Sprinters. Lola Larra

Sprinters - Lola Larra


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corriendo. A ratos duda qué dirección tomar.

      Tobias logra cruzar la alambrada por un agujero estrecho y escapa por el campo.

      Lo desamarra. Lo acaricia intentando tranquilizarlo, a pesar de que el más asustado y agitado es él. Duda. No sabe cómo montarlo. El caballo no está ensillado.

      Tobias se decide por fin y monta el caballo a pelo. Se nota que es un jinete novato, pero se agarra con fuerza de las crines y se marcha al galope por el campo. Los ladridos de los perros se van alejando poco a poco.

       Exterior. Carretera – Noche

      Un camino de tierra vacío, sumido en la bruma. De la maleza surge Tobias. Sus ropas están empapadas y lleva al caballo de las riendas. Se detiene al borde del camino, decidiendo qué dirección tomar.

      Nos quedamos con la imagen de la cara asustada del joven.

       Exterior. Carretera – Noche

      En medio del campo, oscuro y silencioso, emergen luces de camionetas que avanzan veloces por una carretera pavimentada. En off escuchamos, entre molestas interferencias, distintas órdenes en alemán que se superponen unas a otras. Hablan por walkie talkies.

      De pronto, aparece una patrulla de la policía e ilumina a Tobias y al caballo con sus potentes focos.

       Interior. Estación de Policía – Noche

      Tobias es interrogado por un carabinero joven. “Robar caballos es un delito grave”, le dice. Tobias le asegura, en un catastrófico español, con un fuerte acento alemán, que solo lo tomó prestado, que pensaba devolverlo.

      Entra el jefe de Carabineros y le pregunta a Tobias dónde están sus documentos; Tobias encoge los hombros, no tiene ningún documento que mostrar. “Además de robar un caballo, eres menor de edad y te escapaste de tu casa”, le dice. Tobias niega con la cabeza. Tengo veinte años, murmura.

      Muy erguido, el joven se queda fascinado mirando la pantalla. Se ven las noticias del día. Una avalancha de barro que arrasa con un camping. El implante de un corazón artificial. La disolución del grupo The Ramones tras dar un último concierto en Los Ángeles, California. Estamos en el año 1996.

      Sobre la mesa hay un periódico sensacionalista de crónica roja.

      Tobias sigue sentado en el banco de la comisaría. El carabinero joven le dice que tiene que quedarse hasta que venga el dueño del caballo. A Tobias parece no importarle. El carabinero lo invita a entrar a una sala de descanso con una mesa, sillas, un par de catres y un televisor encendido.

      Tobias está completamente alelado frente a la televisión: no puede disimular su asombro y su excitación.

      Tobias lo toma con curiosidad. “Burro de cinco patas”, “Triple asesinato pasional”, “Encuentran un huevo de pollo completamente transparente”...

      Tobias ve que el joven carabinero se queda dormido.

       Interior. Estación de Policía – Amanecer

      A la estación de policía llega una de las camionetas que vimos en la Escena 14. Se bajan tres hombres rubios. El jefe de Carabineros sale a recibirlos y saluda amistosamente a uno de ellos: es GERHARD, un alemán de unos cuarenta y cinco años, fornido, muy serio.

       Exterior. Carretera – Día

      Dejamos atrás la estación de policía. La camioneta avanza por un camino de tierra. Atravesamos un paraje idílico: la cordillera nevada al fondo, interminables filas de álamos, campos verdes, sembradíos. La incipiente primavera estalla en todos lados.

      Se guarda el periódico bajo la camisa.

      No escuchamos lo que hablan porque vemos la escena desde el interior, desde la sala en la que está Tobias.

       Sobreimpreso entran TÍTULOS DE CRÉDITO.

      Punto de vista interior camioneta: a la izquierda se ve una capilla de estilo bávaro, un bosque y un campo cercado donde corre una manada de ciervos. A la derecha, hay campos sembrados y una escuela rural en cuyo muro hay diversos animales pintados. La camioneta no se cruza con ninguna persona ni con ningún otro automóvil. Todo parece desierto.

      La mujer vuelve a cerrar el portón, rezongando, malhumorada.

      Paneo general: De un lado hay una pequeña gasolinera y varios galpones que parecen talleres. Del otro lado se alzan tres edificios de dos pisos que podrían ser viviendas. En el centro hay muchas flores, pasto bien cuidado, glorietas y un pomposo y anacrónico estanque con cisnes.

      Llegamos a un portón custodiado por una caseta de vigilancia. Una mujer vieja y severa sale de la caseta y abre el portón metálico sin saludar. Viste igual que las campesinas de las primeras secuencias: falda larga, delantal, calcetines blancos con sandalias, pañuelo blanco en la cabeza.

      La camioneta llega a una rotonda cercada por varias construcciones. Es una especie de poblado austero pero bien cuidado, con sólidos edificios de una arquitectura intemporal e indefinible.

      Todas


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