Avances en psicología del deporte. Alejo García-Naveira Vaamonde

Avances en psicología del deporte - Alejo García-Naveira Vaamonde


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personal del cliente; b) el bienestar; c) el desarrollo del talento deportivo o profesional; d) las relaciones interpersonales y el liderazgo; e) la mejora del rendimiento deportivo; f) la búsqueda de resultados, y g) el desarrollo de equipos de alto rendimiento.

      Partiendo de lo anteriormente señalado, es de esperar que el psicólogo del deporte cubra las necesidades de la población deportiva; aunque si revisamos históricamente el mercado laboral esto no siempre ha sido así, pues han surgido personas que han buscado (o les han permitido) intervenir a nivel psicológico (mentalistas, entrenadores actitudinales, sofrólogos, coaches, etc.) (Cantón, 2010).

      Este aspecto puede indicar que existe una realidad de mercado en la que los psicólogos pueden, o no, estar presentes. Por un lado, la población deportiva (p. ej., entrenadores) demanda la aplicación de estrategias psicológicas, ya sea bajo el nombre legal de la psicología o bajo términos «más o menos novedosos» que tienen un claro contenido psicológico y producen modificaciones en la conducta del cliente (p. ej., el coaching).

      En este sentido, es importante que los psicólogos del deporte se adapten a las necesidades y demandas del cliente, que en ocasiones tiende a buscar un servicio más práctico, novedoso, centrado en la solución y alejado de las viejas connotaciones de la psicología (asociada a lo patológico).

      Y por otro, si ese lugar no lo ocupa o no le da respuesta un psicólogo del deporte, se convierte en un excelente «espacio» para que otras personas, no psicólogos, ofrezcan sus «servicios» y reciban una remuneración por ello.

      Otra cuestión relacionada serían las acciones legales que pudieran realizar los propios psicólogos o colegios oficiales de psicólogos en defensa de la profesión y los derechos del cliente.

      A raíz de estos acontecimientos, la psicología del deporte y sus profesionales se encuentran en un período de reflexión: ¿qué busca el cliente?, ¿en qué áreas puede trabajar el psicólogo del deporte?, ¿qué ofrece un psicólogo deportivo?, ¿qué está haciendo el psicólogo del deporte respecto al intrusismo?

      Posiblemente, en psicología del deporte se esté en un período de integración más que de exclusión en cuanto a estrategias de intervención y áreas de desempeño (García-Naveira, 2010). Algunas de ellas se pueden «fichar» de otras áreas de la psicología (clínica, educativa, trabajo...), mientras que otras pueden proceder de diferentes parcelas del conocimiento humano (p. ej., ciencias del deporte) o áreas profesionales (p. ej., la empresa), e inclusive de personas que no son psicólogas aunque sí expertas en determinadas competencias o metodologías de intervención (p. ej., outdoor training).

      Es importante que la psicología del deporte se nutra de otras técnicas y modalidades de intervención para seguir ganando en eficacia y rapidez a la hora de solucionar los obstáculos, dificultades y problemas del cliente, o para favorecer el desarrollo psicológico que afecta o se relaciona con el resultado, rendimiento y bienestar del deportista. Estas posibles incorporaciones tienen que cumplir los requisitos científico-profesionales y demostrar su eficacia. Los psicólogos necesitan tener la capacidad de trabajar de manera «informada» y «flexible», y esto requiere tanto de teoría como de experiencia personal desde la práctica.

      Un ejemplo lo podemos encontrar en el coaching, la musicoterapia, la risoterapia, la psicología positiva, la hipnosis, etc., integrándolos dentro del repertorio de actuación del psicólogo del deporte, mejorando la metodología de intervención, adaptándolos al contexto deportivo y ofreciéndolos como un servicio a la población deportiva.

      Además, desde una perspectiva especializada, tener un abanico más amplio de las áreas de aplicación posibilita al psicólogo extenderse profesionalmente en diferentes parcelas de la actividad física y el deporte (cronopsicología, ciberpsicología, intervención en concentraciones deportivas...).

      Todo ello no implica una pérdida de identidad del psicólogo deportivo, ni tampoco la conversión en otra «cosa» o profesional distinto. Representa la evolución, adaptación y ampliación del repertorio de intervención y de las posibilidades en un mercado laboral cada vez más competitivo y con unas necesidades concretas.

      En mi opinión, el psicólogo del deporte que se requiere en la actualidad es aquel que, además de su formación rigurosa en Psicología y específica en Psicología del Deporte, posea una formación reglada en diferentes estrategias de intervención, una visión más amplia de los ámbitos o áreas convencionales de actuación y unas competencias personales y profesionales que le permitan adaptarse al contexto de forma eficaz.

      En resumen, la formación del psicólogo, el reciclaje, estar «en la moda» o actualizarse representa una opción para desarrollarse profesionalmente y una oportunidad para hacer frente al mercado laboral. Con el objetivo de contribuir al progreso de la psicología del deporte se ha creado y organizado este libro, escrito para mejorar el desempeño de los psicólogos que trabajan o quieren introducirse en el ámbito del deporte y de los diferentes profesionales que deseen ampliar sus conocimientos. Para ello, se ha reunido a un equipo de profesionales seleccionados por su trayectoria profesional y el dominio experto de la temática.

      Por tanto, esta obra lleva el título de Avances en psicología del deporte porque uno de sus objetivos es introducir o ampliar los repertorios de intervención y los campos de actuación del lector. En esta línea, la estructura del libro se ha organizado en dos partes: «Avances en las estrategias de intervención en psicología del deporte» y «Avances en las áreas de intervención en psicología del deporte».

      Esta parte está integrada por los siguientes capítulos y autores:

      En el capítulo 1, Milagros Ezquerro presenta el proceso de evaluación-intervención psicológica aplicado al ámbito deportivo con un enfoque cognitivo-conductual. Enfatiza en el papel del análisis funcional de la conducta, que permite comprender la interacción personasituación, y de las diferentes variables implicadas, identificando los desencadenantes y las consecuencias del problema para facilitar el diseño de la intervención psicológica en el deportista.

      En cuanto al capítulo 2, Jose Carlos Jaenes realiza un abordaje práctico de intervención en psicología del deporte, con propuestas prácticas de entrenamiento de habilidades psicológicas mientras se entrenan cargas de entrenamiento, bajo el concepto de entrenamiento psicológico integral, y con diferentes propuestas bajo el prisma cognitivo y clínico que en algunas ocasiones es necesario utilizar. Completa el capítulo con una serie de ideas que abordan tanto la importancia de la formación del psicólogo como los aspectos deontológicos, básicos en la profesión.

      Respecto al capítulo 3, Miriam Lucas propone un acercamiento a la psicología del deporte desde una perspectiva novedosa: la musicoterapia. La música, presente en todas las culturas a lo largo de la historia, así como en muchos aspectos de nuestra vida cotidiana, tiene un gran poder a nivel emocional. La idea de utilizarla para optimizar el entrenamiento, reducir el estrés previo a la competición, acortar el tiempo de recuperación en una lesión o generar mayor número de pensamientos positivos durante el entrenamiento ha atraído la atención de muchos investigadores. En este capítulo, se ofrecen algunas orientaciones sencillas que aportan nuevas herramientas de trabajo a los profesionales del área.

      En cuanto al capítulo 4, José Elías trata la risoterapia y el buen sentido del humor como estrategia de intervención para ayudar a los deportistas a desarrollar sus habilidades mentales y emocionales. Aborda aspectos relacionados para eliminar el exceso de tensión precompetitiva, competitiva y poscompetitiva, el diálogo


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