La voz del corazón. Javier Revuelta Blanco

La voz del corazón - Javier Revuelta Blanco


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se cortocircuitan. En esta situación, las decisiones que tomamos son parciales y, en cierta medida, también conflictivas.

      Los seres humanos influimos de forma individual y colectiva sobre el campo de energía de la Tierra. Para ejercer un influjo positivo necesitamos desarrollar la coherencia cardiaca y armonizar el funcionamiento del cerebro con el del corazón.

      Uno de los aspectos que mejor evidencian la transformación que está viviendo la Tierra es el cambio climático. Constituye un reflejo del caos mental, la turbulencia emocional y la desconexión en los que se encuentra el ser humano en relación con la naturaleza. Tendemos a verlo solo como un hecho físico, pero en realidad es mucho más que eso. Además de ser provocado por el hombre (en especial a través de la geoingeniería climática) también nos muestra un movimiento interno y es que la Tierra se está liberando del dolor acumulado en su campo de energía como consecuencia de tantos siglos de barbarie humana. Durante mucho tiempo, el planeta se responsabilizó de las energías que emanaban de nuestros actos violentos, crueles y desalmados. Actuó como lo hace una madre que protege a un hijo que se «desvía de su camino». El nombre de Madre Tierra, que está presente en las antiguas tradiciones y es reconocido por las Naciones Unidas desde el año 2009, está inspirado no solo en su capacidad para crear vida, sino también en su carácter protector.

      Para evitar que los sistemas ecológicos se colapsen y se quiebren bajo la presión que está ejerciendo la humanidad, la Tierra ha iniciado un proceso de depuración a través de lluvias torrenciales, erupciones volcánicas, seísmos, huracanes, incendios, sequías… Estos fenómenos naturales forman parte de su evolución, incluyen la nuestra e indican que está buscando un nuevo equilibrio. Para favorecer un desenlace positivo y seguir disfrutando del periodo de «gracia climática» en el que nos encontramos, es necesario que nos movamos colectivamente hacia la madurez del corazón. De momento estamos empezando a limpiar el planeta de todos los desechos que hemos venido produciendo desde hace décadas. También lo estamos regenerando y, al mismo tiempo, hemos comenzado a crear una forma de vida que sea compatible con él y no lo destruya.

      La energía del amor avanza a buen ritmo, pero todavía no hemos comprendido el poder real que tenemos para favorecer el cambio de dimensión que está viviendo el planeta. Creemos que solo podemos intervenir por medios mecánicos o químicos, pero eso no es del todo cierto. La naturaleza es muy sensible a las vibraciones que emitimos las personas y reacciona con mucha diligencia ante la frecuencia del amor. Todo el mundo sabe que las plantas crecen mejor si se les habla con ternura y lo mismo sucede con el mundo animal. Los animales establecen vínculos muy fuertes con los seres humanos a través del amor. El 25 de julio del año 2011, miles de personas de todo el planeta se unieron en oración para ayudar a limpiar las aguas contaminadas por el desastre nuclear de Fukushima, en Japón. Ante una iniciativa de esta belleza, tenemos que preguntarnos lo siguiente: ¿es posible limpiar el agua a través de las vibraciones positivas emitidas por un colectivo de gente? El doctor japonés en Medicina Alternativa Masura Emoto afirma que sí90. En su opinión, el agua tiene memoria y su estructura molecular puede ser afectada por el pensamiento y el sentimiento.

      Si esto fuera cierto, podríamos restablecer la forma original de las aguas contaminadas mediante el envío de vibraciones positivas o mezclándolas con dosis homeopáticas de agua muy pura. Los canalizadores español y mexicano Xavier de Pedro y Kai lideran un proyecto para restablecer la memoria ancestral del agua en todo el planeta. Para ello han recogido las aguas puras de la Antártida y del Polo Sur y han creado una red de distribución. De esta forma, cualquier persona que lo desee puede obtenerlas de forma gratuita y verterlas en los cauces de los ríos, en los lagos, en los mares… El objetivo es transmitir la estructura molecular del agua que había hace miles de años y facilitar así que el planeta entero se regenere91.

      Efectos del pensamiento sobre el agua92

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      A la hora de considerar si estas iniciativas tienen alguna base científica, lo más apropiado es acudir al virólogo y Premio Nobel de Medicina, el francés Luc Montagnier. En el año 2013, este científico realizó un experimento muy revelador. Al mezclar agua con ADN observó que este último producía unas ondas electromagnéticas. Entonces leyó estas frecuencias con un ordenador y las envió por Internet a la Universidad de Benevento, en Italia, situada a mil quinientos kilómetros de distancia. Allí fueron leídas durante una hora por el agua pura contenida en un tubo de ensayo. Más tarde, esta agua fue mezclada con los componentes típicos del ADN (nucleótidos) y con un catalizador. Con gran asombro, los científicos comprobaron que el ADN francés era reconstruido como por arte de magia con una fidelidad del noventa y ocho por ciento93.

      Experimento de Luc Montagnier94

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      Este experimento demuestra que el agua tiene memoria, es decir, que puede reproducir los efectos de una sustancia que haya estado previamente en contacto con ella aun cuando esta no se encuentre presente. Las consecuencias de este descubrimiento son extraordinarias y muy variadas. Entre otras cosas, abre nuevas fronteras en la práctica de la Medicina. El profesor Montagnier afirma que las enfermedades se pueden tratar usando ondas electromagnéticas, un procedimiento del todo revolucionario que supondría la reducción drástica de los medicamentos que son administrados por medios físicos. También permitiría que cualquier persona, en cualquier parte del mundo, accediera a todo tipo de tratamientos. El ingeniero e investigador independiente italiano Alberto Tedeshi afirma que este sistema podría desarrollarse en una aplicación e instalarse en el teléfono móvil. Al parecer, el empresario estadounidense Steve Jobs vislumbraba ya en el año 2014 un Smartphone de este tipo.

      Como el agua tiene memoria y puede transmitir los datos que le son suministrados mediante el pensamiento y el sentimiento, la opción de descontaminarla a distancia es una realidad. Lo mismo sucede con el proyecto de las aguas polares que lideran Xavier de Pedro y Kai. La estructura molecular del agua que había en nuestro planeta hace miles de años puede transmitirse por resonancia a cualquier vertiente de la Tierra. De esta forma, podemos ayudar a limpiar las aguas del planeta.

      La ciencia nos está diciendo que tenemos mucho más poder de influir sobre la naturaleza del que nos imaginamos. Por otro lado, este poder no se limita solo al agua, es decir, puede afectar a otros procesos. Si deseamos que el cambio climático sea benigno, tenemos que aclarar nuestras intenciones y decidir en consecuencia. Es necesario que ajustemos nuestro comportamiento al momento evolutivo que vive la Tierra y que nuestra relación con ella sea más equilibrada. Para intervenir de forma favorable en los procesos internos que está viviendo el planeta, necesitamos dar un salto de conciencia. El objetivo es lograr que la evolución sea progresiva y evitar los reordenamientos bruscos o las grandes catástrofes. No tenemos por qué dudar de nuestro poder y es preciso que seamos conscientes de la función que desempeñamos en el entramado de la vida. Somos una pieza clave en la evolución del universo pero, si deseamos ser efectivos, necesitamos aprender a amarnos a nosotros mismos y a todos los seres que nos rodean. ¡Adelante!

      Lo que le sucede a la Tierra es también la consecuencia de nuestra forma de ser y de estar en el mundo. Tenemos mucho más poder de intervención sobre los procesos naturales y el comportamiento colectivo del que nos imaginamos.

      Una de las consecuencias más visibles del cambio de era en el que nos encontramos es la sensación de que la vida transcurre más deprisa. El tiempo lineal es una construcción humana. Como en la Tierra la energía va muy lenta y los límites son muy firmes, hemos inventado un sistema que nos permite organizarnos. Sin el reloj sería muy difícil coincidir en el espacio o hacer que dos o más procesos encajen para lograr un resultado. Esto es debido a que la percepción del tiempo es subjetiva. Sin embargo, aunque el movimiento de las manecillas del reloj sea invariable, cada vez hay más gente que coincide en que la vida avanza más rápido. Parece contradictorio. ¿Qué está sucediendo? Algunos estudios sugieren que la sensación de aceleración se produce a medida que envejecemos, pero no son concluyentes.


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