Gabriela de Laperrière de Coni. Graciela Tejero Coni
un armisticio con el Canciller Otto von Bismarck, que incluyó la ocupación de París en los términos de paz del Tratado de Fráncfort. Miles de Parísinos armados comenzaron movimientos para formar un “Comité Central” de la Guardia Nacional, que en los distritos más pobres elegían a sus propios oficiales, como centro alternativo de poder al del gobierno oficial. Y así, como primer paso, el 18 de marzo Thiers ordenó a sus tropas recuperar los 400 cañones en posesión de la Guardia Nacional, pero los soldados no lo obedecieron. Thiers huyó a Versalles y el Comité Central de la Guardia Nacional quedó como único gobierno en París e inmediatamente organizó elecciones para un “Concilio Comunal”.
La Comuna tuvo 92 miembros: trabajadores, profesionales (doctores y periodistas), y un gran número de activistas políticos, desde reformistas republicanos, varios tipos de socialistas, hasta jacobinos nostálgicos de la Revolución Francesa20.
La Comuna de París fue proclamada el 28 de marzo de 187121 , Gabriela había cumplido sus diez años y ya vivía con sus padres en la ciudad de Burdeos, más próxima a la influencia de los sucesos de París.
La legislación propuesta separaba la iglesia del Estado, promovía el acceso a la educación para todos, adoptó el descartado Calendario de la I República Francesa, así como la bandera roja en vez de la tricolor.
Las numerosas organizaciones ad hoc establecidas durante el asedio en las localidades (“quartires”) para satisfacer necesidades como cantinas, primeros auxilios, etc. continuaron creciendo y cooperando con la Comuna. Las tendencias revolucionarias incluían anarquistas y socialistas, blanquistas y republicanos liberales. La Comuna de París fue y es reivindicada por anarquistas y socialistas marxistas por el alto grado de control por parte de las/os trabajadores y la notable cooperación recibida.
La Comuna estuvo influenciada por el internacionalismo, por lo que la Columna Vendôme, que celebraba las victorias de Napoleón fue lo primero que se derribó, considerándola monumento al chovinismo.
En el extranjero, hubo reuniones y mensajes de apoyo enviados por sindicatos y organizaciones socialistas, incluyendo algunos de Alemania.
Es significativo que Gabriela de Laperrière de Coni, años después (1901) hiciera referencia a la incomprensible desunión entre proletarios franceses y alemanes obligados a la guerra franco-prusiana:
“Antes de la apertura de la última Exposición Universal de París, cuando las obras estaban en su mayor actividad, tuve ocasión de visitarlas y fuéme dado contemplar hermoso espectáculo, por cierto. Los obreros de diferentes razas y nacionalidades, juntos trabajaban en esa magna labor del progreso universal. (…) Al lado del albornoz del árabe, veíase la túnica del chino, el ruso hablaba italiano y el alemán entonces dirigía quizás al francés la frase de Severina, la valerosa escritora francesa: “¿Dime, en fin, por qué nos hemos batido en 1870?” Y ambos buscaban la razón, sin encontrarla!”22
La Comuna fue asaltada desde el primer momento por el ejército del gobierno de Thiers y la ciudad bombardeada constantemente, los alzamientos en Narbonne, Limoges y Marsella fueron rápidamente aplastados. La zona exterior de Courbevoie fue capturada. La defensa y la supervivencia se transformaron en prioridades.
Para muchas mujeres, la Comuna no fue sólo la posibilidad de conquistar una República social, sino de conquistar una República social con igualdad de derechos para sí mismas.
El 18 de marzo de 1871, fueron las mujeres las que se pusieron delante de las tropas de Thiers e impidieron con sus cuerpos que los cañones fueran retirados, e incitaron la reacción del proletariado y de la Guardia Nacional a la defensa de París23. Las mujeres trabajaron en fábricas de armas y municiones, hicieron uniformes y dotaron de personal a los hospitales improvisados, además de ayudar a construir barricadas, trabajaron como cantinières encargadas de los alimentos y bebida para los soldados. Las fuentes recogen que también hubo un batallón compuesto por 120 mujeres de la Guardia Nacional que luchó con valentía en las barricadas durante la última semana de la Comuna. Obligadas a retirarse de la barricada de la Place Blanche, se trasladaron a la Place Pigalle y lucharon hasta que las rodearon. Algunas escaparon al Boulevard Magenta, donde todas murieron luchando.
Aunque bajo el gobierno de la Comuna las mujeres no conquistaron el derecho al voto, ni tampoco integraron el Concilio Comunal, crearon organizaciones propias como el Comité de Mujeres para la Vigilancia, el Club de la Revolución Social y la que consiguió mayor adhesión, la Unión de Mujeres para la Defensa de París y la Ayuda a los Heridos, fundada por miembros de la Internacional, influidos por las ideas de Marx. Ella denunció explícitamente la discriminación de la mujer, y su “Comisión Ejecutiva reclamó la organización y distribución del trabajo de las mujeres, la igualdad de salarios..., el restablecimiento del divorcio, una pensión para las mujeres que tuviesen tres hijos y la liquidación de la prostitución mediante la creación de puestos de trabajo…”24
Las revolucionarias en la Comuna adquirieron importancia como feministas, pertenecientes a la clase obrera delineando el que sería “feminismo clasista” reivindicado luego en el Río de la Plata por Gabriela y su principal discípula, la joven socialista Carolina Muzzilli.
Entre las mujeres en este período, la más conocida fue la activista socialista Louise Michel25, fundadora de la mencionada Unión de Mujeres para la Defensa de París y la Ayuda a los Heridos y miembro delaI Internacional. También se destacaron: Elizabeth Dmitrieff26, militante socialista y feminista; André Léo27 responsable de la publicación del periódico La Sociale; Beatriz Excoffon28, Sophie Poirier y Anna Jaclard, militantes del Comité de Mujeres para la Vigilancia; Marie-Catherine Rigissart, que comandó un batallón de mujeres; Adélaide Valentin, que llegó al puesto de coronel, y Louise Neckebecker, capitán de compañía; Nathalie Lemel, Aline Jacquier, Marcelle Tinayre, Otavine Tardif y Blanche Lefebvre, co-fundadoras de la Unión de Mujeres, siendo la última ejecutada multitudinariamente por las tropas reaccionarias, y Joséphine Courbois, conocida desde en 1848 en las barricadas de Lyón; Amadine Lucile Aurore Dudevant, bajo el nombre de George Sand, intelectual y escritora conocida por sus ideas republicanas y revolucionarias; también Jeanne Hachette, Victorine Louvert, Marguerite Lachaise, Josephine Marchais, Leontine Suétens.
Represión y restauración burguesa
El 21 de mayo una puerta en la parte occidental de las murallas de París fue forzada y comenzó la reconquista de la ciudad por parte de las tropas de Versalles.
Durante el asalto, las tropas del gobierno fueron responsables de la matanza de ciudadanos desarmados: se disparó a los prisioneros y las ejecuciones múltiples fueron algo común.
El 27 de mayo una multitud asedió y asesinó a 50 rehenes, varios de ellos sacerdotes, que habían sido retenidos por la Comuna. La resistencia más acérrima continuó durante ocho días de combates callejeros.
Las represalias comenzaron, miles de comuneros fueron fusilados masivamente (de diez en diez) en lo que ahora se llama “El Muro de los Comuneros” en el Cementerio de Père-Lachaise mientras que otros miles de personas fueron llevados a Versalles u otras localidades en las afueras de París, para ser juzgados. Durante días columnas de hombres, mujeres y niños hicieron, escoltados por militares, un camino hacia barrios o campos baldíos de Versalles convertidos en prisiones temporales o más bien en campos de concentración. Quizás sean los primeros campos de concentración que registra la Historia29. Muchos fueron ejecutados sumariamente; otros fueron condenados a trabajos forzados; otros deportados temporalmente o de por vida a islas francesas del Pacífico como fue el caso de Louise Michel. Algunos testigos, como Prosper Olivier Lissagaray, señalan que fueron dos semanas ininterrumpidas de ejecuciones. Algunas estimaciones son de 30.000 muertos en los combates por París, pero según Lissagaray30 fueron 50.000, sin hacer distinción de edad o sexo.
Después de la derrota militar de la Comuna de París de 1871, las fuerzas conservadoras y reaccionarias, ante la imposibilidad de eliminar este ejemplo heroico que demuestra la posibilidad de destrucción del orden burgués, difundieron una gran campaña de calumnias contra el proletariado, los