La voz del corazón. Javier Revuelta Blanco

La voz del corazón - Javier Revuelta Blanco


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con la de las ondas theta y alfa que produce el cerebro en estados de calma y relajación. Para intentar averiguar cómo afecta a la salud y al comportamiento de los seres vivos, el Instituto HearthMath, de Estados Unidos, ha puesto en marcha un proyecto llamado Coherencia Global. Consiste en situar sensores en varios lugares del planeta y, a partir de ahí, medir la resonancia magnética de la Tierra y observar la influencia que ejerce sobre las personas. Los resultados de sus observaciones son muy elocuentes66:

      La actividad diaria del sistema nervioso autónomo responde a los cambios en la actividad geomagnética. El grado de sincronía encontrado entre la Resonancia Schumann y otras líneas de resonancia del campo magnético terrestre y el ritmo producido por el cerebro y el corazón es sorprendente.

      La Resonancia Schumann67

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      En los años sesenta del siglo xx, el científico alemán R. Weber, en colaboración con el Instituto Max Planck, construyó un búnker subterráneo, lo selló herméticamente y pidió a un grupo de estudiantes que pasaran siete semanas en él. Deseaba averiguar si la ausencia del campo electromagnético tenía alguna influencia en los ritmos circadianos. A medida que pasaban los días, los jóvenes comenzaron a sufrir dolores de cabeza, variaciones en el sueño, angustia emocional, estrés, etc. Lo relevante fue que, al introducir una frecuencia de onda de 7,83 hercios (mediante un generador de impulsos biomagnéticos), todos ellos volvieron a la normalidad de manera casi inmediata68.

      La investigadora británica y experta en biomagnetismo Ingrid Dickenson afirma que el campo energético de la Tierra incide en nuestra salud de forma muy directa. En su opinión, si es alterado puede generar una situación de desorden cerebral y trastocar la producción de diferentes neurotransmisores y hormonas. Esta idea ha sido confirmada por el Centro de Cronobiología Halberg, en Estados Unidos: tanto la Resonancia Schumann como las líneas geomagnéticas de la Tierra y la propia actividad solar afectan de forma decisiva a los seres vivos69.

      ¿De qué forma? Tal y como demostró el profesor Weber, las ondas electromagnéticas alcanzan nuestros campos personales de energía e influyen en los ritmos circadianos, que son ciclos biológicos internos que regulan muchas funciones vitales (la floración de las plantas, el latido cardiaco, el sueño, la reproducción animal, la secreción hormonal, los procesos de depuración y regeneración celular…) y actúan en sincronía con otros ciclos de tipo ambiental (a través de la luz y la temperatura). Es importante comprender que los cambios que se producen en el campo electromagnético de la Tierra afectan a la vida en todas sus manifestaciones. Por consiguiente, si deseamos adaptarnos a lo que se avecina, necesitamos elaborar respuestas de carácter global.

      Reseña de la investigación del profesor Weber y entrada al bunker70

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      Los registros llevados a cabo por el sistema de observación espacial ruso Tomsk confirman que la Resonancia Schumann está cambiando71. De acuerdo con el análisis de muchos observadores independientes, estas fluctuaciones son significativas (de hasta 120 hercios) y se vienen produciendo desde el año 1980. Si indagamos en sus causas, lo que encontramos es que los rayos cósmicos y la Resonancia Schumann están relacionados. El físico norteamericano Philip Scherrer cree que los primeros podrían desempeñar un papel importante en la génesis de tormentas eléctricas (un factor clave en la manifestación de la Resonancia Schumann), pues crean un efecto ionizador en la atmósfera72.

      Fluctuaciones anómalas de la Resonancia Schumann73

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      Por otro lado, las anomalías que presenta nuestro escudo protector terrestre se deben también a la contaminación ambiental que crean las telecomunicaciones. Sin ir más lejos, en la ciudad o en entornos saturados de tecnología, la Resonancia Schumann no se puede detectar. Estos desajustes han crecido de manera exponencial en los últimos tiempos y están afectando a la vida natural. El físico alemán Jochen Kuhn expuso a un grupo de abejas a la radiación telefónica y comprobó que perdían el sentido de la orientación y que no eran capaces de volver a sus colmenas. El tema no es trivial, pues realizan el setenta por ciento de la polinización de los cultivos. Asimismo, en los últimos años se ha registrado la extinción o disminución de muchas especies de mariposas, aves migratorias, pájaros de granja…74

      Más de doscientos treinta científicos independientes de unos cuarenta países han advertido sobre el riesgo que entraña la sobreexposición a los campos electromagnéticos generados por los dispositivos móviles. Hablan de cáncer, estrés celular, aumento de los radicales libres, daños genéticos, infertilidad, alteraciones en el ADN, déficit de aprendizaje y memoria, trastornos neurológicos…75 Muchos organismos internacionales como la UNESCO o el Consejo de Europa recomiendan aplicar el principio de precaución y realizar estudios rigurosos antes de introducir en la sociedad tecnologías potencialmente dañinas. El expresidente de Microsoft en Canadá Frank Clegg dice, por ejemplo, que la tecnología 5G es muy dañina para la salud y se pregunta: ¿Cómo es posible que un producto tan perniciosos pueda ser lanzado al mercado para uso público?76 Sin duda necesitamos establecer límites saludables y más investigación para encontrar frecuencias de onda que sean compatibles con los ritmos biológicos de la naturaleza. El objetivo es que los dispositivos móviles y las redes de telecomunicación no alteren el equilibrio de la biosfera. En lugar de crear inestabilidad (que es lo que hacen ahora), deberían poner nuestros cerebros en orden y en coherencia con el corazón y en sintonía con el «latido de la Tierra».

      El campo magnético de la Tierra es el soporte de la vida en la biosfera. Su grado de sincronía con el cerebro y el corazón es asombroso. Este hecho revela que influye de forma decisiva sobre nuestro comportamiento individual y social.

      Cuando estamos unidos a la Tierra, nuestra inseguridad disminuye o incluso puede llegar a desaparecer por completo. La naturaleza nos ayuda a sanar y nos devuelve a nuestro estado original de equilibrio. En contacto con el medio natural, nuestra biología se acoplan al entramado de la vida. Al sincronizarnos con el campo electromagnético del planeta, activamos el sistema nervioso autónomo (en su rama parasimpática) y ponemos en marcha los procesos naturales de recuperación y depuración del organismo. La Tierra oscila a 7,83 hercios, una frecuencia muy lenta que coincide con las ondas alfa y theta que produce nuestro cerebro en estado de relajación. Todo ello sucede de forma espontánea. No solo nos limpia y nos regenera, sino que también nos ayuda a desplegar una acción consecuente y sensata. El beneficio es por ello doble.

      Si el planeta modifica sus condiciones de energía y aumenta su vibración nosotros tendremos que hacer lo propio. Sin embargo, en entornos saturados de tecnología, el campo electromagnético de la Tierra se debilita y se distorsiona. La radiación emitida por los aparatos de telecomunicaciones (redes wifi, telefonía móvil…) anula sus efectos positivos. En los últimos cincuenta años, esta radiación se ha incrementado varios millones de veces77. El desajuste que provoca en nuestro campo de energía se refleja a nivel biológico. Esto significa que, sin la debida regulación, el sistema nervioso nunca descansa por completo, se agota y termina colapsando. Finalmente, esta dinámica repercute en la psique y desemboca en una neurosis, es decir, afecta al funcionamiento de la mente racional. Cuando no somos capaces de pensar, se activan mecanismos de defensa de diversa naturaleza. Uno de ellos es la necesidad de estar haciendo cosas todo el tiempo. De acuerdo con el psicoanalista austríaco Sigmund Freud, en la neurosis estas pulsiones se dirigen hacia un único fin: calmar la tensión interna78.

      Un dato que debería hacernos reflexionar es el aumento desproporcionado del uso de fármacos destinados a reducir la ansiedad79. Entre los años 2000 y 2013, en España este incremento fue del cincuenta y siete por ciento y en Estados Unidos llegó al sesenta y cinco por ciento. Estas cifras reflejan el crecimiento desmesurado de las alteraciones sensoriales y motoras provocadas por deficiencias en el sistema nervioso. Nuestra capacidad para tomar decisiones racionales se ha deteriorado tanto que hasta


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