Diseño creativo: manual de ideas. Juan Diego Ramos Betancur

Diseño creativo: manual de ideas - Juan Diego Ramos Betancur


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mismas, sean empresas, cooperativas, instituciones, etc. Por ello, no siempre la vida es color de rosa. Lo sorprendente es que a través de la historia ha habido individuos que, contra todas las condiciones externas, dificultades económicas, entornos conflictivos e inclusive con dificultades económicas, emocionales, de capacidad cognitiva o de personalidad, demostraron ser brillantes diseñadores creativos: Leonardo de Vinci, Johannes Gutenberg, Vincent Van Gogh, Edgar Allan Poe, Pablo Ruiz Picasso, Johannes Vermeer, Ludwig Van Beethoven, entre muchos otros.

      Diseñar creativamente una técnica de pintura como es el sfumato; la manera de imprimir un libro en serie, mejorando la tinta y el papel además de las piezas tipográficas en metal; de expresar con gruesas pinceladas las formas y la luz; hacer narraciones y escribir cuentos que se inspiraban en experiencias tristes y lúgubres de manera magistral; descomponer la imagen del realismo, creando estilos cubistas, tristes obras azules o románticamente rosas, hasta la abstracción más compleja; representar escenas cotidianas en un espacio mínimo con un detalle de iluminación casi fotográfico, y componer extraordinarias obras musicales con euforia y pasión, aun después de perder la audición, son ejemplos admirables de estos creadores. Son simplemente destellos de la grandiosidad de la mente humana. Nunca nada los detuvo. Siguieron contra todas las probabilidades hasta alcanzar su sueño personal.

       Imitar

p46

      Jarrones de porcelana de Lladró

      En la era digital la copia es ubicua, pervasiva, penetrante, silenciosa, común a las prácticas cotidianas. Se ha vuelto una parte sustancial de la cultura contemporánea.1

      Sabemos que hay muchos obstáculos, pero el Diseño Creativo tiene muchos caminos para superarlos. Hay un dicho popular que afirma: “la curiosidad mató al gato”. Hay que reconocer también que la curiosidad creó al genio, al creativo, al inventor, al innovador. Todos ellos, sin duda, debieron dedicar miles de horas a observar, prestar atención a cada cosa, seguir sus intuiciones, recopilar información, hacer experimentos y pruebas, equivocarse y volver a comenzar. Sin curiosidad es realmente poco lo que podemos aprender. Por ello, los niños, en sus mejores años, deberían tener más tiempo para curiosear, explorar, recorrer el entorno, observar, “perder el tiempo por ahí” en lugar de estar pasivamente sentados en un pupitre. Pero eso es otro asunto que veremos luego.

      Como lo han dicho autores de diversos campos del saber, “un individuo nace y se hace”. Esto no es nuevo, pero requiere poner la mirada en aquellos factores que, como los talentos y las capacidades innatas, vienen instalados en las personas. Pero las otras cualidades son desarrolladas durante la vida mediante la fuerza de voluntad, la perseverancia, la disciplina y la pasión por llegar a las metas propuestas.

      Buena parte de la creatividad que le atribuimos al hombre se deriva de su capacidad para copiar ideas ajenas, para imitar lo que es bueno. Esta es quizá una de las cualidades más desarrolladas en la evolución humana, lo cual le ha permitido adaptarse a los cambios geográficos y tecnológicos, configurando su vida cultural, económica y técnica. Puede observarse esto desde la infancia. Todos aprendemos por imitación. Hemos podido reproducir conductas e incorporarlas como réplicas para evitar “inventar la rueda desde cero”.

      De este modo, el Diseño Creativo va a depender de que cada individuo saque toda la energía vital, tenga alta autoestima, logre una fe ciega en sus propios sueños, sepa sobreponerse a sus más tristes y dramáticas circunstancias, y ante las vicisitudes de la vida tenga que renunciar a sueños de amor y gloria. No todos llegan a tener fama en vida, a hacerse millonarios con el beneficio económico cuando patentan sus ideas. El Diseño Creativo es demandante, requiere audacia, voluntad de hierro y una integridad a prueba de todo. Eso es lo que podemos aprender de nuestros más admirados creadores en la historia de la humanidad. Así que, los interesados, adelante y buena suerte, si es que esta existe.

       Hola Diseño, ¿eres tú?

p50

      Escultura, Baloon Flower de Jeff Koons, Nueva York

      La vida te la dan pero no te la regalan.

      La vida se paga por más que te pene.

       Así ha sido desde que

      Dios echó al hombre del Edén,

       por confundir lo que está bien

      con lo que le conviene.

      Fragmento de la canción Bienaventurados

      Joan Manuel Serrat1

      El concepto “diseño” ha sido definido de muchas maneras. Su origen parece remontarse a la expresión italiana “disegno”, derivado del latín “designare”, que se relaciona con palabras como indicar, marcar, trazar, dibujar y, por supuesto, diseñar. Se discute aún quien fue el que utilizó por primera vez la palabra diseño: Giorgio Vasari, Francesco Lancilotti o León Battista Alberti en el siglo XV.

      También se habla de que diseñar es dibujar para crear, para construir. Diseñar implica pensar para darle forma a algo que responda a distintas variables, que van desde lo estético hasta lo práctico, pasando por lo económico y lo funcional. En Ingeniería de diseño, en diseño industrial, en moda, en arquitectura o diseño gráfico; la palabra “diseño”, está en relación con el dibujo como una forma de “preordenar” los componentes para obtener algo que es más que la suma de sus partes. En ingeniería o Diseño Industrial, diseñar está relacionado con un “dibujar para fabricar y construir”.

      Para Ulrich y Eppinger, el diseño representa “el papel más importante para definir la forma física del producto, para que se adapte de mejor manera a las necesidades del cliente. Dentro de este contexto, la función del diseño incluye el diseño de ingeniería (diseño mecánico, eléctrico, software, etc.) y el diseño industrial (estética, ergonomía, interfaces del usuario)”.2

      El proceso de diseño no siempre conduce a un final feliz en cada proyecto. También el diseño o el diseñador fracasan, para aprender y corregir la dirección de sus ideas. El diseño posee la misma incertidumbre que muchas etapas de las actividades creativas, debido a las iteraciones que demanda. Hay que regresar al principio de la idea, avanzar un poco, idealizar un final, volver atrás, y así sucesivamente. Por ello, en la fase de Concepto debemos estar atentos, ser diseñadores creativos en la plenitud de nuestras capacidades es una labor que debe ser lenta, cuidadosa, de detalles, de miradas al futuro, pues es allí donde nace la descripción final del proyecto que llegará al mercado, al usuario final, a la comunidad.

      Una misión del diseño es reducir o minimizar el riesgo en el logro de los resultados. Para ello, contribuye mucho el haber clarificado las especificaciones de las metas y los propósitos finales.

      Un punto clave del proceso de diseño está relacionado con la calidad y profundidad en el desarrollo de los conceptos. Los conceptos son un territorio que exige análisis en la mayor profundidad posible, así como dedicación intelectual, capacidad de imaginar, de interpretar, soñar y cuestionar. Allí, el diseñador puede contribuir a darle forma y solución a un producto, a un servicio o a una imagen, a un espacio, a una vitrina, a una escenografía o a un videojuego.

       Cuando la mano toca al mundo

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