normal. Cuando el bebé intenta agarrar algo que no debe tomar en sus manos dígale calmadamente, “no” y retire la pequeña mano del objeto. Si persiste, dele una péquela “palmada” (Esto se explica más tarde en este capítulo).

      Los padres también deben disciplinar a sus recién nacidos cuando manifiestan actitudes pecaminosos. Esto raramente sucede y si tiene dudas, es mejor equivocarse optando por mostrar misericordia y dar lugar a pensar bien de su precioso bebé. Cuando un bebé demuestra una actitud pecaminosa frecuentemente se hace por medio de un llanto airado acompañado del gesto físico de lanzar su cabeza hacia atrás y retorcer su espalda. Todo esto debido a que no pudo tener lo que quería. Con calma dígale, “No, no le permitiré hablarme de esa manera,” y si no se calma de una vez, dígale “No,” y dele una pequeña “palmada.”

      Aplique la palmada con la mano y antes de dar la palmada a su bebé, dese la palmada en la parte superior de la mano para confirmar que no va a usar demasiada fuerza. Por lo general son dos o tres “palmaditas” para los bebés, haciendo contacto los dedos suyos con las manos de ellos o gordura de sus pequeños muslos. Su intención es solamente sorprenderlos, pero si persisten en desobedecer o en una actitud pecaminosa tal vez sea necesario aplicar la “palmadita” con un poquito más de fuerza.

      Algunas personas dicen que no se debe castigar a los hijos usando las manos ya que ellos tendrían temor de sus manos cuando vayan a abrazarlos o alzarlos. No estamos de acuerdo con esa perspectiva porque un hijo que tiene temor de la mano de su padre o madre, o a movimientos abruptos de estos, probablemente está reaccionando a comportamiento previo que sus padres hayan tenido cuando respondieron y golpearon airadamente a sus hijos. Su mano es la manera más segura de saber si está reaccionando más de la cuenta o dando palmadas demasiado fuertes. ¡Si la ira que siente es pecaminosa, no castigue a un hijo de ninguna de edad! Es necesario que usted controle las emociones propias antes de disciplinar a su hijo. Si para controlar sus propias emociones es necesario dejar pasar un tiempo antes de poderle dar una palmadita a su hijo, no lo castigue. Un recién nacido no podrá relacionar lo que hizo hace treinta minutos y lo que está ocurriendo ahora.

      Cuando Anna, la hija de Martha, tenía seis meses de edad descubrió la dicha de poder darse vuelta. Se convirtió en experta haciéndolo y lo hacía muy rápidamente acompañado siempre de una sentida risa. Un día Anna comenzó su demostración de destreza para darse vuelta mientras que Martha intentaba cambiarle el pañal. Martha volvió a girar a Anna y le dijo, “No, debes permanecer quieta.” Martha recuerda que esto sucedió unas diez veces seguidas. No debió de haber durado tanto pero Martha al fin se dio cuenta que Anna estaba desobedeciendo y la giró una vez más, le dijo, “No,” y le dio una pequeña palmadita en el gordo de su pequeño muslo. ¡Anna nunca volvió a tener ese comportamiento! Ella lloró y también lloró Martha.

      Cuando tenga dudas en cuanto a la disciplina de un bebé, siempre opte por tomar la decisión equivocada y ser más misericordioso. Aplique una “palmadita” solamente cuando tenga seguridad para hacerlo. En oración pídale sabiduría a Dios. Muchos padres nos dicen que no disciplinan a sus bebés porque creen que “él no tiene la suficiente edad para comprender.” Eso es verdad, pero es por medio de la disciplina y la instrucción que van a aprender a obedecer y entender lo que en verdad significa, “no”. Ahora demos atención al tema de la instrucción en el Señor.

      La Instrucción en el Señor

      Hable con su bebé con frecuencia desde el comienzo de su pequeña vida. Sonríe y sea expresivo. Nunca es demasiado temprano para que un niño vea la alegría que sienten sus padres cuando le hablan del Señor y su bondad.

      No es demasiado joven para que le lean libros, sobre todo cuando un bebé está próximo a cumplir un año de vida. Libros sencillos con cuadros maravillosos a color estimularán su mente en la medida en que va madurando en entendimiento. Puede usted, incluir libros sencillos acerca de Dios y nuestro señor Jesucristo. Su hijo prestará atención durante muy corto tiempo, tal vez solamente un minuto o dos, pero aparte el tiempo y haga el esfuerzo.

      Enseñe a su bebé a orar antes de comer los alimentos. Algunas familias se toman de las manos, pero sea o no esta su costumbre, su bebé puede aprender a estar en quietud y a escuchar durante unos segundos mientras usted da gracias al Señor por los alimentos.

      Cante a sus pequeñitos “salmos e himnos y cantos espirituales” mientras está “alabando al Señor en su corazón” (Ef. 5:19). ¡Muchas veces el canto de una madre alabando al Señor calmará el corazón de un bebé quisquilloso y el corazón de una madre quisquillosa! Sin duda, la mamá que se deleita en el Señor traerá gozo al corazón de cualquier bebé aún cuando no tenga edad para comprender el significado de ello todavía. Si usted no conoce cantos cristianos y sencillos para niños, solicite al director del ministerio de niños que le de algunas sugerencias u obtenga un CD que contenga cantos acerca de Dios. Aprenda los cantos para que usted pueda enseñar a su hijo.

      Imparta instrucciones sencillas y claras. Por ejemplo, “Obedezca a mamá y ven acá,” toda vez que a su bebé le extiende sus brazos. Otra instrucción clara es simplemente, “No,” mientras va retirando la mano del bebé de la toma eléctrica. Dentro de poco tiempo su bebé relacionará lo que usted dice con la obediencia. Sea paciente y amable al cuidar de su bebé. El cuidado de un recién nacido es muchas veces, puro amor ágape. Verdaderamente es una “obra de amor” a media noche o cuando usted se siente mal. Si llega sufrir por falta de sueño pida ayuda.

      Cuando los padres están


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