Manual profesional del masaje. Jesús Vázquez Gallego

Manual profesional del masaje - Jesús Vázquez Gallego


Скачать книгу
ritmo de la sesión y crearían un clima de recelo.

      LA CAMILLA DE MASAJE

       Ha de tener unas dimensiones adecuadas para permitir la acomodación del paciente y los movimientos armónicos y precisos del terapeuta.

       El plano sobre el que se asiente el enfermo tendrá unas dimensiones de 70 x 180 centímetros.

       Debe ser acolchada y ligeramente mullida para asegurar la relajación y evitar el apoyo molesto de las prominencias óseas sobre un plano duro. El almohadillado puede ser de gomaespuma recubierto por un tejido de skay agradable al tacto.

       Sobre la camilla se colocará siempre una sabanilla blanca y limpia, la cual se cambiará para cada paciente.

      Figura 8.2. La sala de masaje, limpia, confortable y sin ruidos

       La altura de la camilla variará dependiendo de la altura del terapeuta. Éste no debe estar excesivamente flexionado para evitar los dolores lumbares por mala postura. No ha de ser muy alta (siempre en relación con la estatura del terapeuta) para poder abarcar todo el campo y el cuerpo del paciente. De este modo el terapeuta se podrá ayudar del peso de su propio cuerpo además de sus manos para maniobras como las presiones. La altura estimada ideal es aquella en la que la camilla queda al nivel de las caderas del terapeuta.

       Al lado de la camilla debemos disponer una amplia variedad de cuñas, cojines, rulos, etc., que facilite los apoyos y las posiciones de relajación más adecuadas de los pacientes.

       El terapeuta debe situarse siempre a los lados de la camilla y en ocasiones (masaje cervical) a la cabeza o a los pies (drenaje linfático, sacudidas, vibraciones).

       La camilla estará suficientemente separada de las paredes de la estancia a fin de facilitar una buena movilidad del terapeuta.

      En ciertos tipos de masaje, por ejemplo el shiatsu, el paciente no se coloca en camilla sino en el suelo o la colchoneta. En esta modalidad el terapeuta trabaja de rodillas sobre el paciente. Goza de mayor libertad de movimientos y utiliza de una manera más eficaz su propio peso para favorecer la acción de las manos y los hombros, aliviando el cansancio.

      Insistir en la postura del masajista a lo largo de las sesiones de masaje es importante con el fin de prevenir dolores de espalda, problemas circulatorios de miembros inferiores y ahorrar esfuerzos físicos.

      A prevenir dolores, favorecer la fluidez de movimientos y la eficacia del masaje contribuye también la posición de las extremidades inferiores, de los pies y el movimiento de estos. Los pies deben permanecer separados para garantizar la posición correcta de piernas, rodillas, espalda y hombros. La denominada “posición del arquero”, es la más conveniente, dinámica y favorecedora de la movilidad en torno a la camilla del paciente, a la vez que facilita los desplazamientos y ayuda a utilizar eficazmente el peso corporal y los hombros para realizar presiones sobre el cuerpo del paciente sobre el cual debe trabajar abarcándolo ampliamente. El permanecer un pie por delante del otro con un lado en ligera flexión de cadera, rodilla y tobillo y el otro en extensión de cadera, rodilla y flexión dorsal de tobillo permite al terapeuta inclinarse sobre la camilla y el paciente, preservar la región lumbar y ejercer unas presiones más eficaces, ahorrando energías. La movilidad de ambos pies es otro de los puntos básicos para realizar pequeños y eficaces desplazamientos en torno a la camilla. Todo lo referente a la postura, tanto del masajista como del paciente, se trata más extensamente más adelante, en el apartado sobre posturología (al final de este capítulo).

      EL SENTIDO DEL MASAJE

      Es necesario que las maniobras se realicen de una manera ordenada, simétrica y con una técnica precisa. En toda sesión de masaje clásico (sueco) las manos deberán seguir una dirección adecuada de acuerdo con las líneas que se reseñan en la figura 8.3. Observaremos que en la mayoría de los casos van dirigidas de la periferia al corazón.

      Estas líneas, denominadas líneas clásicas del masaje, son paralelas a las grandes masas musculares de cada región, que respetan a la vez los grandes vasos y los trayectos nerviosos periféricos.

      Se comienza por las zonas más periféricas de las extremidades (pies y manos) para avanzar hacia el centro del cuerpo. Hay escuelas que prefieren comenzar el masaje en el abdomen y región lumbo-sacra para después avanzar en sentido centrífugo. Son escasas las técnicas aplicadas en tal sentido, tratándose de masaje clásico, ya que al aplicar tal dirección las válvulas de los conductos linfáticos y venas superficiales podrán resultar dañadas. Por ello nos decantamos por la primera opción, que facilita el flujo de retorno del sistema linfático y venoso. Esto hace que el proceso de recuperación sea más efectivo.

      Figura 8.3. Dirección que deben seguir las manos en una sesión de masaje clásico

      La dirección del masaje del tronco estará determinada por la causa a tratar, la mayor efectividad de las manos y técnicas a emplear. Aunque aquí no es tan importante tener en cuenta la dirección de la corriente venosa y linfática, como norma general es aconsejable combinar maniobras longitudinales y transversales para que el masaje no sea exclusivamente en una dirección.

      Estas líneas sólo se tendrán en cuenta para las maniobras iniciales de masaje, pasando posteriormente a áreas más precisas donde puede ser necesario seguir otras direcciones según las distintas maniobras o técnicas de masaje que se esté aplicando.

      LOS PUNTOS DE APLICACIÓN DEL MASAJE

      Son múltiples. De ellos hemos de destacar las aplicaciones más habituales del masaje con fines terapéuticos:

      1. Sobre la piel (superficial).

      2. Sobre el tejido celular subcutáneo (masaje del tejido conjuntivo).

       3. Sobre los músculos

      a) Sobre grandes masas musculares. Actúa elastificándolas.

      b) Sobre inserciones tendinosas, ligamentos y fascias. Actúa aumentando la circulación y el volumen de la masa muscular.

       4. Sobre articulaciones

      a) Superficiales.

      b) Profundas (de difícil acceso).

      Siempre que no exista inflamación activa (artritis), se debe aplicar el masaje acompañado de breves estiramientos suaves hasta llegar al punto de resistencia, procurando siempre no provocar dolor con las maniobras y movilización (flexibilización).

      5. Sobre el hueso (masaje profundo)

      a) Actúa indirectamente al hallarse habitualmente el hueso rodeado de tejido muscular.

      b) Sobre las prominencias óseas, se actúa preferentemente sobre las inserciones tendinosas que terminan en ellas.

      6. Sobre diversas vísceras (en los masajes reflejos y reflexoterapia).

      7. Sobre el sistema nervioso periférico (terminaciones y nervios periféricos) e indirectamente sobre el sistema nervioso central (masajes reflejos), estimulando los primeros y por vía refleja sobre el SNC, que genera la producción de sustancias mediatrices (encefalinas y endorfinas), las cuales favorecen la eliminación del dolor y del espasmo.

      8. Sobre la circulación sanguínea arterial y venosa, acelerando su llegada al músculo (arterial) y activando su regreso al corazón (venosa).

      9. Sobre la circulación linfática: activando su circulación


Скачать книгу