El juego y los alumnos con discapacidad. Mercedes Ríos Hernández

El juego y los alumnos con discapacidad - Mercedes Ríos Hernández


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de edad. Ello, sin duda, repercutirá en su integración y normalización social.

      Por todo ello no podemos negar la posibilidad, el derecho a jugar. El reto del educador será posibilitar la asunción de roles activos por parte de todos, independientemente de sus características y peculiaridades. Evitar lo que se ha denominado falsa integración, es decir, que el alumno con discapacidad adopte roles pasivos reduciendo sensiblemente su participación normalizada en un juego. Tampoco se trata de equiparar la integración a la asimilación de modelos, a una absorción de un colectivo superior a uno inferior. No se trata de la predominancia de una manera de hacer sobre otra, sino de trabajar la convivencia en la diversidad. Educar con la diversidad, en la diversidad, base de futuras actitudes de respeto en un entorno motivador donde todos juegan.

       Descripción de las discapacidades más frecuentes. Características principales

       DESCRIPCIÓN DE PATOLOGÍAS MÁS FRECUENTES EN LA DISCAPACIDAD FÍSICA

      POR JOAQUÍN FAGOAGA

       ESPINA BÍFIDA

       DEFINICIÓN

      La Espina Bífida es una malformación congénita que consiste en un fallo en el cierre del tubo neural durante el período embrionario.Cuando el niño está en el útero materno, donde se forman sus órganos, músculos, huesos, etc., en el momento que se forma la columna vertebral hay un fallo en el cierre de la misma quedando unas vértebras abiertas y la médula espinal expuesta al exterior. Como este cierre se produce durante la cuarta semana del embara-zo, las secuelas que dicho fallo produce son frecuentemente irreversibles ya que el niño se forma con la médula espinal en situación anómala.

      Cuando un niño nace con espina bífida, presenta una protuberancia en su espalda muy evidente (Fig. 1) cuyo contenido permite establecer una primera clasificación (Fig. 2):

      A) Espina Bífida oculta, en este caso, no hay protuberancia ni manifestación al exterior. No suele dar sintomatología.

      B) Meningocele, en la protuberancia hay meninges y líquido cefalorraquídeo.

      C) Mielomeningocele, en la protuberancia hay médula, líquido cefalorraquídeo y meninges. Ésta es la tipología más grave, la que produce mayor número de secuelas y la que será objeto de nuestro estudio.

       NIVEL DE LA LESIÓN

      El nivel de lesión es el lugar de la columna vertebral donde aparece la espina bífida, es decir, donde no se ha cerrado el arco posterior y se nombra según el segmento vertebral donde esté situada: D, vértebras dorsales, L vértebras Lumbares, S, vértebras sacras. De forma general se pueden agrupar en tres niveles:

      a) Nivel alto: Se consideran los niveles de D11/D12-L1 (desde la onceava vértebra dorsal hasta la primera vértebra lumbar).

      b) Nivel medio: Niveles L2-L3-L4

      c) Nivel bajo: Niveles L5-Sacro.

      Conociendo el nivel de lesión se puede hacer una aproximación en cuanto al nivel de autonomía, aparatos que necesitará para la marcha, etc. y es muy importante conocerlo para poder hacer una valoración de las actividades que podrá realizar. Dependiendo del nivel de la lesión habrá más o menos grupos musculares afectados que condicionarán el tipo de aparatos que utilice y, por lo tanto, el nivel de autonomía. Como regla general, cuanto más alto sea el nivel de lesión utilizará aparatos ortopédicos más grandes y de ahí que se puedan encontrar personas con espina bífida que utilizan sólo unos zapatos ortopédicos para caminar cuando el nivel de lesión es muy bajo y otras personas que necesitan la silla de ruedas para poder desplazarse

       SECUELAS EN UNA PERSONA CON MIELOMENINGOCELE

      Una vez definida una primera clasificación de esta malformación hay que enumerar las secuelas:

      1. Parálisis de la musculatura inervada por debajo del nivel de la lesión. Como la malformación es a nivel de la médula espinal y de allí parten todos los nervios que dan movimiento a la musculatura de los miembros inferiores, éstos quedarán paralizados por debajo del nivel de la lesión. Estas parálisis se manifiestan en el momento del nacimiento y persisten a lo largo de la vida del niño. Son parálisis irreversibles y no mejoran con el ejercicio, es decir, la musculatura afectada por la lesión de la médula espinal no se recupera y lo único que se puede hacer es potenciar la musculatura no dañada por el mielomeningocele.

      2. Falta de sensibilidad en los miembros inferiores de la zona que coincide con el nivel de las parálisis. Las personas afectas de espina bífida no tienen sensibilidad en los miembros inferiores; por lo tanto, pueden producirse llagas por roces de los aparatos ortopédicos que utilicen, roces producidos contra superficies duras o suelo, también pueden producirse quemaduras con agua caliente o con fuego así como fracturas óseas. Todos estos problemas pasan desapercibidos por la falta de sensibilidad, pero las consecuencias posteriores son muy importantes.

      Los niños afectados de espina bífida presentan, además, problemas en la adquisición de un esquema corporal correcto debido a la falta de sensibilidad propioceptiva en los miembros afectados.

      3. Las personas con espina bífida tienen problemas con la circulación sanguínea en las zonas paralizadas. Debido a estos problemas, la cicatrización de cualquier herida o llaga producida por los mecanismos antes expuestos se hace mucho más lenta e incluso tiene que ser tratada con alguna intervención quirúrgica cuando no se resuelve en un tiempo prudencial.

      4. Malformaciones y deformidades asociadas. Como se ha dicho anteriormente esta patología comienza a desarrollarse durante las primeras semanas del período embrionario. Esta circunstancia hace que, a veces, por una mala posición en el útero y otras por un desequilibrio de fuerza entre los músculos que realizan una función (agonistas) y los que realizan la función contraria (antagonistas), se produzcan estas malformaciomes en los miembros afectados. Las principales malformaciones son: pies talos, pies equino-va-ros, luxación de caderas, escoliosis, etc.

      5. Hidrocefalia, es decir, aumento de líquido cefalorraquídeo en los ventrículos cerebrales por una descompensación entre la producción y su eliminación. Para tratar esta secuela se tiene que conseguir un equilibrio entre la formación y la eliminación del líquido. Para ello se coloca en los primeros días de vida una válvula en los ventrículos cerebrales del niño unida a un tubo de plástico que acaba en el peritoneo y que realizará la función de drenar el líquido almacenado enviándolo al torrente sanguíneo donde se elimina con el material de desecho de la misma.

      6. Incontinencia de esfínteres vesical y anal. Las personas con espina bífida padecen de incontinencia del sistema excretor. La razón es que estas funciones excretoras están reguladas por músculos que en el caso de las personas afectas están paralizados, por lo tanto, no consiguen controlar de forma voluntaria ni la micción ni la defecación. Por otro lado, al faltarles sensibilidad tampoco tienen la sensación de necesidad de vaciar la vejiga. Algunas personas consiguen tener sensación de plenitud de la vejiga por otras sensaciones asociadas como sudoración o intranquilidad y que aprenden a relacionar con la necesidad de miccionar o defecar a través de maniobras sencillas de presión en la zona púbica. En algunos casos se necesita un sondaje intermitente para mantener la vejiga


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