El Pastor hacedor de discípulos. Bill Hull

El Pastor hacedor de discípulos - Bill Hull


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el liderazgo de la iglesia abierto a responsabilizarse y someterse a ser capacitado en el estudio de la Biblia, la oración, el evangelismo y así sucesivamente en otras disciplinas? La total restauración del liderazgo de la iglesia es un “sangriento campo de batalla.” El pastor hacedor de discípulos será resistido y una guerra espiritual será librada.

      En algunos casos, el pastor no conoce la verdadera actitud de sus líderes ante el discipulado, porque tampoco ellos la conocen. Un pastor fue reclutado por sus teorías acerca de hacer discípulos. El consejo reconoció que la iglesia se encontraba en un estado en el que las personas necesitaban entrenamiento en el trabajo ministerial y llamó a un hombre cuya filosofía acerca del ministerio parecía engranar perfectamente con la de ellos. Sin embargo, cuando el pastor abrió su grupo de discipulado, ninguna de estas personas decidió unírsele. Ellos ya se veían a sí mismos como líderes responsables y temerosos de Dios, y, que más bien eran todos los demás los que necesitaban el discipulado. Las cosas iban relativamente bien hasta que la vieja guardia entendió que un liderazgo nuevo y espiritual estaba surgiendo desde estos ministerios de discipulado. Empezó una lucha de poderes seguida de una serie de acusaciones de favoritismo y camarillas. Se enviaron “espías” intempestivamente a los estudios bíblicos para ver qué cosas estaban fraguando estas personas en contra del liderazgo. Los líderes que no sean capaces de cambiar con las nuevas directrices en las que los discípulos empiezan a moverse en la iglesia, deberán apartarse, unirse a un grupo y empezar a crecer, o pelear.

      Un pastor puede restaurar la integridad del liderazgo en la iglesia y hacerlo sin dañar a los líderes o dividir la iglesia. Nunca le diga a la iglesia que sus líderes no están calificados ni los menosprecie o hable de ellos en una forma degradante. No anuncie que reemplazará a los actuales líderes con líderes nuevos y mejor calificados. La solución es amarlos, enseñarles la Palabra de Dios y permitir que Dios haga Su trabajo.

      Aquí lo importante es admitir que hay un problema que debe ser enfrentado con determinación y sabiduría. Usted puede plantar iglesias sólo con líderes calificados. Cuando planté mi iglesia, yo escogí el primer equipo pastoral (nuestro título de ancianos es para quienes lideran y supervisan), sólo cuando tuve hombres que calificaban en las habilidades y filosofía del ministerio. En una iglesia establecida, este proceso tomará muchos años. Prepárese para permanecer por un largo tiempo.

      Las Iglesias No han Tomado Seriamente La Gran Comisión

      ¿Cuántos consejos directivos de iglesias han declinado en la Gran Comisión? ¿Cuántos aún la discuten? ¿Cuántos la entienden? ¿Pueden declararla? ¿Saben aún qué es y dónde se encuentra? ¿Qué tanto tiempo pasan los líderes de la iglesia pensando acerca de la obediencia de la iglesia y planificando cómo obedecer sus mandamientos? Yo menciono el consejo de la iglesia, ya que ellos definen la dirección y la actividad de la iglesia.

      Si los equipos de liderazgo de la iglesia dedicaran mucho más tiempo y energía a pensar en la Gran Comisión y en implementarla como lo hacen con los asuntos “domésticos,” la iglesia sería más vital y efectiva. La mayoría de los consejos pasan el 95% de su tiempo en asuntos internos, muchos de los cuales no requieren que el liderazgo se involucre. Analizar los estados financieros, pensar en edificios y terrenos, memorizar los estatutos y las leyes constitucionales, planear los nombramientos y ordenamientos del próximo encuentro congregacional, son hoy los grandes temas eclesiásticos.

      La ironía de esta tonta comedia es que casi todos los involucrados en tal insensatez la detestan. A ellos no les gusta asistir a las reuniones; ellos pensaban que sus vidas realmente serían tenidas en cuenta para algo cuando asumieran el liderazgo. Ahora, para su desagrado, el liderazgo se ha convertido en aburrido y de mal gusto.

      El promedio del liderazgo de la iglesia no toma seriamente la Gran Comisión debido a que no ha sido instruido correctamente. Ellos han escuchado muchas veces los mandamientos de ir y predicar el evangelio, pero no se preguntan acerca de la importancia de esta misión mundial. Ellos no saben que las aplicaciones son para ellos y han volcado la Gran Comisión casi totalmente sobre la fuerza misionera de la iglesia, creyendo que al destinar fondos a proyectos misioneros, están cumpliendo correctamente la Gran Comisión.

      Ellos apoyan la Gran Comisión asistiendo u organizando conferencias misioneras en las que gastan gran cantidad de dinero. Aunque estos eventos son importantes y vitales para la misión mundial, ellos no han asumido seriamente la Gran Comisión al no aplicarla a su vida y obra, a pesar de tener un programa de visitación que incluye algún entrenamiento en evangelización y de asegurarse que cada Domingo, el pastor tire la red al hacer el llamado para ver quien necesita al Salvador.

      Tomar seriamente la Gran Comisión significa que los líderes de la iglesia en sí mismos son evangelistas, comparten su fe y hacen discípulos. De hecho, ellos sólo fueron considerados para el liderazgo debido a sus años de servicio como hacedores de discípulos y su ministerio principal aún es hacer discípulos. Ellos lo han colocado en el corazón de la iglesia y su labor más importante es comunicar su valor, ya que ellos son un modelo en esto.

      El aspecto más importante de tomar seriamente la Gran Comisión es la intencional orientación del liderazgo de la iglesia hacia la multiplicación. Un proceso debe traer a las personas desde su conversión, a ser entrenadas como hacedores de discípulos. Esto debería ocupar una gran cantidad del tiempo y la energía creativa del liderazgo. Tomar seriamente esta Gran Comisión significa que los líderes de la iglesia enfocan la mayoría de su tiempo y esfuerzo en hacer discípulos.

      Por lo general, el liderazgo de la iglesia es un comité permanente. Por lo tanto, la comprensión de su papel, su entrenamiento y su concepto de la iglesia, serán un gran desafío para el pastor hacedor de discípulos. El mandato para él es persuadir al liderazgo de la iglesia a tomar seriamente la Gran Comisión. Este será el principio de la obediencia a Cristo y el de un ministerio lleno de frutos.

      Clericalismo

      El pastor profesional mantiene una seria amenaza a la salud de la iglesia. Tony Walters escribe: “Una iglesia dominada por su pastor, sus ministros y sacerdotes no tiene más oportunidad de escapar que la de un niño dominado por su madre, un servicio de salud dominado por los doctores, o una economía dominada por un mercado masivo de consumidores.”

      El hecho de que una congregación le pague a un pastor entrenado profesionalmente para que realice su trabajo no es peligroso. Aunque existe una diferencia legítima entre la función del pastor profesional y el laico cristiano, no hay nada malo con un ministro laico. El pastor de la iglesia, habiendo sido entrenado profesionalmente, entrena al lacio o al ministro, para realizar una tarea al servicio de Cristo. En resumen, no hay nada malo con el pastor que guía a los miembros de la iglesia al ministerio. Él ha sido entrenado para hacerlo y esa es la tarea que se le ha asignado. Esta legítima distinción siempre permanecerá.

      La muy discutida diferencia entre el clero y el laicado necesita ser revisada. El clericalismo es la esperanza que el clérigo profesional tiene del ministerio. Aun cuando la enseñanza de que el pastor está para equipar a los santos para desempeñar el ministerio es bien amplia y reconocida, en la práctica es muy raro que esto se haga. Aún hay una firme expectativa de que el pastor hace tres cosas:

      1 Él prepara y predica los sermones. Esta es una buena expectativa, sólidamente sustentada por las Escrituras.

      2 Se espera que el pastor ejerza como gerente y sea el administrador principal de la iglesia, que mantenga la maquinaria de la iglesia en buen estado y funcionamiento. Mientras el liderazgo y la administración estén estrechamente unidos, con mucha frecuencia, la iglesia querrá de forma irreal tener tanto un ejecutivo teológico como corporativo.

      3 El pastor tiene que cuidar el rebaño, lo cual significa visitar hospitales y casas, aconsejar y celebrar bodas y funerales, asistir a las reuniones del comité, realizar eventos para levantar fondos, organizar reuniones de jóvenes, y así sucesivamente. El pastor predica, administra, visita, cuida y aconseja.

      En tanto que algunas de las expectativas anteriores tienen sus raíces en la Escritura, muchas aplicaciones postmodernistas no la tienen. El obstáculo aquí es que el pastor es visto como alguien capaz de atender muchos intereses diferentes. Él hace


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