Pilates para la tercera edad. Manuel Pedregal Canga
capítulo IV
Hacer ejercicio y reentrenamiento aplicado para reducir caídas
El trabajo de foot work en el reformer
Serie escapular desde posición de sentado
Balanceo desde posición de sentado
Serie para correas en las piernas
Movilización en extensión con asistencia
Trabajos desde pelvis elevada
Trabajo con muelle largo en las piernas
¿Cojín detrás de la cabeza?
Muelle corto en las manos en posición supina
Muelle largo en las manos sentado
Abrir el pecho con la barra de torre
Presión de piernas sentado en la silla
Presión de piernas más muelle largo en las manos
Presión de piernas más barra de torre en las manos
Presión de piernas más muelle largo en los hombros
Cuatro apoyos en el reformer
Extensión de cadera en el reformer
Presión de piernas lateral en la silla
Muelle largo en una sola pierna en posición de pie
Presión de piernas frente a la silla
Presión de piernas supino en el cadillac
Flexión lateral con barra de torre
De posición de sentado a posición de pie
Control del apoyo
Acometer el escalón
Serie para la estabilidad en la marcha contra resistencia
Estabilidad en la marcha contra resistencia en las caderas
Caminar sobre el sitio contra resistencia
Empuje de brazos en posición de pie
Estabilidad sobre una sola pierna con la espiga en las manos
Caminar hacia atrás
Pequeña sentadilla resistiendo un empuje
Sentadilla contra la pared
Pasar sobre el disco rotador
Sentadilla con asistencia en el cadillac
Presión de brazos frente a la silla
¡Somos compatibles con el trabajo en el gimnasio!
Trabajo de fuerza en las piernas
Trabajo de fuerza en el torso
Trabajo de fuerza en los brazos
A mi familia, por la paciencia regalada mientras trabajaba en este libro; a mis padres, por la cultura sobre el bienestar que siempre transmiten en sus vidas, en especial a mi madre, porque solo una madre puede soportar las más de quinientas fotografías que hemos tenido que realizar para presentar estos ejercicios.
PRÓLOGO
Hace tres años, al hacerme cargo de la puesta en marcha del centro de recuperación funcional de Ovida –y sobre la base de mi experiencia de más de una década como practicante del método Pilates en el estudio de Manuel Pedregal–, comenzamos a dar forma a la idea de aplicar esta disciplina como ayuda terapéutica en nuestro centro de rehabilitación.
Tras formar a todo el equipo de fisioterapeutas y terapeutas ocupacionales, y adquirir el material técnico preciso, empezamos a utilizar la técnica Pilates, combinada con otras propias de la fisioterapia y la terapia ocupacional.
Hay que indicar que los reformers se adaptaron a nuestro tipo de usuarios (es decir, personas mayores): en concreto, se hicieron más altos para facilitar el acceso de nuestros residentes de más edad. Igualmente –y en todo momento– también se adaptó la forma de trabajo.
En aquel momento –y creo que hasta ahora todavía es así– nadie se había planteado esta modalidad de ejercicio con el perfil de residentes que tenemos en Ovida. Nuestra apuesta incluía invertir en la formación de un equipo de cinco personas, así como en la adquisición de todo el material preciso para dar servicio en una sala acondicionada para ello de unos 180 metros. La magnitud de la inversión refleja nuestra convicción en la apuesta.
He de subrayar que nuestros usuarios tienen un perfil muy variado, ya que contamos con personas mayores institucionalizadas con deterioro cognitivo o sin él y una capacidad funcional en ocasiones muy limitada que, en general, podemos definir como «frágiles»; y, también, con usuarios convalecientes que acuden de forma temporal durante varias semanas para hacer rehabilitación, tratándose en este caso de mayores «robustos».
Otro perfil de residentes de Ovida es el de personas jóvenes con discapacidad física o intelectual, así como usuarios de perfil psiquiátrico.
En conjunto, hemos tratado problemas traumatológicos, reumatológicos, neurológicos (Parkinson, ELA, lesión medular, demencia, ACV…). En todo momento, en cada uno de los casos, se contó con supervisión médica.
Durante meses, en colaboración y bajo la tutela de Manuel Pedregal, trabajamos con esta miscelánea de pacientes. Poner todo esto en marcha no fue sencillo, pues hubo que sortear muchas reticencias tanto por parte de los usuarios como de los terapeutas, ya que en determinados momentos era un reto que generaba bastantes dudas no solo con respecto a su aplicación –y no únicamente en relación con la forma–, sino también –por qué no decirlo– en cuanto a su efectividad y sus posibles contraindicaciones.
Sea como sea, tras varios meses de intenso trabajo que queda recogido en este libro que ahora publica Manuel, podemos decir que hemos incorporado el método Pilates a nuestras técnicas de rehabilitación. En ciertas ocasiones no fue posible aplicar esta técnica, pero han sido excepciones contadas y, en general, la gran mayoría de los residentes que han tenido la oportunidad de experimentarla se han mostrado satisfechos con su práctica, permitiéndonos trabajar, en el departamento médico, de una forma muy cómoda y eficaz, con resultados muy satisfactorios.
En la actualidad, seguimos aplicando el método Pilates en nuestro centro de rehabilitación. La versatilidad del sistema nos sigue siendo de utilidad para trabajar con este perfil de personas. Si bien la primera toma de contacto ha durado algo más de un año, con el asesoramiento de Manuel Pedregal, como ya hemos mencionado, hoy tenemos procedimientos propios para aplicar el método Pilates bajo responsabilidad directa de nuestro equipo.
En Ovida ponemos en valor el trabajo de Manuel Pedregal por varias razones. En primer lugar, porque debía proponer aplicaciones del método Pilates destinadas a personas con perfiles realmente complicados. Segundo, porque tales intervenciones debían razonarse, ser seguras y, además, comportar un camino de mejora evidente para nuestros usuarios. Y, por último, por su paciencia y tesón, pues, para su aprobación, toda esta labor se debía presentar al equipo médico, que