Sexualidad y muerte: Dos estigmas clínicos. Mónica Biaggio
de la reproducción. Para Lacan, lo femenino quedará para siempre apartado de lo materno; son las particiones que habitan en una mujer: ser madre por un lado y por otro lo femenino. Son partes que no se recubren.
El cuerpo juega su partida para ambos sexos, de diferente manera. Pero no se trata de tener o no tener pene, sino que contrariamente a esto Lacan dirá que nadie lo es ni lo tiene, es decir el falo.
El falo se constituye como significación, condensador de goce y significante del deseo. Esto es así en la primera época de la obra de Lacan; posteriormente el falo, además de tener una vertiente significante, será uno de los objetos. No como objeto a, pero sí como objeto de goce que hace a la diferencia sexual anatómica entre los sexos. Conceptualización relacionada con el estatuto del cuerpo, que también cambia a lo largo de su obra.
Al principio, a la altura del estadio del espejo, el cuerpo es el cuerpo imaginario, pero ya en el Seminario10 el cuerpo no es todo imaginario, es el cuerpo horadado por las zonas erógenas. La angustia de castración estará anudada a la detumescencia del órgano. Angustia de castración que es propia del sujeto masculino, dice Miller siguiendo a Lacan en La angustia lacaniana. (19) Algo de lo real como presencia de angustia, a partir de la afectación del cuerpo, aparece allí.
El trauma se ubica en el centro de la estructura; somos traumatizados por el lenguaje, estructura que vela dando sentido al traumatismo de lalengua.
Lalengua está lógicamente antes que la marca significante opere en el cuerpo y en el ser hablante produciendo una pérdida de goce.
Hay un ejemplo muy bueno, que J.-A. Miller lo toma en El lenguaje, aparato del goce, (20) y es el ejemplo de Michel Leiris, escritor, quien cuando era un niño estaba jugando con los soldaditos, uno se le cae y no se rompe, frente a lo que expresa: “Reusement” (¡lijmente!). En ese momento viene el Otro y le dice, como siempre sucede en estos casos, cómo debe decirse, a saber: heureusement (“felizmente”). El resultado de esa operación es el pasaje de lalengua al lenguaje. Hay una pérdida; pierde la alegría que había sentido en el momento en que el soldadito se le cae y no se rompe. La alegría de no haberlo perdido. Y esa no pérdida, el niño la expresa con su lalengua, ¡lijmente!
Para él la alegría estaba anudada al lijmente y no al felizmente. Sintomáticamente fue alguien que tuvo intentos de suicidios, pero al mismo tiempo fue escritor. Además, nunca aceptó que le corrigieran sus libros. Siempre el corrector fue él.
El último seminario, de 1980, Lacan lo termina de dictar en julio de ese año y muere en septiembre de 1981. Hay que leerlo, se los recomiendo. Es muy fuerte. Pero es una enseñanza más de todas las que nos dejó.
Y allí decía del trauma lo siguiente: “Trauma, no hay otro: el hombre nace malentendido. […] Si creen que de él –del malentendido– puede revelarse todo, pues ahí se caen: todo no puede. Eso quiere decir que una parte no se revelará nunca. […] Seamos aquí radicales: vuestro cuerpo es el fruto de un linaje, y buena parte de vuestras desgracias se deben a que ya nadaba este en el malentendido tanto como podía. […] No hay otro trauma de nacimiento que nacer como deseado. Deseado, o no, da lo mismo, da igual, ya que es por el ser que habla”. (21)
¿Cuál es el malentendido? Malentendido porque hay algo que escapa al lenguaje. No hay objeto de la pulsión, no hay un objeto predeterminado. El ser hablante cree que lo hay y busca, errando por la vida, eso que lo colme. Pero no lo hay. Ni la profesión, ni el amor, ni los amigos, ni los objetos de consumo más preciados. Nada puede obturar esa hiancia, esa pérdida que por ser originaria traumatiza al ser hablante.
El hecho de que hay una pérdida es que hay deseo. El deseo siempre se inscribe a partir de una falta. Justamente en esta época, uno de los problemas es que se trata de obturar con objetos que presta la ciencia o la técnica. Hay en nuestro tiempo cierta deflación del deseo. Siendo que la pérdida originaria promueve, da lugar a la asunción del deseo. Lo insustituible eficaz, eso que se perdió, funciona como motor.
Perdemos la necesidad al ser marcados por el Otro, pasaje de lalengua al lenguaje. Perdemos la razón, porque no hay razones que den cuenta de nuestro goce. No sabemos quiénes somos, ni sabemos adónde vamos. Creemos ser lo que no somos y creemos tener lo que jamás tuvimos. Nos vemos así en la emboscada de tener que perder cada vez lo perdido para tener una vida. Sin bolsa, eso sí, como diría Lacan, pero una vida al fin.
Creímos pertenecer a un linaje, a una familia, creímos en la identidad y eso fue solo un espejismo de nuestro narcisismo. Porque no se puede ser idéntico a sí mismo; la imagen que cada uno cree tener es el espejo que fundó lo imaginario del cuerpo.
Hijos, entonces, de dos hablantes que no hablan la misma lengua.
Dos que no se entienden, porque no hay univocidad en el lenguaje, otra manera de decir que no hay relación sexual. En medio de esa no-relación está el amor. Que si es a lo mismo no hace lazo. Pero con el psicoanálisis se apuesta a un amor diferente, que, al incluir la castración, eso traumático, permite hacer del malentendido un encuentro posible.
4- http://www.elportaldemexico.com/arte/literatura/calaveritas.htm
5- Allen, W., Diario La Nación, Bs. As, 20 de junio de 2008.
https://www.lanacion.com.ar/lifestyle/no-le-temo-a-la-muerte-solo-que-no-me-gustaria-estar-alli-cuando-suceda-nid1023185/
6- https://www.lanacion.com.ar/cultura/el-mago-de-una-mano-sola-nid1166727
7- Lavand, R., El gran simulador, Rai Dermon Proilusiones TV, 51”:07’.
https://www.youtube.com/watch?v=KdjegCs8pFw
8- Freud, S., “Fragmentos de la correspondencia con Fliess” (1950 [1892-99]), “Carta 69” (21 de setiembre de 1897), Obras Completas, t. I, Amorrortu, Buenos Aires, 1992.
9- Duchamp, M. Recuperado: https://www.wikiart.org/es/marcel-duchamp/desnudo-bajando-una-escalera-no2-1912
10- Lacan, J., El Seminario, Libro 11, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, Paidós, Buenos Aires, 2006, p. 42.
11- Miller, J.-A., La experiencia de lo real en la cura psicoanalítica, Paidós, Buenos Aires, 2003, pp. 221-239.
12- Lacan, J., El Seminario, Libro 11, Los cuatro conceptos…, op. cit., p. 72.
13- Ibíd.
14- Freud, S., “Proyecto de psicología” (1950 [1895]), Obras Completas, t. I, Amorrortu, Buenos Aires, 1998.
15- Freud, S., “Fragmentos de la correspondencia con Fliess” (1950 [1892-99]), “Carta 69”, op. cit., pp. 301-302.
16- Freud, S., “La interpretación de los sueños” (1900 [1899]), Obras Completas, t. IV, Amorrortu, Buenos Aires, 1998, p. 128.
17- Ibíd., p. 140.
18-