Anatomía funcional del Yoga. David Keill

Anatomía funcional del Yoga - David Keill


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posición anatómica. A veces estamos boca abajo, sobre el costado o en una combinación de ambos, y nuestra posición puede cambiar qué músculos usamos para movernos.

      CUANDO LAS COSAS SE ESTANCAN

      Si practicas yoga, es bastante probable que te hagas daño en un punto u otro. Quizá llevaste el estiramiento demasiado lejos. Es posible que te despertaras dolorido. O puede que te hicieras daño fuera de la esterilla. Da igual cuál sea el motivo, en algún momento tendrás que lidiar con el dolor, la incomodidad o las lesiones. Dediquemos algo de tiempo a explorar qué son estas lesiones y las terapias que podemos utilizar para tratarlas.

      Aunque para nosotros sea útil entender qué es lo que estamos estirando y cuánto tiempo deberíamos mantener ese estiramiento, lo más realista es prestar atención y sintonizar con nuestro cuerpo cuando algo no funciona de manera correcta. De igual forma que las fascias, tejidos conectivos y contracciones musculares permiten y crean el movimiento, también te lo quitan. Estos tejidos, cuando están irritados, dañados o, simplemente, tensos, pueden limitar el movimiento. Dado que cada célula, fascículo y vientre muscular está envuelto en fascia, la propia fascia puede limitar la capacidad del músculo de alargarse o acortarse.

      No hace falta una lesión para engrosar la fascia en una zona concreta del cuerpo. Un alto nivel de uso (o incluso un uso excesivo) puede provocar una restricción de movimiento o flexibilidad en esa misma área.

      LA RECONSTRUCCIÓN: EL TEJIDO CICATRICIAL

      Los músculos también se pueden tensar o acortar durante el proceso de curación. El propio tejido conectivo se utiliza para ayudar a recomponer y reparar los tejidos dañados. Por ejemplo, cuando se rompe un hueso, primero se aplica tejido conectivo para salvar la brecha en el punto de rotura. A continuación, las células óseas aparecen para que el hueso vuelva a ser una sola pieza. Lo mismo es aplicable a la fascia cuando nos desgarramos un músculo.

      Los que producen este tejido cicatricial son los fibroblastos, los mismos que se encargan de crear el tejido conectivo. Cuando nos desgarramos un músculo, necesitamos tejido conectivo para repararlo. Si haces que un trozo de miofascia (músculo) supere su capacidad de estiramiento, es posible que desgarres el tejido conectivo que lo rodea. Cuando sucede esto (y en función del grado en que se produce), el cuerpo responde con inflamación, fluidos e hinchazón. Incluso en ocasiones la zona se amorata.

       Figura 1.11: Tejido cicatricial: a) desgarro del tejido, b) tejido cicatricial colocado de forma aleatoria, c) demasiado tiempo y falta de movimiento hacen que la tensión aumente en el área de reparación, d) tejido cicatricial mejor alineado para la tensión natural del tejido.

      En el tejido conectivo, las fibras van en una dirección concreta, creando así un «flujo» de fascia. Cuando se produce un desgarro, el tejido conectivo que responde (al que llamamos «tejido cicatricial») se coloca sobre la zona desgarrada. Para crear una fuerte conexión de manera que el propio músculo pueda sanarse, las fibras se disponen formando un patrón reticulado. Dicho de otra forma, el tejido cicatricial va en sentido contrario al del flujo de la fascia desgarrada. Aunque esto se hace para crear una conexión más segura en torno al desgarro, también puede generar algo de fruncido en torno a la zona de la lesión.

      Ahora la zona reparada tiene más tensión a su alrededor porque se ha tirado de los tejidos adyacentes hacia la reparación. Esto podría explicar por qué parece que las lesiones se producen siempre en el mismo sitio. Debido a la tensión añadida de la zona, es más probable que ahí se vuelva a producir una lesión posterior.

      La comunidad médica ha terminado reconociendo este hecho. Durante los últimos 30 años, los cirujanos han ido cambiando poco a poco su forma de plantearse la rehabilitación después de la cirugía, que suele provocar una enorme cantidad de traumas en los tejidos y, por lo tanto, la necesidad de generar tejido cicatricial. En el pasado, después de una cirugía de rodilla la gente guardaba cama durante largos períodos (entre 4 y 6 semanas). La idea era dejar que la persona se curara antes de poner peso o reconstruir los tejidos en torno a la rodilla. De esta forma, la gente acaba generando un montón de tejido cicatricial mientras descansa y, como consecuencia, suele perder amplitud de movimiento (ADM) en esa articulación. Al final, los médicos han llegado a la conclusión de que rehabilitar a los pacientes antes tras la operación crea un tejido cicatricial más grueso. Cuando hablamos de tejido cicatricial «más grueso» nos referimos al que se ha organizado en el flujo original del tejido conectivo de la zona. Esto hace que el tiempo de recuperación sea más corto y que la movilidad de la articulación sea mejor a largo plazo.

      Los estudiantes suelen preguntarme si es mejor seguir entrenando después de una lesión o descansar y esperar a que se cure. Teniendo en cuenta que hay multitud de variedades de lesiones y situaciones, es una pregunta bastante difícil de responder. Sin embargo, si alguien tiene una fascia desgarrada, como hemos descrito aquí, suelo recomendar movimiento. Obviamente, hay lesiones que es mejor no mover, como los huesos rotos, así que no quiero dar una respuesta excesivamente simplificada a esa pregunta. Es mejor que intentes comprender al individuo y la lesión, y que sepas lo suficiente de anatomía como para deducir lo que es más apropiado.

      Dicho esto, es bueno saber que mover un área de tejidos «desgarrados» suele ayudar a curar el tejido. También puede tener beneficios a largo plazo en cuanto a la fuerza y la movilidad. El yoga es una forma fantástica de calentar y luego alargar los tejidos corporales.

      EL SISTEMA NERVIOSO

      El sistema nervioso es un componente extremadamente complejo de nuestro cuerpo físico. Muchos libros lo afirman. Mi especialidad no es la fisiología del sistema nervioso, sino su función. El sistema nervioso en sí mismo suscita interrogantes sobre el cuerpo y la mente que son indispensables para la comprensión del yoga. ¿Dónde y de qué manera están conectados cuerpo y mente? ¿Dónde empieza uno y termina el otro?

      Como sabemos ahora, todas nuestras partes están totalmente conectadas y procedemos de una sola célula. En términos de formación, del embrión en desarrollo surgen tres capas de tejido: el endodermo, el mesodermo y el ectodermo. Cada una de estas capas es el principio de las diferentes partes físicas del bebé. El endodermo es responsable de crear los órganos internos. El mesodermo crea los tejidos conectivos, incluidos huesos, fascias, músculos y el resto de los componentes ya mencionados. El ectodermo crea las capas más externas del cuerpo, el órgano más grande: la piel. Pero eso no es todo. El ectodermo también crea el sistema nervioso, que une íntimamente las partes más externas e internas del cuerpo.

      El sistema nervioso encarna la conexión de cuerpo y mente. Los nervios surgen en las profundidades de las capas protegidas de la columna vertebral y el cráneo para luego abrirse camino por todo el cuerpo, entrando hasta en el último rincón. Los nervios envían información a todo el cuerpo y reciben información a través del cerebro/mente sobre toda la actividad que se está produciendo en el sistema. Por lo tanto, simple y llanamente, el cuerpo y la mente son una sola cosa. Y ahora es cuando entra el yoga. ¿Qué es el yoga? ¿Es lo que queramos que sea? ¿Es lo que Patanjali nos ha dicho que es?

      La asana es la forma más popular de interactuar con esta larga estirpe para llegar a conocerse a uno mismo. El yoga, incluso si se reduce a lo meramente físico, tiene la capacidad de cambiar a la gente tanto física como emocional y mentalmente. La razón parece ser el sistema nervioso, que es en última instancia de lo que va el yoga.

      Al principio de los Yoga Sutras, de Patanjali, se dice que el yoga es el cese de las fluctuaciones de la mente. Esas fluctuaciones a las que se hace referencia están alojadas en el sistema nervioso. A veces tengo que discutir con mis amigos de ashtanga que el ashtanga vinyasa yoga sea una forma de hatha yoga. Se podría decir que el hatha yoga es una herramienta física para controlar nuestras mentes dispersas. Es el antídoto de esa enfermedad moderna de la que tanto oímos a la gente quejarse: «No puedo sentarme, calmar la mente y simplemente ser». El hatha yoga nos permite usar el cuerpo para acceder


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