Emociones, argumentación y argumentos. Cristián Santibáñez
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1 El carácter debatible queda muy bien expresado en la discusión del término en la enciclopedia Stanford, y en la reflexión que desarrolla Barrett sistemáticamente (como botón de muestra, ver 2018, p. 148-149).
2 Un muy buen resumen del rol de la emoción en la teoría de la argumentación ofrece Micheli (2010). Este autor, no obstante, asume en gran parte la posición de Plantin, que en este trabajo se comenta. Es interesante notar, sin embargo, que este autor se esfuerza por defender la idea de que las emociones son objetos de argumentación, vale decir, que los hablantes cuando enfrentan una situación polémica, o participan de ella, buscan legitimar que una posición emocional sobre el asunto es beneficiosa (señalando las consecuencias que de ello deriva, positivas o negativas). El autor denomina su aproximación como una alternativa a lo existente en la teoría de la argumentación. En este trabajo no se acuerda con esta pretensión
3 La edición en español que consulto de la Retórica, traduce como sentimiento la noción griega de emoción. La edición LOAB (2000) en inglés conserva la palabra emotion en la traducción de este pasaje: “The emotions are all those affections which cause men to change their opinión…” (Aristotle, 2000, p. 173).
4 En este trabajo obviamente no hay espacio para referirnos a las distintas tradiciones y autores en retórica. En la versión del Orador ideal de Cicerón que consulto (Cicero, 2001), las emociones también son tratadas bajo la noción de pathos, y Cicerón, como por ejemplo en el siguiente pasaje, las analiza y comenta en clave de sugerencias pero con desdén en relación con la capacidad de instruir, y con ello convencer, al oyente: “Also, as I have often said already, we bring people over to our point of view in three ways, either by instructing them or by winning their goodwill or by stirring their emotions. Well, one of these methods we should openly display, and we must appear to aim at nothing but giving instruction, while the other two must, just like blood in the body, flow throughout the whole of the speech” (Cicero, 2001, p. 208). No obstante, la obra de Cicerón Disputas Tusculanas, Libros 3 y 4, han sido recibidas como su reflexión más sistemática sobre las emociones.
5 No consideraré el libro de Walton en coautoría con Macagno (2014), titulado Emotive Language in Argumentation, por la poca atención que tuvo el libro y la reseña drástica que recibió. Ver, por ejemplo: https://ndpr.nd.edu/news/emotive-language-in-argumentation/. En este sentido es suficiente referirse a las aportaciones previas de Walton.
6 No hago justicia a este autor, ya que dejo fuera de consulta su vasta producción en francés sobre las emociones y la argumentación.
7 Hample (2005) entrega una serie de estudios empíricos en su libro, Por ejemplo, tratando la ternura, muestra cómo los interactuantes en argumentaciones (grabadas auditivamente) se van acomodando al grado de ternura que sus alocuciones comunican.
8 Searle (1975, p. 360) señala: “Some members of