1968: Historia de un acontecimiento. Álvaro Acevedo

1968: Historia de un acontecimiento - Álvaro Acevedo


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amplia de movimiento social que ofrece Luis Alberto Restrepo, adecuada a las particularidades del estudiantado universitario, Mauricio Archila38 sugiere algunos reparos al empleo de la noción de movimiento estudiantil. La heterogeneidad de intereses, la intermitencia de las actuaciones y la variabilidad temporal en su composición son variables que condicionan el uso del concepto de movimiento estudiantil. Al respecto, se puede decir que estas observaciones parten de cierta idealidad en la constitución de los movimientos sociales, pues como acción colectiva no se puede esperar la homogeneidad de intereses, a pesar de que en momentos concretos se expresen demandas generalmente compartidas. En cuanto a la intermitencia, expresada por Archila, es posible hacer una inflexión al análisis: los periodos de latencia no se pueden considerar, in situ, como tiempo vacío, aunque sí es muy pertinente la distinción que hace este para diferenciar entre el movimiento social de protesta y el de conflicto.

      Archila destaca tres variables de gran utilidad para delimitar las acciones de los estudiantes. En primer lugar, recuerda el carácter cíclico y transitorio de la protesta universitaria, no solo en términos de actores, sino de liderazgos. Por lo tanto, la movilización contestataria estudiantil no acumula una experiencia densa, sino que se caracteriza por la rotación en ciclos, por lo general, de cinco años. Esta particularidad se halla directamente involucrada con los enfrentamientos generacionales y las pautas de comportamiento de las distintas cohortes académicas de jóvenes. En segundo lugar, Archila recuerda que las expresiones políticas de los universitarios son cercanas a la izquierda o, por lo menos, se encuentran asociadas a las luchas por la participación política. Por último, llama la atención acerca de la necesidad de abordar la problemática de la cultura juvenil y los fenómenos de sociabilidad que ayudan a comprender la protesta juvenil.

      En este orden de ideas, la revolución cultural del 68 contiene la emergencia de un nuevo actor social: los estudiantes. Ubicado en la convergencia de nuevos consumos de la cultura, las alteraciones generacionales y las transformaciones del campo educativo, el movimiento estudiantil se convierte en una posibilidad conceptual para entender el acontecimiento del 68 en Colombia. Sin desconocer las advertencias sobre el empleo de la categoría, es pertinente mantenerla, sobre todo si se toman como referentes los marcos culturales de la protesta universitaria aludidos en el enfoque identitario de los movimientos sociales. Ahora, este énfasis implica preguntarse cómo y por qué la historiografía puede asumir el estudio de la cultura escrita y de los impresos en la convergencia: conflicto universitario - movimiento estudiantil - impresos.

      La historia cultural de la producción escrita: un enfoque historiográfico

      ¿Acaso es una historia cultural de élites? Se debe reconocer que la producción textual no es para todo público, su circulación es restringida. No obstante, su recepción trasciende los límites de su circulación; abre intersticios en la difusión de ciertas obras y en la asunción de ideologías. El mismo hecho de encontrar esta producción en circunstancias sociales históricas muy específicas revela que, de alguna manera, afecta la visión de mundo no solo de autores o lectores sino de un público más amplio. Algunas producciones se convierten incluso en arquetipos para ir más allá de su tiempo-espacio y afectar a sectores de la sociedad insospechados.

      En el caso de la producción escrita entre los decenios de los años sesenta y setenta es importante identificar en qué contexto se tejen inclinaciones temáticas, lecturas compartidas e ideologías en boga. El texto como constructor de sentido recrea en el lector una visión de mundo: la del texto en sí mismo y la del propio lector. El texto a su vez es el resultado de una clasificación, organización, producción técnica y difusión. Los textos también son reconocidos por la memoria de los lectores que transmiten una significación de estos. Dichos textos son, asimismo, parte de un contexto, de unas normas, de unas convenciones que delimitan tanto la producción técnica del texto como su contenido. Los juicios intelectuales y las prácticas cotidianas se expresan en una época determinada, según la relación con el mundo que tienen tanto los creadores de los textos como los lectores. En cada época los lectores recrean significaciones de los textos; suele suceder, sin embargo, y como ya se ha dicho, que a veces estos alcanzan significaciones de larga duración.

      La heurística en esta indagación remite a las publicaciones seriadas de la época y a las listas de libros más vendidos en las principales librerías del país. Revistas como Mito, considerada la publicación cultural más importante del siglo XX, logra abrir el camino para otras publicaciones posteriores de calidad y amplia circulación. Tras esta experiencia, el campo cultural es copado por publicaciones como Eco, editada en 1960; Nadaísmo 70, a principios de la década siguiente, y antes de culminar el primer lustro de los años setenta aparece Alternativa. Todas estas revistas cuentan entre sus directores y colaboradores a las principales figuras de las letras colombianas de aquellos años: Jorge Gaitán Durán, León de Greiff, Gabriel García Márquez, Álvaro Mutis, Ernesto Guhl, Karl Buchholz, Gonzalo Arango, Jaime Jaramillo Escobar, Orlando Fals Borda, por citar algunos nombres.

      Junto a las grandes revistas, algunas merecedoras de elogios y reconocimientos durante la segunda mitad del siglo XX, es posible constatar otras publicaciones periódicas de menor renombre pero igualmente valiosas para la historia cultural. Se alude a títulos como El Aleph, Aquarimántima, Colombia Ilustrada, Crítica, Esparavel o Perijá, en cuyas páginas se expresan algunos de los debates de la época y se extiende y difumina la silenciosa pero inevitable revolución cultural. Es posible acceder a algunos números de revistas más académicas, vinculadas a universidades regionales tales como Pensamiento y Acción, de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, o la Revista de la Universidad Gran Colombia; también a publicaciones más alternativas como las revistas Estudios Marxistas o Flash.

      La producción literaria también responde al palpitar de los acontecimientos. Diversas temáticas políticas y sociales son difundidas en obras como El diario del Che en Bolivia, las diferentes obras del filósofo francés


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