Guia para vender más con videos. Ariel Carlos Fiminela
y brindaba una experiencia colectiva. Ahora sí iba tomando forma. Muchas personas a la vez podían disfrutar una película. Era un concepto totalmente nuevo.
Los hermanos Lumière empezaron a crear sus primeras películas, que solían ser de un minuto de duración (¡justo para Instagram, ja!). El cine estaba comenzando y, junto con él, una gran cantidad de historias, un nuevo arte que se asomaba para protagonizar el nuevo siglo y también, una nueva forma de hacer publicidad.
Y hablando de publicidad, como era de esperarse, las marcas no tardaron en aprovechar el furor del cine para emitir los primeros comerciales y llegar al público. La imagen en movimiento era una revolución, y comenzó a evolucionar sin parar hasta hoy.
A mediados del siglo XX, se sumó la televisión, que ganó protagonismo, y los comerciales emitidos a través de ella lograban cada vez más efectividad que los spots que se emitían en la radio (el medio masivo por excelencia de la época).
Saltando muchos (o muchísimos) años más, con el nuevo milenio –más precisamente, en el año 2005– nace YouTube, y todo el mundo audiovisual vuelve a revolucionarse. Las marcas comenzaron a tomar en cuenta esta plataforma para publicitar sus productos y servicios a través de adaptaciones de los comerciales que estaban rotando en televisión.
Varios años más tarde, el mundo empieza a conocer redes sociales que tendrían un éxito impensado y lo cambiarían todo: Facebook, Instagram, Twitter... Estas plataformas y tantas más notaron el potencial audiovisual en YouTube y no tardaron en incorporar opciones para subir y consumir videos.
Las ventanas se abrieron de par en par para que todas las marcas pudieran mostrarse al mundo. Incluso, fue mucho más fácil para las pequeñas empresas competir contra gigantes como Coca-Cola o McDonald’s, puesto que en internet hay lugar para todos. Tener dinero es importante, sí, pero cuántos anuncios creativos hemos visto que, con muy poco presupuesto, se hicieron virales y llegaron a miles y miles de personas, solo con creatividad.
Muchas personas se animaron a ponerse frente a una cámara y, desde el living de su casa, tuvieron la posibilidad de hacerse famosas o reconocidas por una comunidad de seguidores. Los quince minutos de fama que todos tendrían, según Andy Warhol, ya no eran ciencia ficción. Algunos vloggers o youtubers crecieron tanto que facturan actualmente millones de dólares gracias a internet, incluso sin llegar a la mayoría de edad (ni hablar, los gamers...). ¡Cómo me gustaría que los hermanos Lumière hubieran visto todo esto!
Pero esta historia no termina acá. Tal vez esté comenzando o, más bien, siga evolucionando sin parar. Los videos e internet son una herramienta muy poderosa que está al alcance de tu mano –literalmente– si es que tenés un smartphone cerca (comparo nuevamente el cinematógrafo y el teléfono celular y me parece increíble).
Ahora sí, te propongo que abras tu mente para recibir nuevas ideas y utilizar el video a tu favor. El objetivo de este libro es que, a medida que avances, puedas pensar en nuevas formas de publicitar tus productos o servicios; conocer más sobre esta herramienta que empezó a sonar por todos lados, video marketing, y que aprendas a utilizar estos tips para conectarte con tu público y tu comunidad.
La palabra “disruptivo” está de moda
Tomando la definición académica, una disrupción es una alteración de las reglas del juego del mercado. Ser disruptivos es más que innovar. Innovar tiene que ver con mejorar un modelo ya existente, pero ser disruptivos significa romper drásticamente con el modelo establecido y crear algo totalmente nuevo.
Por ejemplo, Uber es una empresa disruptiva; ha generado un cambio tan radical en el servicio al punto que los jóvenes han sustituido la frase “Voy a tomar un taxi” por “Voy a pedir un Uber”. Hasta el nombre le cambian. Crearon un servicio tan atractivo que abandonamos la forma anterior de consumirlo y nos adaptamos a un nuevo modelo.
Hoy debemos tener la mente abierta para ser disruptivos porque, en caso contrario, desaprovecharemos las posibilidades que nos ofrecen las nuevas tecnologías y nos quedaremos fuera del mercado. Y el marketing no está exento de esto.
El camino no es tan simple; requiere planificación, paciencia, perseverancia y ganas de mejorar. Incluso, requiere una actualización constante, ya que este mercado es muy dinámico. ¡Eso es lo que lo hace apasionante! Las posibilidades de innovar o de ser disruptivos están siempre al alcance de tu imaginación. Es una era fantástica para crear y hacer marketing. Tenemos cantidad de herramientas al alcance de la mano.
Bien, nos vamos metiendo en tema...
¿Por qué el video crece tanto en las redes?
El video es lo más parecido a la vida real. Es un conjunto de imágenes en movimiento que permiten transmitir emociones, generar confianza, contar historias, mostrar los gestos y oír los distintos tonos de voz de los protagonistas. El video es la herramienta ideal para comunicar un mensaje completo, informar, entretener y generar impacto en pocos segundos.
Por otro lado, el uso de videos mejora nuestro SEO. ¿Qué es el SEO? Es nuestro posicionamiento en los motores de búsqueda, fundamental para que nos encuentren en la web.
La mejor parte es que todos podemos hacer videos. Hasta hace muy poco tiempo, tener una cámara de video era un privilegio. Yo mismo recién pude acceder a una en el último año de mi carrera universitaria… Antes, para poder aprender, ¡había que alquilar la cámara, el micrófono, las luces y la isla de edición!
Hoy contamos con el smartphone, que ya no es un simple teléfono, sino una pequeña computadora con mil funciones, cuyas cámaras son de mejor calidad que muchas cámaras de video de hace solo pocos años. Es decir, tenemos una cámara de video a disposición las veinticuatro horas.
Tenemos con nosotros una herramienta potente de venta, de un tamaño tan pequeño que cabe en nuestro bolsillo. Saber utilizarla es clave para potenciarnos. El único techo será nuestra creatividad y nuestra dedicación. Aunque, desde ya, que si queremos producir videos más profesionales, necesitamos más que un smartphone: más conocimientos y mejor equipamiento –ya vamos a hablar de todo eso–, pero desde sí pueden hacerse cosas geniales en redes sabiendo utilizar bien un teléfono celular.
Este cambio de costumbres y de posibilidades nos lleva a tener que derribar mitos, tales como que el video es costoso o que solo sirve para promocionar negocios online. Nada de esto es verdad. O al menos, no es una verdad absoluta. Realizar un video ya no es costoso, y cualquiera podría apalancarse con la producción de videos. A lo largo de mi carrera, he hecho videos para médicos, abogados, especialistas en inversión financiera, artistas y empresas de todo tipo. Hoy en día, mostrarte en las redes es sinónimo de mostrarte al mundo, y el video genera un engagement (conexión) más potente que un texto o una foto.
Habrá que encontrar el tono, el estilo y saber cómo dirigirse a tu público. Hay que aprender este nuevo lenguaje –y digo “nuevo” porque todo esto no solo es reciente, sino que se renueva todo el tiempo–. Es importante conocer el lenguaje audiovisual clásico y saber adaptarlo a los tiempos y formas que nos dictan las nuevas tecnologías para entender lo que estamos haciendo y contar con una “caja de herramientas” más variada a la hora de crear videos. En este contexto extremadamente dinámico, es necesario estar aprendiendo continuamente a fin de innovar y generar resultados.
Sigmund Freud decía que para ser un buen psicoanalista no solo era importante contar con los conocimientos necesarios de psicología, sino también conocer de música, literatura, matemática y mitología, entre otras cosas. Llevando esta idea a nuestro terreno, un realizador audiovisual o productor de videos no solo debe conocer acerca de cámaras y software de edición para hacer bien su trabajo, sino que también debe adquirir distintos conocimientos sobre psicología, lenguaje corporal, música, storytelling, tecnología, vestuario, historia, ¡y podría seguir! Todos los conocimientos suman a la hora de crear un producto audiovisual efectivo. Para verlo de manera más gráfica, te comparto una imagen con algunos “ingredientes” que componen un producto