Adelgaza sobre ruedas. Selene Yeager

Adelgaza sobre ruedas - Selene Yeager


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la infancia. No castiga las rodillas con el interminable asfalto como sucede al correr. Y, practicando correctamente, te permite quemar grasas más rápido.

      Si ya conoces el ciclismo, fantástico. Ya estás enganchado a sus beneficios. ¿Todavía te queda algún peso que perder? No hay problema. Es posible que estés cometiendo unos cuantos errores habituales que frenan tu avance. En este libro encontrarás las claves para perder grasa, incluido comer como un profesional y emplear la bicicleta como la herramienta definitiva para adelgazar, y descubrir planes detallados de entrenamiento para que pierdas 5, 10, 25 y hasta 45 kilogramos.

      Nunca ha habido un momento mejor para empezar con el ciclismo. Las bicicletas son mejores (y más baratas) que antes. Hay más ciclistas que se inician a diario en este deporte. Desde 2005, el número de personas que cogen la bicicleta a diario se ha incrementado un 36%, según las estadísticas. Sólo en 1 año (de 2007 a 2008) el número de ciclistas habituales, aquellos que montan al menos dos veces por semana, también ha aumentado un 36%, según la National Sporting Goods Association. Son muy buenas noticias para los ciclistas porque el número hace la fuerza, y, desde luego, habrá más gente dispuesta a seguir su ejemplo. También es estupendo para nuestra salud colectiva y para el planeta. Los científicos han calculado recientemente que si todos los norteamericanos con edades comprendidas entre 10 y 74 años sustituyeran sólo 30 minutos de viaje en coche a diario por media hora de ciclismo perderían más de 29 mil millones de kilogramos, ahorrarían 98.788.500 litros de gasolina y recortarían en 250 millones de toneladas las emisiones de CO2, un gas de efecto invernadero, en sólo un año.

      Incluso más importante quizá que ayudarte a conservarte sano y delgado en poco tiempo, el ciclismo te ayuda a mantenerte así de por vida. A diferencia de otras formas de deporte más castigadoras, el ciclismo es una actividad que se puede practicar a los sesenta, setenta y más allá. Una vez que te pongas en marcha para bajar de peso, este libro te proveerá las herramientas que necesitas para mantenerte así.

      Como suena, sin dietas restrictivas y mortificantes. Ni tampoco entrenamientos agotadores y aburridos sobre la cinta sin fin. Sal al aire libre, monta en bicicleta y sé feliz. Los kilogramos se irán volando. Ésa es nuestra promesa. Ahora ponte en marcha.

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      LA GRASA Y SUS CIRCUNSTANCIAS

      POR QUÉ SUBIMOS DE PESO CON TANTA FACILIDAD Y CÓMO ADELGAZAR DEL MISMO MODO

      UN HECHO: SEGÚN el Director General de Sanidad de Estados Unidos, el adulto norteamericano medio engorda de medio kilogramo a un kilogramo y medio por año. Piensa en ello un segundo. Eso significa que, si pesabas 68 kilogramos al graduarte, pesarás entre 77 y 95 kilogramos cuando llegue el 20 aniversario de tu graduación, y todavía más 10 ó 20 años más tarde. Pero como ocurre tan lentamente (más o menos 72,48 gramos al mes, ¿cómo notarlo?), una mañana te levantas y buscas ponerte algo que tenga la cintura elástica porque no te queda ropa que te valga.

      Así es como se sintió Phyllis Ingram, de 63 años, natural de Barto, Pennsilvania. Había pasado su edad adulta criando y cuidando a su familia y atendiendo las necesidades de otros. Siempre había sido activa, montaba a caballo y le gustaba practicar deportes al aire libre, pero el tiempo para esas actividades se redujo cuando sus hijos crecieron. Y a medida que sus hijos crecieron, también lo hizo ella, pero de forma que no la hizo muy feliz. Al llegar a los 52 años, pesaba 101 kilogramos con una altura de 1,68 metros. «Sólo con subir al segundo piso de mi casa me quedaba sin aliento. Me dolían las rodillas. Me dolían las caderas. Me dolía todo –recuerda–. Un día decidí que ya era suficiente. Era demasiado joven para sentirme tan vieja. Tenía que adelgazar.» Se apuntó a clases de spinning. Inspirada por lo en forma y poderosa que se sentía pedaleando en clase, se compró una bicicleta y comenzó a pasear con grupos pequeños y ocasionales. Hoy pesa 31 kilogramos menos y ha reducido su talla a la mitad, pasando de una 24 a una 12. Va en bicicleta a todas partes y, ahora que sus hijos han crecido, tiene tiempo para excursiones largas de hasta 160 kilómetros los fines de semana. Incluso comenzó a competir y a ganar carreras. «Los beneficios físicos han sido tremendos, pero los mentales son incluso mejores. Me siento mucho más feliz y tengo más energías. Me pongo de mal humor cuando no salgo con la bici.»

      Tal vez como Brian Strauser, de 35 años, natural de Allentown, Pennsilvania, y como millones de norteamericanos, el peso ha sido una batalla continua que has estado librando desde que puedas recordar, y te gustaría ganarla de una vez por todas. «Siempre era el grandullón que no paraba de crecer. Me mantenía en mi peso más o menos con el monopatín y montando una bicicleta de BMX. Pero cuando acabé el instituto decidí que había llegado el momento de dejar esas aficiones y hacerme “adulto” y entonces empecé a ganar peso. A los 24 años, pesaba 148 kilogramos. Era horrible.» En el caso de Brian, fue volver a descubrir su pasión de la infancia lo que le ayudó a estar más en forma que nunca. En un solo año, simplemente con montar en bicicleta cuando podía, bajó su peso hasta 106 kilogramos. Incluso se sintió lo bastante motivado como para entrenar y correr su primer maratón. Lo hizo, a pesar del dolor de rodilla, y volvió cojeando a montar en bici. Hoy en día, ahora que pesa alrededor de 90 kilogramos, es un ciclista muy motivado. «No hay nada como el ciclismo. Es probable que siempre tenga que lidiar con el peso, pero sé que la bicicleta me ayuda a estar en el bando vencedor de esta guerra.»

      Tal vez sólo tengas que perder 7 ó 13 kilogramos, pero apuesto a que te puedes identificar con Brian, Phyllis y los demás ciclistas felices y ahora delgados que vas a conocer en las páginas de este libro. Si tienes este libro en las manos, hay posibilidades de que tú, como ellos, conozcas de sobra lo que es luchar con la báscula. Sobre el papel parece muy fácil: come menos, muévete más y los kilogramos se irán escurriendo. Sí, vale. Si fuera tan fácil, nadie tendría sobrepeso. Todo el que haya engordado, adelgazado y vuelto a engordar (tal vez muchas veces) sabe que la ecuación no es tan sencilla. La buena noticia es que, como Phyllis y Brian han aprendido, el ciclismo te ayuda a romper el círculo vicioso y a permanecer delgado de por vida.

      

ATRACONES, AYUNOS Y QUEMA DE GRASAS

      Para perder grasa, es útil saber primero cómo y por qué la almacenamos. El por qué es muy sencillo. Almacenamos grasa para tener energía que consumir cuando no hay comida. El problema, que no es realmente un problema cuando se plantea la alternativa, es que la mayoría de nosotros ingerimos más comida de la que necesitamos. De hecho, vivimos actualmente en un mundo contaminado por calorías y poblado de grandes consorcios empresariales que gastan millones de dólares en publicidad para convencernos de que necesitamos comer más. No voy a disertar sobre la política de los alimentos y el mercado libre del capitalismo, pero seguro que saber a qué te enfrentas te ayuda a tomar decisiones informadas para perder peso.

      Disponemos ahora de 3.900 calorías (la cantidad suficiente para 2 días en la mayoría de los casos) a diario para hombres, mujeres y niños en Estados Unidos, según las entrevistas sobre la disponibilidad de alimentos per cápita. Nadie nos pone una pistola en la cabeza para forzarnos a comer tanto, sin duda. Pero admitámoslo. Están por todas partes y son muy tentadores. Patatas fritas, rollitos de queso y bollos de miel y galletitas… siempre hay alimentos deliciosos a nuestro alcance en todas las gasolineras, tiendas de barrio, puestos callejeros, bailes, conciertos y, por supuesto, supermercados. Las raciones en restaurantes y el tamaño de las porciones de los paquetes de comida han crecido hasta adquirir proporciones monumentales. Hemos llegado a asociar comida con entretenimiento; de hecho, la comida en sí es el principal entretenimiento. Es muy, muy difícil no comer más de lo pensado a diario. Así no debería sorprender que comamos cada vez más. Aunque sea un tema sujeto a considerable debate, algunos expertos calculan que hoy en día ingerimos al menos 300 calorías más a diario –básicamente una comida adicional– que hace sólo 25 años. Incluso los que no admiten que comemos mucho más están totalmente de acuerdo en que quemamos mucho menos, lo cual nos lleva al siguiente punto.

      Cada 453 gramos de peso corporal equivalen a 3.500 calorías de energía almacenada, sin usar y lista para su consumo por el cuerpo. No se necesita una licenciatura en matemáticas para reparar en que el exceso en nuestra ingesta se va sumando con rapidez.


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