Manual profesional del masaje. Jesús Vázquez Gallego
terapéutico, es la aplicación de calor suave por medio de diversos procedimientos: bolsas de arena o de agua caliente, hydrocollator, parafangos, diatermia de alta frecuencia (según preferencias). Se coloca sobre la zona a tartar por espacio de 10-15 minutos a fin de que la vasodilatación consiguiente mejore la circulación y la relajación de los músculos contractura dos.
ELEMENTOS BÁSICOS | |
Extrínsecos(del médico) | |
Intrínsecos(opcionales del terapeuta) |
CUALIDADES DEL MASOTERAPEUTA
No todo el mundo puede ser masajista, del mismo modo que no todo el mundo tiene cualidades para la música o la pintura. Las cualidades artísticas son algo con lo que se nace. Y el masaje, en definitiva, es UN ARTE y como tal sólo podemos depurarlo.
El masajista debe tener unas cualidades psicológicas especiales. Debe saber “comunicar”, “percibir”. Además de tener una sólida preparación científica y técnica, debe poseer “intuición” y “creatividad”.
Sus manos deben cumplir una serie de requisitos y habilidades:
• Elásticas, fuertes, ágiles, ligeras, blandas y no sudorosas.
• Aptas para los movimientos, sin limitaciones en el miembro superior (juego hombro-muñeca-mano). Un terapeuta con problemas cervicobraquiálgicos u otra patología del miembro superior estará muy limitado para ser un completo masajista.
• Los pulpejos de los dedos deben ser redondos, hábiles y sensibles a las variaciones tensionales de los tejidos que palpan, para apreciar de esta forma lo que tienen debajo.
• En general las dos manos deben tener la sensibilidad suficiente para “sentir” al paciente (“manos que piensan”).
• Las muñecas fuertes. Si presentan dolor por las largas sesiones, será necesario vendarlas, aunque de esta forma perderán parte de su flexibilidad y agilidad.
• Las dos manos deben trabajar de manera rítmica, uniforme, combinada y coordinada. Unas veces de manera simétrica, otras asimétrica y otras alternante, pero siempre acoplándose a las prominencias y “altibajos” del cuerpo que se masajea.
• En general la utilización de una sola mano no es aconsejable, salvo en técnicas especiales como automasaje, masaje reflejo podal o fricción transversa profunda de Cyriax.
• Las manos del terapeuta deben permanecer siempre en contacto con el paciente. Para éste es conveniente no interrumpir el contacto físico a fin de evitarle la sensación de abandono o distracción. Incluso cuando es necesario aplicar nuevamente una crema, aceite, talco o cambiar de posición, una mano debe permanecer en contacto con el cuerpo del paciente. El sentido del tacto debe ser la vía de comunicación más eficaz entre paciente y terapeuta.
• Las manos deben “sentir” a lo largo de una sesión de masaje cómo el paciente se va relajando a medida que se libera de la tensión y el estrés, y se alivia el dolor.
• Las medidas higiénicas de aseo y lavado de manos serán tenidas en cuenta de manera escrupulosa.
• Las uñas estarán cortas, bien limadas y limpias.
• Los dedos estarán totalmente libres, no llevarán aros, anillos ni otros objetos de adorno.
Es fundamental que el masajista tenga buenos conocimientos de anatomía palpatoria. Debe aprender a palpar los distintos tejidos y zonas del cuerpo con destreza y habilidad. Al ejercitar la palpación también se mejora la sensibilidad y el tacto. La palpación se llevará a cabo a distintas profundidades, con distintas presiones más o menos intensas, según la profundidad y la consistencia de los tejidos a explorar. Es indispensable una correcta y completa palpación antes de la sesión de masaje. Debe realizarse con suavidad y precisión antes de utilizar cremas y lubrificantes.
En la mayoría de los casos al realizar las maniobras de palpación el masajista entrenado ya llega a conclusiones sobre el estado de la piel (seca, húmeda, grasienta, con antiguas cicatrices, poco desplazable), así como sobre la existencia en la piel de alguna lesión patológica a tener en cuenta: cicatrices adheridas o dolorosas, verrugas, melanomas, escamas, eccemas, nódulos. También la temperatura, la sensibilidad, el dolor, la existencia de edemas, puntos gatillo y zonas alteradas al palpar serán valiosos datos que se han de registrar. Todos ellos son alteraciones que se podrán percibir con una buena exploración palpatoria.
Al margen de los conocimientos anatómicos y el dominio de las técnicas que se van a aplicar, una buena ayuda la constituye conocer los puntos acupunturales y podales más importantes, ya que, al trabajarlos y hacer circular la energía, son un complemento importante para la buena evolución del paciente.
PREPARACIÓN DE LAS MANOS
“El masajista debe empezar su propia preparación antes de contactar con el paciente” (Margaret Hollis. Fisioterapeuta. Londres)
Independientemente de las cualidades innatas que debe poseer un masajista o terapeuta manual, es imprescindible que éste haya preparado adecuadamente sus manos antes de iniciar una sesión de masaje.
Para una preparación y una agilidad adecuadas, las manos del terapeuta deben ejercitarse de manera asidua, practicando sobre compañeros de trabajo, maniquíes, masas especiales, etc.
Otro aspecto importante es la QUIROGIMNASIA. Son recomendables una serie de ejercicios con ambas manos que sirven para:
• Para fortalecer la flexión e hiperextensión de las articulaciones metacarpofalángicas y la apertura de la primera comisura interdigital (pulgar-índice).
• Los flexores de los dedos son esenciales, así como el trabajo sincronizado del primer dedo con el resto de los dedos del bloque.
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