Liderazgo intuitivo. Alexia de la Morena
Serotonina: Alegría, disfrute de los objetivos al llevarlos a cabo, tranquilidad, equilibrio.
Oxitocina: Confianza, vinculación con los otros, trabajo en equipo.
Ácido Gamma-Amino butírico (Gaba): Autocontrol, Estabilidad, Coherencia.
¿Qué hace que mejoremos nuestra capacidad intuitiva?
Hace unos años los neurocientíficos descubrieron que tu mente tiene dos sistemas duales para recibir y analizar la información sensorial a través de los sentidos, uno consciente y otro inconsciente.
En el segundo, en nuestro subconsciente se encuentran todas las experiencias almacenadas de nuestra vida con las que evaluamos, al tener una memoria que necesita completarse con nuestras propias impresiones sensoriales y experienciales.
Llegados a este punto, es importante una reflexión socrática. De hecho te propongo que hagamos el ejercicio de que te sientas por un rato como si fueras Aristóteles.
En primer lugar debes reflexionar e identificar sobre lo que no es intuición, ya que te ayudará a equivocarte menos al tomar una decisión, puesto que como ser humano erras por naturaleza, así que cuanto más puedas evitar estas probabilidades, ¡mejor!
¡Cuidado! A veces lo que sentimos como un mensaje intuitivo solo es:
1 Un deseo: Deseas tanto una cosa o te enamoras alocadamente de un proyecto o una persona que finalmente te obnubila con la idea. Un fanatismo o enamoramiento fugaz sin análisis puede llevarnos al más profundo caos y error.
2 Un miedo: Tienes tanto temor a algo o a fracasar que probablemente cualquier idea o acción piensas que es la correcta como salvación para salir de ahí.
3 Una preocupación: Un posible pensamiento alternativo se convierte en una solución que por el momento te produce sosiego y te convierte en víctima de una acción muy impulsiva. En definitiva, todas ellas tienen en común generarnos malestar al confirmarse que no eran las mejores para nuestra empresa, allegados o para nosotros mismos.
Nuestra mente, como si de la mejor estrategia del mercado se tratase, emplea trucos y atajos mentales para ser más rápida, eficiente, y gastar menos energía y lo que se ha descubierto a través de la neurociencia es que nuestra inteligencia a menudo funciona sin pensamiento consciente como consecuencia que nuestro neocórtex está lleno de procesos inconscientes que acompañan a nuestra conciencia. De hecho realmente existen diversos niveles de conciencia. Y la transición de la inconsciencia a la conciencia no es simplemente un cambio de una inactividad a una actividad neuronal que hoy por hoy es desconocida y de hecho, aún seguimos lejos de conocer cómo pasa la actividad neuronal inconsciente a ser una experiencia consciente. Por lo que “es un error presuponer que la inteligencia es necesariamente reflexiva”, según afirma el investigador alemán Gerd Gigerenzer, director del Max Planck Institute for Human Development de Berlín, reconocido en el campo de la psicología social por el pensamiento intuitivo que demuestra que, en realidad, la intuición es una parte fundamental para adaptarnos a nuestro mundo. Y lo curioso en que en numerosas ocasiones esa ágil decisión puede ser tan beneficiosa como la tomada tras meses de largos análisis rigurosos a nivel empresarial.
La investigación reciente del cerebro y la intuición ha revelado como los procesos cerebrales que se producen automáticamente desde nuestro inconsciente influyen en nuestras reacciones emocionales. Un reto que sigue siendo difícil de definir a pesar del enorme papel que desempeña la intuición en nuestra vida cotidiana, en el que el funcionamiento del cerebro que todavía es un gran desconocido.
Si lo piensas, cuando experimentas sensaciones, no siempre les prestas la misma atención, bien sea por no tener tiempo, sea tu momento u otras variables.
En la última década, la neurociencia ha demostrado que nuestros pensamientos, actitudes y emociones, a menudo, se producen de forma no consciente. Nuestra mente lleva a cabo acciones en paralelo, subconscientemente acciones en automático como conducir y hablar por teléfono, sin ser consciente de ciertas calles por las que has pasado.
Ejemplo en la oficina: estás contestando un e-mail a un cliente y hablando a la par con un compañero o secretaria. O dando por finalizado el objetivo final de un proyecto, en el que sabes qué decidiste respecto a la iniciativa pero no eres capaz de recordar los puntos que trataste en la misma. Te suena, ¿verdad? Tu mente selecciona solo lo más importante para tu día a día.
entrevista
“Hoy podemos hablar de un evento consolidado con resultados extraordinarios de lo que en su momento fue una apuesta intuitiva y muy arriesgada”.
Beatriz García-Quismondo
Directora de Ventas de Womenalia España
“Las mujeres nos caracterizamos por tener una gran intuición a la vez que una facilidad mayor para la comunicación. Sin interpretarse como peyorativo, tenemos una mayor emocionalidad, que nos permite desarrollarnos en situaciones complejas a nivel relacional. Todo ello hace que tengamos una inteligencia emocional mayor que la de los hombres, es decir, tenemos mayor capacidad para reconocer y manejar las emociones en las relaciones con los demás miembros del equipo. Hoy día hay una característica que se valora mucho en el entorno profesional, la resiliencia, entendida como la capacidad para reponerse ante períodos de situaciones o resultados adversos. Pienso que las mujeres somos fuertes y resistentes y parece que estamos mejor programadas para volvernos a levantar.
No pienso que exista una definición de estilo de liderazgo masculino o femenino, pero sí se podría decir que hay ciertas características que destacan más en las mujeres que en los hombres. Se dice que tenemos mayor capacidad para estar atentas a varias tareas a la vez, también que mostramos en mayor número de ocasiones nuestra creatividad e imaginación, muy útil para la resolución de conflictos. No tenemos problema en preguntar e igualmente sabemos escuchar. Solemos implicarnos con pasión en los proyectos y cuando se trata de competir y superar. Nuestro primer competidor somos nosotras mismas y tenemos una tendencia a la superación.
Generalmente, destacamos por nuestras habilidades de comunicación y esto posibilita que seamos buenas manteniendo el contacto con los demás. Sin duda, la característica que destacaría es la intuición. Tenemos una sensibilidad especialmente desarrollada para percibir y adivinar situaciones, consecuencias, etc.
Siendo tan enriquecedora la perspectiva femenina en las empresas, si tengo que hacer una recomendación, sugeriría a las mujeres que alzasen un poco más la voz, que participasen activamente en las reuniones, que no esperen a ser preguntadas sino que intervengan para hacer sus aportaciones. Hasta la fecha, a lo largo de mi trayectoria profesional, he observado que muchas mujeres generalmente se posicionan en un segundo plano y no intervienen a no ser que se les solicite, de modo que no hacen visible el talento.
Dentro del área comercial, constantemente estamos aplicando el liderazgo intuitivo hacia nuestros clientes. Una vez que el cliente identifica la necesidad de posicionamiento ante un target tan cualificado como es la usuaria que está registrada en Womenalia, nosotras le recomendamos y proponemos la más efectiva combinación de acciones para impactar, de modo positivo, a las “Womenalias” como las denominamos. Intentamos ir más allá de los paquees publicitarios preestablecidos personalizando las campañas de comunicación según los objetivos e intereses de nuestros clientes. Por ello, tan pronto organizamos networkings en las oficinas de nuestros clientes como hacemos encuestas a nuestra plataforma para tomar el pulso a sus necesidades también de forma intuitiva, como publicitamos acuerdos de becas específicas para nuestras usuarias, gratuidades durante unos meses en la contratación de servicios profesionales, etc.
Al final nuestro objetivo es siempre el win-win; el cliente gana seguidoras, posicionamiento y cuota de mercado, y a la vez, nuestras usuarias obtienen información, descuentos, becas, posibilidades de networking, pruebas gratuitas de productos, etc.
Otro ejemplo de éxito intuitivo fue cuando en una empresa en la que trabajaba desarrollábamos una interesante actividad para los departamentos de recursos humanos orientada al análisis del clima laboral, la motivación, etc. Aunque gustaba, no conseguíamos vender ese proyecto