Padres Fieles. Stuart Scott

Padres Fieles - Stuart Scott


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preguntas respecto a lo que hasta ahora ha leído. Es por eso que hemos titulado la siguiente sección . . .

      ¿Pero, y Qué Me Dice De… ?

      ¿Qué me dice de la urgencia de ser salvo? La salvación es de suprema importancia pero aunque así es, todavía no es debido que presionemos a los pequeños a que hagan una “decisión” de aceptar a Jesús. Si de todas maneras usted ejerce esta presión es muy probable que estará promoviendo que se haga una profesión de fe mal informada o interesada. Estamos invitando a los niños a ser salvos cuando les enseñamos lo que ello quiere decir (Hechos 16:31–32), y aún entonces, el que ellos comprendan y tengan fe depende de la obra de Dios en ellos.

      Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, [él] les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios. (Juan 1:12–13, [énfasis añadido)

      Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia [él] nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero. (1 Pedro 1:3–5, énfasis añadido)

      Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día. (Juan 6:44)

      Podemos estar seguros que en el debido momento Dios salvará a los que escogió y ninguno de los escogidos se perderá (Ef. 1:4). El Señor Jesucristo lo dijo de la siguiente manera, “Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera” (Juan 6:37, énfasis añadido). En lugar de presionar a sus hijos a que se comprometan, enseñe y declare el evangelio a sus hijos. Por supuesto los padres cristianos deben ser “embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de [ellos]” (2 Cor. 5:20, adaptación añadida).

      ¿Pero, qué me dice de los niños que hace profesión de fe pero no viven de acuerdo a la profesión hasta años después cuando se “consagran nuevamente” al Señor Jesucristo? Con frecuencia escuchamos testimonios por este estilo: “Durante una clase de escuela dominical alcé mi mano o pasé al frente cuando era niño; de haber muerto habría ido al cielo. Luego, siendo adolescente, consagré nuevamente mi vida al Señor y mi vida cambió.” Hay un problema con esta manera de pensar y es el siguiente: Las Escrituras no enseñan algo parecido a esa experiencia. (Tito 2:11–14). Lo que ha descrito la persona como una nueva consagración es lo que la Biblia dice ser la salvación.

      De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. (2 Cor. 5:17)

      ¿Pero, qué me dice de un niño que hace una clara profesión de fe y su vida si comienza a cambiar? Aunque eso sea cierto, no deje de evangelizar para dedicarse solamente al discipulado. Aún el disciplinar a su hijo debe ser orientado hacia el evangelio. Las profesiones de fe que se hacen a tempranas edades son en gran parte debidas a la comprensión infantil de los niños, pero también a que no han sido probados en su fe (1 Pedro 1:6–7). Los padres no deben dejarse convencer de la profesión de fe de sus hijos si el hijo por lo general, no está perseverando en la fe y la obediencia a los mandamientos de Dios.

      A la vez, aunque es de entenderse el porqué puede haber dudas en cuanto a la salvación de ellos, tenga cuidado de no apresurarse en pasar juicio al respecto, o de hacerlo frecuentemente, ya que su duda puede resultar en frustración para ellos.

      Recordemos como Jesús enseño la parábola del trigo (representación de los creyentes) y la cizaña (representación de los no creyentes). El amo (representación del Señor Jesús), juzgará a fin de cuentas, quién es, y quién no es cristiano. (Mat. 13:24–30). Con frecuencia nos es imposible juzgar el fruto. Hay momentos en nuestras propias vidas cuando tampoco habrá sido evidente que éramos salvos. Más bien, observe la manera habitual de vivir a diario (la filmina de la vida de cada cual). Al menos debemos ser de ánimo para el niño en cada paso espiritual que tome, sin presumir y sin asegurarles que son salvos. (Mat. 7:17–23). Ya sea que usted cree que son salvos, o no lo crea, continúe enseñando acerca de todos los aspectos maravillosos del evangelio. ¡A la vez, por supuesto, no deje de discipular a los niños que profesan ser cristianos!

      ¿Pero, qué me dice de criar a un niño que no es creyente? La verdad es que todo padre cristiano comienza con hijos que no son creyentes. De hecho, es posible que los padres tomen el papel de evangelistas todos los años de crianza de sus hijos. Los padres aún así son responsables de enseñar a sus hijos en cuanto a las normas santas y supremas de Dios. Con frecuencia, niños que no son creyentes y que han sido criados bajo principios cristianos tienen mayor dominio propio y son de mejor carácter que un niño mimado y falto de instrucción. Siendo así, les irá mejor en la vida y es probable que serán más atentos a la instrucción que usted les dé. ¡Esto se deberá a la gracia común de Dios en la vida del niño y no olvide, también en la vida de quien lo cría!

      ¿Pero, qué me dice de, “Instruye al niño en su camino, Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él” (Prov. 22:6)? ¡Seguramente, dirá usted, esta es una garantía de Dios! Recuerde, los proverbios no son promesas invariables de Dios, sino verdades generales. Por ejemplo, por lo general, “La dádiva en secreto calma el furor,” pero no siempre (Prov. 21:14). Por lo general, “La gloria de los jóvenes es su fuerza,” pero no todos los jóvenes son fuertes (Prov. 20:29). Y por lo general, “Instruye al niño en su camino, Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él,” pero sabemos que algunos sí se apartan. Se puede interpretar Proverbios 22:6 de varias maneras. Algunos creen que se refiere a hábitos o a llevar un rumbo sabio o insensato en la vida. Otros creen que se refiere a la inclinación o tendencia del niño. Pero no hay duda que es una verdad general, no una promesa invariable.

      ¿Pero, qué me dice de, “pero yo y mi casa serviremos a Jehová.” (Josué. 24:15)? El discurso apasionado de Josué se dirigió a los hijos de Israel llamándolos a volver de los ídolos para servir a Dios. El no podía decretar que toda persona en su propia casa sería salva, ni mucho menos que toda persona en la nación de Israel sería salva. La declaración de Josué apuntaba a que en la medida en que el pudiera ejercer influencia sobre quienes lo rodeaban, iba a servir a Dios y enseñar a los de su propia casa a hacer lo mismo.

      ¿Pero, qué piensa con respecto a que “no es justo si Dios no salva a mis hijos, sobre todo después de lo mucho que me he esforzado.” Este conflicto en cuanto a la equidad de Dios no es nada nuevo. Algunos en la iglesia de Roma también se preguntaban que hacía Dios. El apóstol Pablo sintió “gran tristeza y continuo dolor en [su] corazón” debido a que no todos los Judíos; sus parientes según la carne, serian salvos (Rom. 9:2). Sin embargo, la tristeza de Pablo no equivalía a dudar de la bondad de Dios y su derecho a gobernar sobre su creación. Pablo usa como ejemplo, que Dios escogió dar su bendición especial a Jacob, en lugar de seguir la costumbre de escoger al primogénito de Isaac, Esau. También usa como ejemplo, los propósitos que tuvo Dios para poner a Faraón en su puesto de autoridad. No fue para salvarlo sino para demostrar su poder a través de él y para que el nombre de Dios “sea anunciado por toda la tierra” (Rom. 9:17). De la manera como el alfarero tiene el derecho de moldear la arcilla como le place, Dios tiene el derecho y “de quien quiere, tiene misericordia, y al que quiere endurecer, endurece.” (Rom. 9:18). Todos debemos humillarnos ante nuestro Dios y soberano creador, sabio y perfecto en su bondad, ya que no distinguimos el fin del comienzo de las cosas ni todo lo que Él piensa.

      ¿Qué puede hacer si tiene más preguntas o si necesita orientación adicional para poder entender y presentar las verdades del evangelio? Hemos incluido más información en un amplio bosquejo del evangelio que encontrará en el Apéndice A. Por ahora vayamos a la pregunta, “Por la gracia de Dios creo que mi hijo ha recibido salvación. ¿Ahora qué?

      La Santificación del Niño

      Un niño que “está en Cristo es una nueva creación. Las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas


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