Padres Fieles. Stuart Scott

Padres Fieles - Stuart Scott


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escribió una carta a la iglesia de Corinto en la cual alababa a Dios diciendo, “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación. . .” (2 Cor. 1:3, énfasis añadido). Con frecuencia uno de los primeros versículos bíblicos que los niños aprenden es Juan 3:16

      Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. (Juan 3:16, énfasis añadido)

      Se podría decir muchísimo más en cuanto a cómo es Dios, pero con frecuencia aún los niños más grandes y los adolescentes no conocen las verdades más básicas en cuanto al carácter de Dios. Necesitan recibir instrucción. De lo contrario no vivirán en asombro reverente de él. Hemos mirado algo de cómo es Dios, pero, ¿Qué diremos del hombre? ¿Qué enseñan las Escrituras en cuanto a cómo es el hombre?

      ¿Quién es el hombre para que tengas

      de él memoria?

      El hombre fue creado sin pecado antes de la caída. Debía adorar a Dios, reflejar su gloria, servirle, y proclamar su majestad. Fue creado para que Dios lo amara, cuidara, bendijera, satisficiera y consolara, y para que caminara a diario con él. Considere los siguientes versículos:

      “Ahora, pues, Israel, ¿qué pide Jehová tu Dios de ti, sino que temas a Jehová tu Dios, que andes en todos sus caminos, y que lo ames, y sirvas a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma.” (Deut. 10:12)

      “Me mostrarás la senda de la vida; En tu presencia hay plenitud de gozo; Delicias a tu diestra para siempre.” (Sal. 16:11)

      “¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra. Mi carne y mi corazón desfallecen; Mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre.” (Sal. 73:25–26)

      “Alaben la misericordia de Jehová, Y sus maravillas para con los hijos de los hombres. Porque sacia al alma menesterosa, Y llena de bien al alma hambrienta.”(Sal. 107:8–9)

      “Por tanto, Jehová esperará para tener piedad de vosotros, y por tanto, será exaltado teniendo de vosotros misericordia; porque Jehová es Dios justo; bienaventurados todos los que confían en él.” (Isa. 30:18)

      El hombre fue creado para vivir en comunión cercana con su Creador, pero cuando el pecado entró en el mundo las cosas cambiaron drásticamente.

      Nuestro Pecado es Peor que lo que Creemos

      Sencillamente, el pecado es quebrantar la ley de Dios. El apóstol Juan lo explicó diciendo, “es infracción de la ley” (1 Juan 3:4).16 Comenzó cuando Satanás, quien fuera un ángel creado por Dios, se rebeló contra Dios. Satanás fue lanzado fuera del cielo y luego en con artimaña engañó a Eva para que comiera la fruta del árbol prohibido. Como si fuera poco, llevó la fruta a Adán, y aunque Adán sabía muy bien cuál sería la consecuencia de lo que hacía, el también comió. El pecado es como una enfermedad sin restricción: contagia.

      “Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron.. . . ” (Rom. 5:12). La Biblia presenta a los hombres como pecadores “. . . como ovejas, cada cual se apartó por su camino. . .” (Isa. 53:6).

      Cada hombre, mujer y niño es responsable por la decisión que ha tomado de pecar y por ello está separado de Dios, porque Dios es santo. En Jeremías 31:30 leemos claramente que “cada cual morirá por su propia maldad.” Las Escrituras también enseñan claramente que nuestras “iniquidades han hecho división entre [nosotros] y [nuestro] Dios.” (Isa. 59:2, adaptación añadida). Dios no puede ignorar que él es santo, por lo tanto su ira está sobre todos los que no son redimidos; y la muerte y el juicio y el infierno son los resultados del pecado. El autor de Hebreos explica, “…está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio. . .” (Heb. 9:27). El pecado afecta todo aspecto de nuestra vida—mente, voluntad, emociones y cuerpos físicos. Esto es lo que los teólogos llaman la depravación total. Por la gracia de Dios, la depravación total no quiere decir que cada ser humano es tan malo como pudiera ser. Lo que sí quiere decir es que todo ser humano peca y justamente merece recibir la ira de Dios. Tristemente, nuestro pecado es peor de lo que creemos que es, pero la otra cara de la moneda es que la gracia de Dios es más maravillosa que lo que podemos comprender (Rom. 5:20).

      Gracia, Gracia, Maravillosa Gracia

      A los niños hay que enseñarles con claridad, que no hay algo que pueden hacer para librarse a si mismos de la ira de Dios. No interesa que tan buenos se creen, o que tan especiales se creen, la norma de Dios es completa santidad. Por más que se esfuercen, no podrán ser perfectos, ¡ni siquiera si son criados en un hogar cristiano! Podrán ser muy dulces por fuera, pero aún tienen un corazón depravado y egoísta que necesita recibir la gracia de Dios. Todo niño necesita un Salvador que los limpie del pecado y les de la justicia perfecta de Dios. Aquel Salvador solo puede ser el Señor Jesucristo, el Cordero perfecto, sin mancha, quien vino al mundo a “dar su vida en rescate por muchos” (Marcos 10:45). Cristo llevó sobre sí nuestros pecados al caer sobre él la ira y el castigo que merecemos. La deuda por el pecado fue cancelada por completo a favor de los que creen. “Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu. . .” (1 Pedro 3:18).

      Solamente Dios-hombre que fue sin pecado y no mereció morir o ser castigado por el pecado, pudo satisfacer la ira del Padre. Solamente Cristo tuvo la justicia perfecta que necesitamos nosotros si hemos de ser aceptados por Dios. La resurrección de Jesús de entre los muertos fue prueba que él era quien decía ser y que a través de su muerte él había logrado lo que dijo que lograría. La obra estaba concluida y la ira de Dios aplacada. Ahora Dios ofrece reconciliación por gracia, por medio de la fe en Cristo únicamente. Podemos ser “… acercados [a Dios] por la sangre de Cristo” (Ef. 2:13, explicación añadida).

      Si la única manera en que podemos ser acercados a Dios es por medio de Cristo, entonces los padres que sean sabios tendrán cuidado de no sugerir que sus hijos ya se encuentran en comunión con Dios, antes de que ellos hayan respondido al evangelio (2 Cor. 5:11–21). Los mismos padres tampoco inquietarán a sus hijos más pequeños con la dura realidad de su estado de perdición hasta cuando sean capaces de entender las verdades del evangelio. Sin duda, aún los niños que no han sido salvos pueden ser instruidos a reconocer, alabar, y agradecerle a Dios por ser quien él es y por la gracia común que él les demuestra (Psa. 150:6).17 Sin embargo, esto no se debe confundir con lo que es una relación reconciliada con Dios por medio de Cristo. Por lo general, permita que sus hijos primero sean testigos de la relación suya con Dios antes de que respondan al evangelio para que puedan ver lo que Dios desea para la vida de ellos en el caso que sean salvos.

      Al ser salvo, el creyente es declarado por Dios perdonado de todos sus pecados (Col. 2:13). Él también promete la esperanza segura del cielo, solamente por medio del Señor Jesucristo. (1 Pedro 1:3–4). “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:12). La fe que verdaderamente salva es una transferencia de confianza en uno mismo a depositarla en Cristo exclusivamente. Implica sentir tristeza piadosa y arrepentimiento que aleja del pecado y por siguiente, impulsan a amar, confiar, someterse, y andar en pos del Señor Jesucristo.

      Este cambio fue ilustrado en la vida real cuando el Señor me salvo a mí (Stuart). Yo había sido un adolescente rebelde y había escogido estudiar como interno en una escuela cristiana en otro estado antes que vivir en casa con padres que eran temerosos de Dios. Tan pronto como Dios me salvó, me entristeció mucho la manera en que yo había ofendido a Dios y maltratado a mis padres. Resolví entonces, viajar pidiendo aventón hasta la casa de mis padres (recorriendo parte del camino en un vehículo recolector de basuras), y para sorpresa y dicha de mis padres, les pedí que me perdonaran. Verá que la evidencia de que alguno ha sido salvo no es solo una oración que se ha rezado, sino un corazón que se ha alejado del pecado para seguir a Cristo y por la gracia de Dios, sigue perseverando “…para


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