El Pastor hacedor de discípulos. Bill Hull
volvían otra vez los comentarios: “Sí, estamos de acuerdo; esto es lo que queremos, pero ¿cómo lo hacemos?” Encontré una gran diferencia entre desear y saber cómo hacerlo. Esto me motivó a hacer tres cosas.
Lo primero fue sembrar una iglesia. En junio de 1984 dejé una iglesia establecida e inicié una en San Diego, California. Mi motivación era ver si instalando el ministerio de hacer discípulos en el corazón de la iglesia, esto funcionaría. Hacerlo requiere de tres cosas:
1 El pastor tiene que poseer claras convicciones acerca de hacer discípulos y declararlo desde el púlpito como la prioridad principal.
2 La filosofía y sus objetivos tienen que ser publicados en la literatura de la iglesia y colocarlo en la constitución como criterio para medir el éxito.
3 La filosofía de hacer discípulos tiene que ser trabajada a nivel del liderazgo de la iglesia. El pastor y los líderes tienen que ser ellos mismos eficaces hacedores de discípulos.
Yo quise que estos principios fueran la base del trabajo y Dios ha bendecido estas prioridades debido a que son las suyas. Hoy la iglesia está creciendo saludablemente y muchos ministros han surgido muy emocionados. De la plantación de la iglesia nació la segunda acción importante, que fue la de reclutar a otros pastores y plantar más iglesias. No quise plantarlas sólo por hacerlo. Quise plantar iglesias que compartieran la misma filosofía de hacer discípulos, que se reprodujeran, que produjeran también un producto saludable y se multiplicaran por todo el mundo. Por lo tanto, nos dimos a la tarea de reclutar hombres que compartieran nuestro pensamiento. Ellos consiguieron el apoyo financiero y nos juntamos en San Diego. Rápidamente aprendí que hasta tanto estos hombres estuvieran de acuerdo con la filosofía, así como otros pastores, ellos no sabrían cómo implementarla. Ellos hicieron las mismas preguntas que obtuve a través de las llamadas telefónicas y las cartas.
Como resultado, desarrollamos un centro que entrenaría a los pastores directamente en sus lugares de trabajo. Empezamos el grupo con diez personas, compuesto por pastores locales y nuestros reclutas. El ambiente de entrenamiento ha sido dinámico y desafiante y enseñar a los pastores en el trabajo, ha exigido toda mi habilidad y aún más. En el futuro, nos gustaría exportar el concepto del centro de entrenamiento para facilitar la plantación de iglesias hacedoras de discípulos en otras regiones.
El entrenamiento es tan valioso para los pastores que la tercera acción fue inevitable. Usted está leyendo el tercer paso, el libro de El Pastor Hacedor de Discípulos. El objetivo de este libro es darles a los pastores la base filosófica y el modelo con el cual ellos pueden implementar el hacer discípulos en sus iglesias. Esta no es la única manera, pero fue la forma como nosotros lo hicimos.
He construido el modelo alrededor de los métodos de entrenamiento utilizados por Jesús. En el Capítulo 9, “Haciendo que Funcione en la Iglesia Local,” llevaremos al lector a través del modelo de cuatro fases que intenta aplicar sus métodos de entrenamiento en la iglesia. La explicación más completa se puede encontrar en mi primer libro, Jesucristo, el Hacedor de Discípulos. El modelo muestra cómo las fases principales del entrenamiento de Cristo pueden obrar junto con los modelos comunes que ya existen en la mayoría de las iglesias. Mi experiencia en enseñarles a otros cómo discipular en la iglesia me ha mostrado que esto requiere dos cosas: El pastor debe tener un sistema de pensamiento y profundas convicciones relacionadas con él; y necesita un modelo, una plantilla de trabajo, un medio para aplicar su filosofía. Este es el propósito del modelo.
Estoy perfectamente convencido de que Dios quiere que el hacer discípulos sea el corazón del ministerio de la iglesia local. Mi experiencia con pastores confirma que muchos de ellos están de acuerdo. Yo no presento un modelo o medio para edificar una iglesia culturalmente exitosa, ni tampoco puedo garantizar que esta clase de enseñanza le dará a usted una iglesia grande. De hecho, le doy buenas razones para creer que, en los pasos iniciales, esta filosofía retrasará su crecimiento numérico. Estoy proponiendo los principios que Dios aprecia en su pueblo y en su Iglesia. Le aseguro que cuando la iglesia le de prioridad a estos principios y los pastores retomen su papel como hacedores de discípulos, la iglesia será saludable y le dará toda la honra a Dios. Así que me dirijo a ese 95% de pastores hambrientos de ayuda que deseen edificar cristianos saludables, dinámicos y obedientes que sólo las iglesias pueden producir.
Existen dos razones importantes que nos impulsan a colocar el hacer discípulos en el corazón de la iglesia. La primera, es la necesidad que se ve en la condición de la iglesia; su debilidad es un mandato para tomar acciones correctivas. La segunda, es que los pastores han expresado firmemente que ellos quieren tomar acciones correctivas y colocar el hacer discípulos en el corazón de la iglesia local. Ellos están buscando un medio y un modelo. Este libro intenta darles ambos. Pero antes de seguir adelante, vamos a considerar algunos obstáculos.
Notas
1 Elton Trueblood, The Best of Elton Trueblood: An Anthology (Nashville, Tenn.: Impact Books, 1979), 34.
2 Gallup poll.
3 Elton Trueblood, “A Time of Holy Dissatisfaction,” Leadership Journal (Invierno, 1983), 19.
4 Ibid
5 George Barna, Vital Signs: Emerging Social Trenes and the Future of American Christianity (Westchester, Ill.: Crossway Books, 1984). Itálicas agregadas.
6 Os Guinness, Gravediggers File (Downers Grove, Ill.: Inter Varsity Press, 1983), 233.
7 Francis Schaeffer, The Great Evangelical Disaster (Westchester, Ill.: Crossway Books, 1983).
8 Dr. Kenneth Kantzer, Christianity Today (Noviembre, 1983)
Capítulo 2
El Conflicto
El Costo de Hacer Discípulos y las Fuerzas que se Oponen al Discipulado
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“Supongamos que alguno de ustedes quiere construir una torre. ¿Acaso no se sienta primero a calcular el costo, para ver si tiene suficiente dinero para terminarla? Si echa los cimientos y no puede terminarla, todos los que la vean comenzarán a burlarse de él, y dirán: “Este hombre ya no pudo terminar lo que comenzó a construir.””
Lucas 14:28-30
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Hacer discípulos requiere más fe que cualquier otra tarea dentro de la iglesia. Ésta ha sido y es la máxima prioridad para Dios, pero también la de Satanás ha sido evitarla a toda costa. Ninguna labor del siervo de Dios crea más resistencia que la de hacer discípulos.
Por esto, las palabras de Jesús que encabezan este capítulo son el compromiso inicial para el pastor hacedor de discípulos. Más que en la mayoría de las situaciones, hay una gran tentación a renunciar antes de acabar. Jesús dice que a menos que cuente con un plan para acabar, renuncie antes de empezar. La naturaleza de Su obra requiere un ministerio a largo plazo, por lo que el enemigo golpea el talón de Aquiles del pastor: la impaciencia y el deseo de obtener resultados inmediatos. La exhortación a incluir el costo es una medicina contra el desánimo y una razón para seguir. Pero como un escorpión, tiene un aguijón en su cola. Antes de que usted empiece a hacer discípulos en la iglesia, calcule el costo; no empiece a menos que piense terminar, pues de lo contrario, experimentará el aguijón de haber hecho el ridículo. Muchos estudios muestran que el promedio de duración del pastorado