1968: Historia de un acontecimiento. Álvaro Acevedo
estudiantil durante los años del Frente Nacional es desarrollada por Leal Buitrago en el estudio de las principales expresiones organizativas de la época: FEC, Unec, FUN y Consejos Estudiantiles. El interés no es otro que mostrar las acciones estudiantiles principalmente en dos vías: la gremial y la política. La politización universitaria que experimentan varios estudiantes en este periodo y la debilidad de las estructuras gremiales conduce al declive de estas últimas y al predominio de la lógica política sobre la universitaria, de modo que, a principios de la década del setenta, se llega incluso a un estado de anarquía. En materia identitaria de la movilización, Leal Buitrago recuerda que las protestas tienen como eje vertebrador la exigencia y defensa de la autonomía universitaria, aunque no profundiza en sus principios y caracterización.
El trabajo de Leal no es el único que pretende explicar el comportamiento del movimiento estudiantil vinculado a expresiones y acciones de una clase social. Perteneciente a las filas del Partido Comunista, el antropólogo Jaime Caycedo Turriago escribe en 1984 para la revista Estudios Marxistas un breve texto teórico para comprender la historia del movimiento estudiantil63. Caycedo comparte la necesidad de estudiar este movimiento en la relación ‘estructura económica’ y ‘superestructura ideopolítica’, y considera también al movimiento estudiantil como una fuerza histórica importante en la lucha de clases por la democracia. Las protestas de los estudiantes no dependen, según este enfoque, de la permanencia y solidez organizativa –como en el caso de la tesis de Leal Buitrago–, sino de la participación en luchas coyunturales importantes.
Más allá de la conceptualización ortodoxa del autor, su análisis amplía la reflexión hacia otros asuntos importantes para pensar la protesta universitaria y el movimiento estudiantil en Colombia. En primer lugar, Caycedo considera que el movimiento estudiantil se inclina hacia un ‘antiimperialismo democrático’, facilitado por la presencia de un ala de izquierda y gracias a una ‘intelectualidad avanzada’ que establece relaciones con el proletariado, el campesinado ‘revolucionario’ y otras capas populares. En segundo lugar, el movimiento estudiantil se caracteriza por un componente generacional que obliga a realizar sucesivos relevos a través de los ‘núcleos activos’, que se refiere a los grupos de estudiantes que reciben la experiencia de sus predecesores. La dinámica de este movimiento social tiene ritmos de auges y reflujos propios y está relacionada con las demás luchas populares del momento. Por último, Caycedo propone que todo análisis de este tema de estudio forja una relación con el ‘bloque de poder’, categoría de Poulantzas para explicar el conjunto histórico de las clases dominantes en alianza y estrecha relación con factores estructurales. Factores que, sin duda, posibilitan la comprensión de la dinámica histórica del movimiento estudiantil.
Estos tres trabajos pioneros son base para los siguientes ejercicios de pesquisa publicados, la mayoría de ocasiones, como artículos en revistas especializadas. En las páginas de la Revista Historia de la Educación Latinoamericana [Rhela], de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia [Uptc], es posible valorar cómo se brinda un espacio para explorar un periodo del movimiento estudiantil poco analizado en el país: las actuaciones del estudiantado en la primera mitad del siglo XX, periodo abordado por Olmedo Vargas y por Dora Piñeres de la Ossa. Estos dos profesores universitarios investigan el papel del movimiento estudiantil en la organización curricular en 1921 y la relación que establecen los estudiantes con el liberalismo a través de la prensa en la Universidad de Cartagena en el decenio de los años cuarenta64.
El trabajo del profesor Vargas65 examina la participación de los estudiantes universitarios en la discusión de temas relacionados con la dimensión curricular de la educación superior en el año de 1921. A partir de las referencias históricas a un revuelo que se da en Bogotá por el bajo rendimiento de los bachilleres en las pruebas de admisión a la universidad, Vargas sostiene que se desata el interés de algunos universitarios por la calidad de la educación en el país. La argumentación expuesta se ocupa de referir la voz de los estudiantes que escriben en la revista Universidad, dirigida por Germán Arciniegas. En esta publicación se tratan temas como las deficiencias de los modelos pedagógicos implementados por los maestros, la calidad de los profesores y de los textos empleados en el aula e incluso asuntos específicos de carreras como Medicina, Ingenierías y Bellas Artes. Por último, el artículo se ocupa de recordar el papel de la Federación de Estudiantes Colombianos [FEC] en la promoción de mejores condiciones materiales para los pocos estudiantes universitarios que hay a principios de la década del veinte en el país.
El texto del profesor Olmedo Vargas tiene el mérito de recordar a los interesados en el tema que la movilización del estudiantado colombiano no surge en la década del sesenta. En el mismo sentido, el acento puesto en los asuntos curriculares con la novedosa información que aporta sobre las demandas estudiantiles en materia de calidad educativa lleva a pensar en la importancia que tiene la dimensión gremial en la lucha de los universitarios en el país. Empero, la noción de ‘movimiento universitario’ no se desarrolla de manera suficiente en el cuerpo del artículo y no da cuenta de las movilizaciones que hay en la época de estudio, sino que el texto se limita a reseñar las declaraciones que algunos estudiantes dan a la tribuna más importante de la época para los asuntos universitarios. El escrito tampoco presenta un trabajo heurístico exhaustivo y los resultados se restringen a la consulta de algunos números de la revista Universidad. Finalmente, las digresiones sobre los problemas actuales de la educación superior sustraen al lector de la narración sobre la etapa de estudio.
Al retomar los estudios de la segunda mitad del siglo XX sobre la movilización y protesta estudiantil en Colombia, una obra que intenta acercarse a las formas organizativas es la tesis de grado de Manuel Ruíz Montealegre, publicada por la Universidad Nacional en 200266. En este texto, Ruíz propone el estudio del movimiento estudiantil a partir de dos expresiones organizativas muy importantes con pretensiones de alcance nacional entre 1957 y 1966: la Federación de Estudiantes Colombianos [FEC] y la Federación de Universitarios Nacionales [FUN] en su etapa de declive. El autor reconstruye la historia de cuatro instancias de organización y lucha estudiantil. En los dos primeros capítulos narra los principales acontecimientos que dan origen a las primeras organizaciones nacionales [FEC y Unec], para luego preguntarse por la consolidación del Consejo Superior Estudiantil de la Universidad Nacional y su tránsito de reivindicaciones gremiales a demandas sociales y políticas del acontecer nacional. En la última parte, Ruíz Montealegre expone el momento culmen de la lucha estudiantil en esta década, protagonizado por la FUN y la huelga en la UIS de 1964. El texto cierra con una explicación sobre el declive de esta organización a causa del predominio del radicalismo político en una nueva generación de estudiantes. El volumen es complementado con tres interesantes anexos documentales pertenecientes a las organizaciones estudiadas en el texto.
Este trabajo tiene mérito por la renovación que ofrece en el estudio del movimiento estudiantil. Por una parte, elabora un análisis equilibrado de las acciones estudiantiles y del contexto sociohistórico en que se inscriben, incluyendo las líneas gruesas de la política educativa y las motivaciones y discursos que orientan a los estudiantes sobre temas como la autonomía universitaria, la defensa de la educación pública y el antiimperialismo. Todo ello a través de la narración de los intentos organizativos acometidos y el desenvolvimiento de la relación entre los asuntos gremiales y la progresiva introducción de posturas politizadas hacia la izquierda. Pese a estos enfoques novedosos de investigación, que amplían el horizonte temático sobre la movilización y la organización estudiantil en la segunda mitad del siglo XX, el trabajo se dirige a exaltar el predominio de Bogotá y en particular de la Universidad Nacional en el desarrollo de la dinámica estudiantil. En igual sentido, la promesa de un estudio interno de la organización estudiantil desconoce énfasis como las diferentes identificaciones ideológicas de los estudiantes. Por otra parte, se hace demasiado hincapié en la “auténtica” democracia que se experimenta en la FUN, y se deja de lado la problematización de las relaciones y disputas políticas en el interior de este tipo de organizaciones.
Referente al movimiento de finales de los años sesenta e inicios del setenta, Ricardo Sánchez evoca su participación en los acontecimientos del movimiento estudiantil entre 1968 y 197267. Este diálogo con base en la subjetividad de una memoria es significativo en la medida en que el profesor Sánchez reflexiona sobre los marcos nacionales