De PhD y otros demonios. Sandra Bermeo
La sintomatología es raramente reconocida, puesto que está enmascarada dentro de una enfermedad avanzada, usualmente fatal, que compromete muchos otros órganos. Los síntomas neurológicos son los correspondientes a una lesión cerebral destructiva, con manifestaciones de acuerdo a la localización. Existe lesión cerebral amebiana por amebas de vida libre, considerada bajo el título de meningoencefalitis amebiana primaria.
OTRAS AMEBAS
Como se explicó, existe una ameba morfológicamente igual a E. histolytica, llamada Entamoeba dispar, no patógena, que se diferencia de la primera únicamente por métodos inmunológicos. Cuando se hace el diagnóstico microscópico solamente, el resultado debe expresarse como E. histolytica/E. dispar. Asimismo, se conoce otra Entamoeba morfológicamente similar a las anteriores, que presenta quistes menores de 10 µm llamada Entamoeba hartmanni, la cual debe diferenciarse por medición de los quistes.
Otras amebas humanas no patógenas son: Entamoeba coli, Endolimax nana, Iodamoeba bütschlii y Entamoeba gingivalis. Las dos primeras son las más comunes, con prevalencias en zonas endémicas de aproximadamente el 40%. Las tres primeras son parásitos del colon y presentan quistes y trofozoítos. La última es de la boca y solo tiene trofozoítos. Algunos autores consideran que Dientamoeba fragilis es una ameba intestinal no patógena, mientras que otros le atribuyen la capacidad de producir diarrea, según se describió.
Entamoeba coli
El trofozoíto mide de 20 a 30 µm, posee endoplasma con gránulos gruesos, vacuolas y bacterias, pero sin eritrocitos. El ectoplasma origina seudópodos romos que aparecen simultáneamente en varias partes de la célula y le imprimen movimiento lento, muy limitado y sin dirección definida. El núcleo presenta un cariosoma grande y excéntrico, y cromatina alrededor de la membrana nuclear dispuesta en masas grandes e irregulares (figura 2-31). El prequiste es de tamaño similar al del trofozoíto, redondeado, sin las inclusiones antes mencionadas, con uno a dos núcleos y a veces una vacuola iodófila. El quiste redondeado o ligeramente ovoide, de 15 a 30 µm, tiene más de cuatro núcleos cuando está maduro; estos tienen las mismas características morfológicas descritas para el trofozoíto (figura 2-32). Al colorearlos se puede observar en algunos quistes los cuerpos cromatoidales delgados en formas de astilla, más frecuentes en los quistes inmaduros, en los cuales se puede observar una vacuola de glucógeno que se colorea con lugol. Los quistes se encuentran en el examen coprológico con mucha mayor frecuencia que los trofozoítos.
Endolimax nana
El trofozoíto mide entre 6 y 15 µm, y el endoplasma presenta vacuolas, bacterias y restos vegetales. Los seudópodos son pequeños, aparecen simultáneamente y en forma brusca; su desplazamiento es muy limitado. El núcleo presenta un cariosoma grande, que puede verse aun en preparaciones sin colorear o coloreadas. La cromatina de la membrana nuclear no existe o es muy pequeña (figura 2-33). El quiste mide de 5 a 10 µm, puede ser redondo u ovalado; cuando está maduro presenta cuatro núcleos que se observan como puntos brillantes (figura 2-34).
Cortesía: OMS.
Cortesía: OMS.
Cortesía: OMS.
Cortesía: OMS.
Iodamoeba bütschlii
El trofozoíto mide de 8 a 20 µm y los seudópodos emergen lentamente, pueden ser romos o en forma de dedo, y le imprimen un movimiento muy lento. El endoplasma contiene bacterias y vacuolas, es notoria una gran vacuola de glucógeno que toma color café con el lugol y que se observa sin coloración como un espacio más claro. El núcleo generalmente no se observa en las preparaciones en fresco, cuando se colorea presenta un cariosoma central rodeado de gránulos y con fibrillas hacia la membrana nuclear, en la cual no se encuentra cromatina (figura 2-35). El quiste mide de 5 a 14 µm, algunas veces de forma irregular y tiene un solo núcleo grande con cariosoma excéntrico y gránulos en un solo lado, en forma de medialuna. Se observa una vacuola iodófila, la cual facilita la identificación (figura 2-36).
Cortesía: OMS.
Entamoeba gingivalis
El trofozoíto mide de 10 a 20 µm, posee un ectoplasma bien diferenciado que origina seudópodos grandes, los cuales le permiten buena motilidad. El endoplasma contiene gránulos, bacterias y un gran número de vacuolas. El núcleo esférico no se observa en fresco y es más pequeño que el de E. histolytica, pero con características morfológicas similares a esta. Los trofozoítos se localizan en las encías y en los espacios interdentales. Aunque pueden encontrarse en personas con buena higiene oral, es más frecuente cuando hay procesos inflamatorios como piorrea, caries y mal aseo dentario. La presencia de este parásito en las bolsas periodontales se correlaciona con la presencia de periodontitis.97 No se han descrito quistes, por lo cual la transmisión se hace por el paso directo de trofozoítos con la saliva (figura 2-37).