La práctica de la preparación física. Estélio H.M. Dantas
target="_blank" rel="nofollow" href="#fb3_img_img_4a67546d-c1b3-5e5f-a391-b720a942ac55.jpg" alt=""/>Insulina: provocando hipoglucemia.
Además de estos, pueden citarse otros como los alimentos, los calmantes, los excitantes, etc. Todos ellos provocarán una reacción que puede ser leve, como cuando se toma un antiácido, o profundamente dañina, como la observada en el organismo después de fumar un cigarro.
En el estrés bioquímico, como en los demás, hay un aumento de la secreción de catecolaminas, habiendo por tanto una nítida preponderancia de la producción de adrenalina.
En el estrés mental, provocado por la ansiedad, por la angustia o por otro factor estresante procedente de forma genérica de la corteza cerebral, se observa como ejemplo de lo constatado en el estrés bioquímico una preponderancia de la producción de adrenalina.
Por lo tanto, durante el entrenamiento y la competición el deportista está sometido los tres tipos de estrés. El estrés físico es el que interesa directamente, pues, asociado al principio de la adaptación, es el que permitirá la existencia del entrenamiento deportivo.
Para una mejor comprensión del SAG, éste será dividida en tres fases:
1ª Fase: fase de excitación, que provoca una reacción de alarma.
2ª Fase: fase de resistencia, que provoca una adaptación.
3ª Fase: fase de agotamiento, que provoca daños temporales o permanentes.
Excepto en casos extremos (por ejemplo, un traumatismo violento), los agentes estresantes provocan el desencadenamiento del SAG siguiendo el orden presentado. Según la intensidad del estímulo, el SAG irá hasta la primera, la segunda o la tercera fase.
El entrenamiento deportivo es la ciencia de provocar adaptaciones en el organismo de una persona para volverla más apta para alcanzar un determinado rendimiento. Así, tendrá su campo de actuación restringido a la segunda fase del SAG. En la figura 2.4 se ha realizado una correlación entre la intensidad de los estímulos y la acción estresante.
Los medios de comunicación social usan en general la palabra estrés asociada únicamente a la tercera fase del SAG, atribuyéndole un significado peyorativo. Sin embargo, durante la segunda fase del SAG el estrés (principalmente el físico) puede tener un efecto beneficioso para el organismo.
Si no se produjese la adaptación provocada por el estrés físico, no sería posible entrenar a un deportista, y el campeón continuaría siendo aquel “artista” que nació con un don especial.
La labor del entrenador dependerá de parámetros fisiológicos y de su capacidad para situar la intensidad del entrenamiento dentro de una faja que provoque adaptaciones en el organismo.
Si se utilizase una intensidad débil o media, no habría efecto de entrenamiento; si, por otro lado, el entrenamiento fuese realizado con la utilización de estímulos demasiado fuertes, se estaría provocando la aparición del agotamiento.
Es natural (y deseable) que el deportista, después de una sesión de entrenamiento, esté cansado. Pero es imprescindible que, tras un período de reposo, consiga recuperarse totalmente y esté en perfectas condiciones para el siguiente entrenamiento. Sin embargo, si se estuviesen aplicando estímulos demasiado fuertes en un período de recuperación o alimentación insuficiente o en presencia de ciertos estados anímicos, no se produciría esta recuperación y el deportista entraría en un proceso de agotamiento que Carlyle (1967) y otros autores denominan strain.
Cabe aquí una mejor definición de los términos utilizados para describir el desgaste orgánico provocado por la actividad física.
Cansancio. Es la sensación subjetiva de desgaste provocada por la actividad o somatización.
Fatiga. Depleción de las reservas energéticas asociadas a la acumulación de catabolitos en el organismo que dificulta la continuación de la actividad física, pudiendo provocar hasta incapacidad temporal para el ejercicio.
Sobreentrenamiento. Término que denota una recuperación incompleta antes de la aplicación de una nueva carga de entrenamiento, dando origen al agotamiento y provocando un declive de la capacidad de trabajo.
Figura 2.4.
Agotamiento. Estado del organismo que, sometido a una carga de trabajo muy fuerte, no se recupera convenientemente por insuficiencia del tiempo de reposo, por alimentación inadecuada o condición patológica. El agotamiento tiene un carácter progresivo y exponencial.
El strain generalmente se deriva de una excesiva carga de trabajo dentro de un proceso de sobreentrenamiento.
El problema del sobreentrenamiento tiene una importancia primordial en la preparación del deportista de alto nivel y consiste, por su propia naturaleza, en la utilización de cargas de intensidades fuertes a muy fuertes.
La identificación precoz del agotamiento posibilita que se continúe el entrenamiento, ahora con una drástica reducción de las cargas de trabajo. Tal procedimiento, a pesar de tener consecuencias fatales sobre el rendimiento, siempre será mejor que la parada total.
El strain podrá ser detectado precozmente mediante la observación de diversos síntomas:
Al médico del deporte le corresponderá estar siempre atento a estos síntomas y a los eventuales parámetros a los que tenga acceso por medio de exámenes de laboratorio (lactacidemia, presión parcial de CO2 en la sangre, presencia de proteínas en la orina, etc.) para alertar al entrenador sobre el inicio de un proceso que puede sepultar un ambicioso programa de entrenamiento