La práctica de la preparación física. Estélio H.M. Dantas
Preparación psicológica
– Aumento del tiempo dedicado al entrenamiento mental.
– Aumento del tiempo dedicado a la relajación, etc.
– Entrenamiento en condiciones estresantes (ruido de la platea, abucheos, etc.).
– Uso de técnicas de activación y motivación.
2.4. PRINCIPIO DE LA INTERDEPENDENCIA VOLUMEN-INTENSIDAD
Como se ha visto, el aumento de las cargas de trabajo es una imposición para obtener una mejora del rendimiento. Estudiaremos ahora cuándo este aumento se hará a expensas del volumen y cuándo a la intensidad.
Es bueno recordar que un organismo sometido a un trabajo muy intenso sólo podrá ejecutarlo durante un espacio de tiempo corto. Por otro lado, si hay necesidad de realizar un esfuerzo de larga duración, la carga será necesariamente moderada. En la figura 2.8 puede verse esta interacción.
Figura 2.8.
La elección de la incidencia de la sobrecarga en la intensidad o en el volumen respetará dos criterios: la cualidad física buscada y el período de entrenamiento.
Las cualidades físicas que se utilizan durante un corto espacio de tiempo requieren, durante el entrenamiento, una gran incidencia sobre la intensidad en detrimento de la cantidad. El fenómeno inverso ocurre con las cualidades físicas de uso prolongado. La figura 2.9 da una noción de ese concepto comparando las cualidades físicas entrenables empleando la sobrecarga.
Además de este criterio, el entrenador deberá observar en qué fase y en qué período se encuentra dentro del macrociclo. Durante la fase básica del período preparatorio, la curva del volumen de entrenamiento tiene una gran preponderancia sobre la intensidad.
Al iniciar el período específico, la intensidad adquiere preponderancia sobre el volumen. Ésta se acentúa durante el período de competición y se invierte en el de transición. En la figura 2.10 se refleja el equilibrio entre el volumen y la intensidad del trabajo de un entrenamiento para gimnastas femenina, a la edad de 12 a 13 años, realizado en 1981.
Figura 2.9.
Figura 2.10.
El juego de variaciones del volumen y la intensidad del trabajo durante un período de entrenamiento es lo que posibilitará al entrenador llevar a su deportista al máximo de su forma física en un tiempo determinado, coincidente con las competiciones importantes.
La obtención del pico durante las competiciones es el único asunto que no se puede enseñar, pues se basa más en la capacidad del entrenador que en cualquier parámetro fisiológico.
De todas formas, aunque el pico sea individualizado y se requiera cierta intuición por parte del entrenador en la manipulación de las variables volumen-intensidad, deben seguirse algunas reglas básicas. Es como si existiese una fórmula para los mayores ajustes, pero la “sintonía fina” dependiese de la sensibilidad del entrenador.
En el próximo capítulo se estudiará este tema con mayor detalle.
En la práctica, la sobrecarga sobre el volumen o sobre la intensidad se realiza de la siguiente forma:
Sobrecarga en el volumen (cantidad de entrenamiento):
Sobrecarga en la intensidad (cualidad del entrenamiento):
2.5. PRINCIPIO DE LA CONTINUIDAD
Se ha visto anteriormente que el entrenamiento deportivo se basa en la aplicación de cargas crecientes que son progresivamente asimiladas por el organismo gracias al principio de adaptación. Esta alternancia entre estrés creciente y recuperación proporcional se esquematiza en la figura 2.11.
De la observación de la figura se puede deducir por qué es importante tener una continuidad en el trabajo a lo largo del tiempo, o sea, entender el principio de la continuidad.
Dos aspectos destacan inmediatamente en ese principio: la interrupción del entrenamiento y la duración del período del entrenamiento.
La interrupción controlada del entrenamiento para fines de recuperación es benéfica e imprescindible para que el programa tenga éxito. Varía desde pocos minutos hasta 48 horas, después de las cuales ya habrá una diminuta pérdida en el estado físico si no hubiera un nuevo estímulo. En un entrenamiento de alto nivel, esto puede comprometer seriamente el éxito.
Figura 2.11.
Cabe aquí explicar por qué las 48 horas son consideradas como el límite máximo de reposo.
Matveev (1981) afirma que: “la progresión pedagógica del entrenamiento tiene como regla general comenzar el entrenamiento siguiente durante un estado de recuperación de la sesión anterior”. Buscando cuál es ese tiempo medio de recuperación, se verifica que el reposo, el sueño y el metabolismo de la nutrición producen la reposición de las reservas energéticas del organismo en su casi totalidad en 48 horas, aunque haya un factor exponencial de la recuperación que la prolongue hasta los 12 días.
El gran secreto del principio de la continuidad es la aplicación de la nueva carga de trabajo durante un período de recuperación ampliada, o sea, antes de que el organismo, al recuperarse totalmente, retorne al nivel de homeostasis inicial.