El Pastor hacedor de discípulos. Bill Hull
piensa que entre más tengan más exitosos son. El hecho de que la proporción de cristianos que sostienen estos valores sea equivalente a la proporción de no cristianos que sostienen puntos de vista similares, indica cuán insignificante ha sido la cristiandad en la vida de millones de creyentes.5
No sólo son cristianos sin entrenamiento para impactar sus esferas de influencia, sino que también sus valores se han deteriorado. Ahora la diferencia entre cristianos y no cristianos se ha vuelto borrosa y está desapareciendo rápidamente. Mi propia experiencia como pastor sostiene esta tesis. El uso del dinero entre los cristianos, las prioridades de tiempo, las actitudes acerca del trabajo y el placer, el divorcio y el volverse a casar, reflejan cada vez más la cultura que la Escritura. Por lo tanto, la iglesia es débil en habilidades y en carácter.
Cuando Os Guinness dice: “Hemos dejado afuera la sustancia; ya no se trata de la santidad de los santos sino de la vanidad de las vanidades… Adoramos al dios de la barriga, sin ir más allá de nuestra última experiencia;”6 él habla de una falta de fortaleza en la iglesia. Lo encontrado por George Gallup apoya este punto de vista. Sólo el 42% de los cristianos saben que Jesús dio el Sermón del Monte, y muchos lo saben debido a la televisión. Los que pudieron identificar los autores de los Evangelios o recordar los Diez Mandamientos fueron pocos. Los evangélicos muestran una escandalosa falta de conocimiento de la Biblia. La enseñanza y el aprendizaje de la Biblia son diferentes. Entre los pastores evangélicos existe una mayor miopía acerca de este tema. Los sermones no preparan a las personas para vivir eficientemente la vida cristiana. Los cristianos evidencian una seria falta de profundidad tanto en el conocimiento como en la buena experiencia.
Francis Schaeffer nos advirtió: “Este es el gran desastre evangélico –el fracaso del mundo evangélico para sostener la verdad como verdad. Existe sólo una verdad para esto- y se llama comodidad: la iglesia evangélica se ha acomodado al mundo espiritual de la época.”7
Vemos el fruto amargo del desconocimiento bíblico y la comodidad subsiguiente en algunas formas susceptibles. Recientemente, George Barna hizo un estudio entre diez mil jóvenes evangélicos. Los resultados muestran el índice alarmante del deterioro de los valores entre los jóvenes evangélicos que asisten a las iglesias. A la edad de dieciocho años, el 43% ha tenido relaciones sexuales. El 24% considera aceptable el sexo antes del matrimonio. El 39% encuentran normales otra clase de actividades sexuales. El 55% no pudo afirmar que las relaciones sexuales antes del matrimonio estaban mal. Se encontró algo alarmante cuando se les preguntó a quienes habían tenido relaciones sexuales si fueron obligados a tener sexo contra su voluntad y el 47% de los muchachos y el 65% de las chicas dijeron que las habían tenido por su propia voluntad.
El traspaso de valores y prioridades de los padres a los hijos es débil porque la mayoría de los padres que asisten a iglesias evangélicas tienen un sistema de valores acomodado a sus necesidades. No están comprometidos totalmente y, por lo tanto, sus hijos reflejan la misma falta de entrega.
George Gallup dice que, entre los evangélicos, hay un grupo altamente comprometido del 10%. Estas personas llevan la carga y hacen la diferencia. Estos no acomodados son los “esforzados para gloria del grupo.” De ellos proviene el 7% entrenado para evangelizar. Un 10% altamente comprometido significa que el traspaso efectivo de valores opera al 10%.
Desarrollaremos esto más adelante, pero por ahora sólo necesito decir que en verdad lo que hemos sacrificado es el mandamiento de la calidad. A la Gran Comisión se le ha rendido culto, pero no obediencia. La iglesia ha tratado de evangelizar al mundo sin hacer discípulos. La impetuosidad de la naturaleza humana y la presión cultural para lograr rápidos resultados han hecho que los pastores tomen atajos. Pero los atajos no funcionan; la mayoría de las veces terminamos empezando de nuevo. La verdad es que hacer discípulos es el único camino que nos conduce a la evangelización del mundo, porque es la clave para reproducirse y multiplicarse. No vaya por otro lado. Hemos sacrificado el ir y hacer discípulos sobre el altar del éxito cultural, el placer egoísta y la necesidad inmediata. Esta es mi versión del más grande desastre evangélico.
Comparto la opinión del anterior editor de Christianity Today y decano emérito de la Escuela Evangélica de la Divina Trinidad, el Doctor Kenneth Kantzer:
Mi opinión, improbable lo admito, es que lo evangélico se encuentra más débil de lo que estaba hace quince o cincuenta años. Las personas a menudo piensan que está más fuerte ahora porque escuchan más por los medios publicitarios. Ciertamente, hoy tiene más cubrimiento que el que tuvo desde la Primera Guerra Mundial. Así también, los evangélicos tienen ahora un mayor sentido de su propia identidad que la que tuvieron al principio del siglo pasado. Pero la influencia de la fe y la ética evangélica han disminuido en nuestra sociedad. Como cultura, Occidente se está alejando del Cristianismo Bíblico.8
Yo no puedo probar que la iglesia evangélica se encuentra en muchos más problemas de los que digo. Pero estoy satisfecho de compartir mis apreciaciones con estos hombres: Elton Troublood, Donald Bloesch, George Barna, Os Guinness, Francis Schaeffer, Howard Zinder, Kenneth Kantzer, y otros. Hace años escuché a Billy Graham decir que el 95% de los cristianos viven en derrota. Fui escéptico al principio respecto a esa información, pero ya no. Algo tiene que hacerse respecto a la enfermedad de la cristiandad y creo que la solución es obvia. Tenemos que mejorar el producto y producir creyentes saludables, que se reproduzcan e impacten su mundo para Cristo. Cómo hacerlo, es el corazón de esta obra.
El Deseo que Expresan los Pastores
Los pastores quieren hacer lo correcto. No conozco ningún pastor que no desee producir cristianos sólidos. Todos están de acuerdo con la tesis de este libro de que la iglesia evangélica necesita ser revitalizada. Ellos quieren hacer discípulos y ayudar a llevar a cabo la Gran Comisión, pero muchos no saben cómo. Está bien, a mí también me sorprendió. Al principio estaba escéptico acerca de la necesidad de enseñarle a una Iglesia cómo organizarse para hacer discípulos.
Con demasiada frecuencia, los pastores nos hastiamos de seminarios, libros y otras ayudas profesionales, debido a que vemos a la iglesia a través de los limitados lentes del éxito. Comparamos nuestros mayores éxitos en lo evangélico y concluimos que la iglesia se encuentra en perfecto estado. “Mira esas iglesias exitosas; no tienen la filosofía de hacer discípulos. Tienen más personas; mandan más misioneros; cuentan con tremendos programas para casi cada necesidad en la sociedad.” Pero este punto de vista tiene una gran falla, pues al mirar a la iglesia a través de los ojos del éxito, sólo vemos el 5%.
Permítanme ser claro: no espero ir más allá de ese 5% en lo evangélico. Modelos pastorales empresariales altamente talentosos y creativos dominan más que ese 5%. Estos son muy efectivos y Dios los usa mucho para ministrar a las masas y pueden ofrecer unos pocos principios y consejos que ayudan a otros en su trabajo. Pero como modelos, estos hacen más mal que bien. Muchos pastores harían mejor si nunca hubieran oído o estado expuestos a más del 5%.
Este porcentaje enfrenta al pastor promedio con un modelo irreal, inalcanzable, que conduce a la culpa y amenaza su ministerio. La presión de ser como ellos ha destruido a muchos. En lugar de culpar a ese más del 5% por su trabajo, tenemos que darle gracias a Dios por ellos, y dejarlo así. Espero que ese porcentaje superior al 5% adopte la filosofía de este libro, pero ellos no son mi objetivo. Mi mensaje es para el 95% de pastores que quieren edificar iglesias saludables y efectivas. Yo propongo una tesis obvia y simple que pueda ser ejecutada por un pastor con habilidades promedio.
Si medimos la necesidad de ayuda entre ese porcentaje superior al 5%, obtendríamos un promedio bajo. Pero entre el inferior al 95%, existe un ejército hambriento de pastores, dispuestos a absorber el material de ayuda. Yo baso esto en el contacto que tengo con pastores. Después de la publicación de mi primer libro, Jesucristo, el Hacedor de Discípulos, empecé a recibir llamadas telefónicas, cartas y visitas de pastores interesados. Los comentarios fueron generalmente así: “Estoy de acuerdo con