El juego infantil y su metodologia. SSC322_3. Ana María Venegas Rubiales

El juego infantil y su metodologia. SSC322_3 - Ana María Venegas Rubiales


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la hora de realizar estas actividades, tenemos que tener en cuenta que podemos trabajarla de diferentes formas, todo va a depender en este caso de la imaginación del educador/a. Al principio de todo juego o actividad se recordarán las normas de estos para poder jugar todos en armonía. Se exponen algunos ejemplos.

      Con el juego de construcción, colocamos todas las piezas encima de una mesa alejada de donde estamos, al ritmo de la música “Levantando las manos” los discentes se moverán por el aula realizando los movimientos de la canción, (sin correr) cuando el educador/a de un toque de silbido los alumnos/as deberán coger una pieza y colocarla debajo de una mesa, cuando el educador/a de dos toques de silbidos los niños y niñas deberán coger una pieza y colocarla encima de la mesa, realizada la acción seguirán moviéndose por la sala.

      Al finalizar para volver a la calma se comentará el juego entre todos.

      Todos en círculos con pañuelos de colores, empieza el juego con música de fondo y el educador/a da una orden, ejemplo: pañuelos arriba y pasa la niño o niña de la derecha que vuelve a dar otra orden pañuelos abajo.

      La función del educador en Educación Infantil está dirigida hacia la planificación de actividades lúdicas para potenciar el desarrollo de todos los ámbitos del niño.

      La principal herramienta didáctica que posee el educador es la de la metodología basada en la actividad lúdica. Este tiene que organizar situaciones donde el juego sea variado y enriquecedor, utilizando la diversidad existente de juegos psicomotrices, juegos simbólicos, juegos cooperativos, juegos tradicionales y juegos multiculturales, bien sea en grupo o individualmente, utilizando material didáctico o sin material.

      El educador debe intentar que el juego sea placentero y divertido y tener presente que es más importante que el niño asimile los procesos de aprendizaje, tanto explícitos como implícitos, que el resultado final.

      La actitud del educador debe provocar en los niños una conducta de libertad, de independencia y autonomía, además de potenciar la creatividad para que los niños inventen y elaboren sus propios juegos y juguetes.

      Para que la intervención del educador tenga la máxima eficacia, este debe tener presente los siguientes aspectos:

      1 Debe elaborar los contenidos y las estrategias a partir del momento evolutivo en el que se encuentra el niño. Los contenidos adaptados a la etapa evolutiva guiarán la planificación, favoreciendo así el aprendizaje significativo.

      2 El grado de dificultad que se exige en los juegos debe ser el idóneo, y el educador debe estar seguro de ello. Se han de proponer a los niños actividades complejas, pero superables, ya que si fueran demasiado difíciles lo frustrarían, y si fuesen demasiado fáciles provocarían la falta de atención de los alumnos. El juego, como metodología, permite la utilización del sistema ensayo-error, ya que el educador guiará las respuestas y acciones del niño cuando se equivoque para no provocar en este un sentimiento de fracaso.

      3 Para que el niño viva las actividades como un juego, el educador debe presentárselas de forma atractiva. Una buena planificación de las actividades ha de partir de situaciones reales y del entorno cercano al niño. Los recursos deben ser variados y el ambiente debe favorecer los estímulos pero sin excederse, ya que provocaría falta de seguridad y dispersión. El educador debe estar informado sobre la variedad existente de juegos y juguetes, para utilizar el más adecuado según los aprendizajes y estrategias que se quieran desarrollar. Para que se produzca una intervención educativa efectiva, esta dependerá de que la elección y puesta en práctica de los juegos y juguetes sea la adecuada.

      4 Cuando el educador conoce las necesidades educativas de los niños, es capaz de personalizar la ayuda para conseguir su aprendizaje. Mediante la observación se conoce a los niños y es posible ofrecerles actividades lúdicas que respondan a sus necesidades respetando su ritmo y tiempo de aprendizaje. El autoritarismo no es positivo para el desarrollo del juego. Una actitud relajada será más eficaz para que los niños mejoren y perfecciones sus habilidades, con el fin de ir desarrollando la autonomía del pequeño.

      5 El educador ha de favorecer un ambiente donde los niños interaccionen mediante las actividades lúdicas. Debe planificar los recursos didácticos para facilitar el aprendizaje entre iguales mediante las actividades grupales. Utilizando, sobre todo, el refuerzo verbal, debe estimular a los niños para que se desenvuelvan solos lo máximo posible, fomentando así su independencia del adulto.

      6 A lo largo de la educación infantil, el niño debe aprender a aprender y, para ello, el educador debe favorecer el aprendizaje significativo. La mayoría de los contenidos que deben aprender son de carácter procedimental, y estos requieren unas actividades secuenciadas y su puesta en práctica a través de la observación, experimentación, manipulación, etc.

      Por tanto, el papel del educador dentro del contexto de pedagogía lúdica, es el de figura organizadora de ambiente de enseñanza-aprendizaje. Debe prestar atención tanto a la organización espacial del aula y del centro, como a la selección y distribución de los recursos.

      En los centros, donde el juego es una premisa principal para el aprendizaje, se debe tener en cuenta que los espacios sean estimulantes, acondicionados al niño, libres para actuar en ellos, etc. Por otro lado, se les ofrece a los niños tiempo para jugar y, además, los juguetes y materiales seleccionados responden a las necesidades, intereses, y ritmos de desarrollo de los niños.

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      “El juego es la más alta forma de desarrollo en la niñez, porque es en sí mismo la más libre expresión de lo que habita en el alma del niño”. Friedrich Froebel (1782-1852).

       Sabía que...

      Los educadores y educadoras deben provocar en los niños y niñas estímulos que favorezcan la seguridad de estos.

      El papel del educador es el de garantizar estas condiciones para que el juego se lleve a cabo. Por ejemplo, en los juegos motores o simbólicos, el educador proporcionará a los niños experiencias positivas que les ayuden a crecer como personas. En los juegos de construcción, ayudará a superar las dificultades motrices y de orientación. En los juegos de regla, el educador debe explicar las normas del juego. En los juegos al aire libre debe fomentar la transmisión oral.

      Como hemos visto anteriormente, el juego es el principal medio de intervención en la educación infantil. A través de este, se ponen de manifiesto los progresos, dificultades y limitaciones del niño. Por todo esto, la actividad lúdica es la experiencia más adecuada para llevar a práctica la evaluación.

      La evaluación nos informa sobre si se han cumplido los objetivos previstos y sobre la calidad y la adecuación de la intervención realizada.

      La técnica más adecuada para la recogida de estos datos durante la actividad lúdica será la observación.

      Esta observación permite al educador obtener información de las características de los pequeños y de los diferentes elementos de la intervención educativa.

      A partir de la información obtenida de la observación de las actividades lúdicas, el educador reflexiona sobre el grado de acierto de su intervención o de la necesidad de adaptar algún elemento didáctico utilizado. De esta forma, el educador realiza una auto-evaluación de su trabajo educativo.

      A lo largo de la actividad lúdica, el educador realizará la observación directa y sistemática de las conductas y situaciones de los niños. Todo ello será analizado y servirá para evaluar la efectividad o no de la práctica educativa y guiará las decisiones que se tomen al respecto.

      La evaluación irá en función


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