El amor y la sexualidad. Omraam Mikhaël Aïvanhov

El amor y la sexualidad - Omraam Mikhaël Aïvanhov


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      En realidad, desde la más remota Antigüedad, los Iniciados realizaron en ellos mismos todos los descubrimientos que actualmente son realizados por la ciencia oficial: la radio, el teléfono, la televisión... Los sabios oficiales sólo son obreros que deben aplicar en el plano físico las leyes que existen en el mundo espiritual. Todo debe ser realizado en la materia; por esto son antiguos Iniciados: alquimistas, magos, cabalistas que vienen a realizar en la materia todo lo que era ya conocido y realizado en el plano espiritual. Si estos fenómenos no existieran ya en el plano espiritual, no habría ningún medio de descubrir cualquier fenómeno en el plano físico. Todo lo que está abajo es como lo que está arriba: así pues, todo lo que está arriba en el plano psíquico, debe ser concretizado abajo en el plano físico.

      Creando el símbolo de Mercurio, los Iniciados quisieron enseñar a las generaciones futuras a trabajar con la fuerza sexual mediante la voluntad y la imaginación para obtener los poderes mágicos. Porque la verdadera “fuerza fuerte de todas las fuerzas” de la que habla Hermes Trismegisto es el amor. Sólo el amor da la vida, y no hay nada por encima de la vida, ella está en el origen de todo. Dios nos ha dado esta fuerza del amor para que nosotros aprendamos a sublimarla en vida, en vida intensa, con el fin de obtener los poderes mágicos, la omnipotencia. Os dije que el símbolo de Mercurio está formado por el Sol, la Luna y la Tierra. Pero si se saca la Luna, resulta el símbolo de Venus R, el amor. Todos estos aspectos contenidos en el símbolo de Mercurio, se reencuentran en las funciones del dios Hermes de quien la varita mágica, el caduceo, era el símbolo de los poderes que él poseía en todos los aspectos.

      En el signo de Mercurio, la Luna, que representa la imaginación, aparece aquí como un recipiente lleno de agua, ya que la Luna, principio femenino, está unida al agua. Debajo se encuentra el Sol, el fuego, que calienta la imaginación en una dirección especial. Y aún más abajo, la Tierra, símbolo de la realización en el plano material. Cuando un Iniciado llega a comprender este símbolo, puede crear, puede ayudar a los demás, iluminarles, vivificarles, protegerles, tiene todos los poderes. Si se le dan condiciones, es capaz de trastornar la tierra, porque ha comprendido lo esencial: el trabajo con la voluntad sobre la imaginación. Al igual que la mujer tiene la posibilidad de condensar la vida en su seno, la Luna posee el poder de concretizar, de materializar las cosas, de transformarlas en tierra, es decir de realizarlas en el plano físico. Ya lo veis, hay que hacer hablar a los símbolos, hay que tomarlos por el cuello diciéndoles “¡La bolsa o la vida!”, y os revelarán todos los secretos. Pero ¡hay que guardarlos muy cuidadosamente!...

      El discípulo debe decidirse a derribar al toro, es decir a dominar esta fuerza salvaje, brutal, violenta de la sensualidad, a fin de extraer fuerzas. Derribar el toro, no quiere decir matarlo; si se le mata, no se puede extraer fuerzas. Hay que tomar el toro por los cuernos, es decir, comenzar a dominar la Luna, la imaginación, que es inseparable de la sensualidad, excepto precisamente en aquellos que han tomado el toro por los cuernos, como los sabios, los filósofos, los artistas, los Iniciados, que dan otra dirección a su imaginación y que crean, hacen descubrimientos, iluminan a los demás. Todos aquellos que no han logrado tomar el toro por los cuernos, dejan galopar por todas partes su imaginación que se vuelve exactamente como una prostituta que se acuesta con cualquiera y trae al mundo seres grotescos, monstruos. Debemos esforzarnos en dar a la imaginación un trabajo determinado para que pueda siempre producir las creaciones más bellas, las más luminosas, las más nobles. Un discípulo no debe dejar a su mujer pasearse y acostarse con cualquiera, conserva a su mujer para él. Sí, mis queridos hermanos y hermanas, nuestra imaginación es nuestra mujer y ella trae hijos al mundo.

      Así pues, los Iniciados, los yoghis que logran hacer este trabajo mediante el Sol (la corriente positiva, Pingala) y la Luna (corriente negativa, Ida), despiertan la fuerza Kundalini y la hacen subir hasta la cima. Aquí encontraremos de nuevo el fenómeno del láser. El ser humano es un láser viviente. Aquellos que logran hacer funcionar este láser en ellos mismos, obtienen la fuerza fuerte de todas las fuerzas, el agente mágico universal.

      Retened de estas palabras que debéis aprender a trabajar con la Luna, la imaginación, pero manteniéndola en la pureza (por otro lado, la Luna, en su verdadero sentido espiritual, está unida a la pureza de la imaginación) con la luz, el fuego del Sol, con el amor desinteresado de Venus, y finalmente con la justicia de la cruz, de la tierra, para obtener la realización perfecta. Mercurio es el símbolo del ser perfecto en el que la circulación de las dos corrientes se efectúa con tal equilibrio, con tal armonía, que nada en la paz, y se convierte en un centro radiante capaz de arrastrar las criaturas hacia el bien.

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      Cuando la Luna no está dirigida por Marte y el Sol, empuja a los humanos a encontrar los medios para no hacer nada, a depender de aparatos y máquinas que les liberen de realizar cualquier esfuerzo. El símbolo de Mercurio nos enseña, al contrario, que la actividad, los esfuerzos son absolutamente indispensables. No es malo tener aparatos y máquinas, pero a condición de que liberen al hombre de las tareas materiales para permitirle una actividad nueva, espiritual, un trabajo gigantesco, con la voluntad y la imaginación, a fin de crear obras divinas. Desgraciadamente, por el momento, no es con esta finalidad para la que los hombres trabajan; quieren eliminar el Sol y Marte, es decir, la actividad, el esfuerzo que son esenciales y quedarse solamente con la Luna y Venus. No saben que es el mejor medio para degenerar.

      Me parece que aún no os he dicho nada, aunque en realidad os lo he dicho todo. Estáis ante el océano, estáis ante el Cielo, estáis colmados, y si seguís siempre siendo los mismos, es porque no se puede recibir más de lo que se ha evolucionado, nada más, es esto lo triste. Pero cuando os alimentáis de este ambiente, de este amor, de estos cantos, de esta luz, de estos conocimientos, evolucionáis, y un día seréis capaces de emprender realizaciones fantásticas. Aunque no entendáis nada, continuad, porque siempre hay algo luminoso que se inscribe en vosotros.

      Sevres, 27 de diciembre de 1970

      II

      Interiormente, psíquica y espiritualmente, hay muy pocos seres que saben en qué, cómo, y porqué motivo deben trabajar. Nos ocupamos en dar a los humanos toda clase de conocimientos para que puedan ejercer todas las profesiones que existen en la tierra, van a las escuelas, aprenden oficios... pero ellos mismos, interiormente, quedan sin fuerza, sin poder, y al menor problema, a la mínima dificultad, se derrumban.

      Bien sé que en la actualidad se están introduciendo en Occidente toda clase de prácticas orientales: yoga, zen, etc., y muchos se lanzan a estas prácticas, porque sienten precisamente que deben hacer algo en el ámbito de la voluntad, de la concentración, de la meditación, para adquirir poderes psíquicos. No tengo nada en contra de ello, y puede que para algunos esto les de buenos resultados, pero para la mayoría,


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