Diseño arquitectónico. Daniel Rodríguez Medina
capacidad de creación, por lo que el artista sólo era el medio por el cual se producía la creación. Entonces, a partir de la psicología moderna se reconoce al hombre como un ser que cuenta con la capacidad de creación, por lo que el genio es aquel que tiene la capacidad de tener el conocimiento y la habilidad para aplicarlo de manera diferente.
Si bien la creatividad es el resultado de un pensamiento libre y sin restricciones, entonces este tipo de pensamiento es capaz de plantear nuevas formas de ideas con base en un vasto conocimiento que permite renovar en la forma de plantear o ver las cosas, y cuyo resultado genera un valor.
La innovación es la implementación de nuevas ideas con el propósito de alcanzar los objetivos para hacerlos tangibles; sus fuentes de evocación son elementos creativos, para lo cual tiene que haber una selección de ideas y desarrollarlas.
Newell, Shae y Simon plantean estos criterios para que se constate la creatividad:
Un producto que tiene novedad y valor tanto para el pensador como para la cultura.
Producto que no es convencional en el sentido de que requiere modificación o rechazo de ideas previamente aceptadas.
Un producto resultante de una elevada motivación y persistencia, ambas de elevada intensidad o bajo un considerable gasto de tiempo.
Un producto resultante de la formulación de un problema que estaba inicialmente mal o vagamente definido (Romo, 1997: 80).
Esta relación conlleva diferentes estados mentales, a los cuales se les puede llamar “mente creativa, o estado mental creativo” (Csikszentmihalyi: 1998: 43). Howard Gardner, en su planteamiento hecho en 1993, establece que la creatividad se puede entender bajo los siguientes tres factores:
El subpersonal: todavía hay muchas cosas por hacer (impulsa al proyecto).
El personal: los motivos que nos hacen trabajar (emociones).
Impersonal: rebasa los límites de grupos de expertos, se basa en estudios sociológicos que pueden ayudar a juzgar el proyecto o obra (contextualizar el proyecto).
Se observan como componentes básicos de la creatividad: la destreza propia del campo de la creatividad y la motivación de la tarea, “aceptando como tarea lo referente a lo creativo”; a su vez, como recursos cognitivos para afrontarla, consideremos: 1) conocimiento teórico, 2) familiaridad con el tema, 3) habilidades técnicas del oficio y 4) talento innato, lo que para nuestro tema sería “inteligencia visual”.
Entonces, ¿cómo se hace un producto genuinamente creativo? El juicio para determinarlo es si existe la originalidad, aunque ésta es una atribución que se le otorga a cualquier producto. Sin embargo, se distingue como una idea valiosa con base en parámetros establecidos por los expertos; a su vez, éstos deben tener una cierta cultura en el ámbito, aunque intuitivamente se puede reconocer la creatividad del producto siempre y cuando se cuente con un criterio básico. El proceso creativo es una forma de pensamiento que tiene como objetivo acumular la información, para reestructurarla desde su perspectiva y crear otros modelos, por lo que pudiéramos presentar este proceso en las siguientes etapas:
Exploración: recolección de la información (se generan y se producen las ideas).
Ruptura: recolección de ideas diferentes (se buscan ideas no convencionales, se rompen esquemas).
Incubación: se dan nuevos significados a los esquemas (se imagina, se fantasea, se rompen las normas y se aplican a diferentes contextos usos y aplicaciones).
Aplicación: se verifica que todos los esquemas planteados en la incubación sean factibles.
Entonces: ¿cómo lograr un proceso creativo? A nuestro juicio, se debe contar con:
Cambios de percepción de las cosas (inteligencia visual espacial).
Conocimiento previo (tema a trabajar).
Disposición a lo inesperado (capacidad de observación).
Para Csikszentmihalyi, el proceso creativo es un estado mental, una intuición, ya que no es posible saber si un pensamiento es nuevo. También puede ser por referencia a algunos criterios, por eso no hay forma de decir si es valioso hasta que pasa por una evolución social; por lo que la creatividad no se produce dentro de la cabeza de los individuos, sino por la interacción entre los pensamientos de una persona y un contexto sociocultural. Así, concluye que es más un fenómeno sistemático que individual.
El problema del término creatividad, tal como se utiliza comúnmente, abarca un gran campo, por lo que Csikszentmihalyi lo clasifica en tres dimensiones, según las situaciones en las que se presenta (1998: 45).
El primero se refiere a la conversación ordinaria cuando las personas expresan sus pensamientos inusitados; se aplica a las personas que parecen ser brillantes “un conversador brillante, una persona con aficiones diversas y una mente ágil,” puede considerarse creativa en este sentido.
El segundo alude a las personas que experimentan el mundo de maneras novedosas y originales, se trata de quienes, con ideas nuevas y juicios penetrantes, “pueden hacer descubrimientos importantes, pero sólo ellos lo saben” son personas personalmente creativas.
El tercero trata de las personas que han cambiado nuestra cultura en algún aspecto importante, “son sólo creativos, sin más”.
La diferencia entre ellas no es sólo cuestión de grado, el tercer término:
[…] no es simplemente una forma más desarrollada de las dos primeras, son modos diferentes de ser creativo, cada uno ellos desconectado en gran medida de los otros […] Algunas personas que desbordan brillantez, de quienes todo el mundo piensa que son excepcionalmente creativas, no dejan ninguna realización, ninguna huella de su experiencia (excepto, quizás, en memoria de los que los conocieron. En cambio, algunas personas que han tenido enorme influencia en la historia no mostraron ninguna originalidad ni brillantez en su conducta, salvo las realizaciones que dejaron tras de sí.
Más importante y valioso es constatar que el conocimiento de la aportación creativa radica en donde el individuo se encuentra desarrollando su actividad. Mihaly añade al concepto de creatividad todo aquello que puede dejar huella en un entorno cultural y de conocimiento.
Talento: la destreza innata para hacer algo bien.
Genio: la persona que es brillante y creativa al mismo tiempo.
Sin embargo, la creatividad sólo se puede observar en las interacciones de un sistema compuesto por tres partes principales: “el campo, el ámbito y la persona como individuo”, por lo que se pudiera decir que una persona es creativa cuando sus pensamientos o actos cambian un campo y establecen uno nuevo.
Si bien una persona no puede ser creativa en un campo donde no ha sido iniciada y necesita contar con el conocimiento previo del tema, también depende de la disposición que tenga el ámbito para reconocerlo y difundirlo como idea novedosa, por lo que es imposible entender la creatividad sin identificar cómo funcionan ámbitos y cómo deciden si algo nuevo debe de ser agregado al campo o no. Siendo así, la creatividad quizás no debe verse o considerarse como algo que acontece sólo dentro de una persona, sino en las relaciones producidas por un sistema, por lo que se pudieran identificar tres elementos que favorecen u obstaculizan la creatividad: la claridad de la estructura, su centralidad dentro de un sistema y su accesibilidad.
La creatividad en la concepción del espacio arquitectónico y su desarrollo de diseño es un proceso mental racional, “conocimiento y dominio del tema”, que se convierte a un proceso intuitivo, “inteligencia visual-espacial”, en donde el estado creativo es la interacción de estos dos conceptos. Lo que nos permite ser creativos es la capacidad y dominio de estos estados mentales, por lo que la creatividad se define como:
Tener una gran cantidad de información.
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