Corrientes de psicología contemporánea. Martín Echavarría

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      4. Narcisismo, egocentrismo y filautía

      El concepto de narcisismo parece emparentado con el adleriano de “egocentrismo”. El mismo Alfred Adler, que pone el egocentrismo ajeno al sentimiento de comunidad como el rasgo capital del carácter neurótico, considera que el concepto freudiano de narcisismo no hace sino traducir en términos confusos lo que el adlerismo dice más claramente:

      El concepto adleriano de egocentrismo es más amplio que el de narcisismo, pues al no suponer la referencia específica a las características de Narciso es aplicable a todos los desórdenes por los que una persona se coloca en el centro y hace girar el mundo en torno a sí, más allá de que aparezcan manifestaciones de un enamoramiento de sí mismo o no. Para Adler, toda neurosis y todo desorden del carácter proceden del egocentrismo. En este sentido, cualquier desorden de la personalidad implicaría el egocentrismo, no sólo el llamado trastorno narcisista. Rudolf Allers, conocido discípulo de Adler (al que más adelante nos referiremos ampliamente), describe de este modo el “mundo” (en sentido fenomenológico) del neurótico:

      Conclusión

      El problema con el término narcisismo es darle un significado más o menos claro. Esto no se da en Freud ni en la escuela psicoanalítica, que es la que más lo utiliza en psicología. Esto conlleva también, para quien se sirve del término, el peligro de quedar adherido a la concepción psicoanalítica del narcisismo y, por lo tanto, de la psique, con todas sus deficiencias y oscuridades. Aunque no soy totalmente contrario, no soy entusiasta de la costumbre, tan propia del psicoanálisis, de utilizar en psicología términos que están tomados de mitos y obras literarias, como narcisismo, complejo de Edipo, etc. Aunque estos términos tienen la ventaja de aludir inmediatamente a completas situaciones psicológicas, tienen por otro la desventaja de una gran ambigüedad conceptual.

      En definitiva, ¿Qué es el narcisismo? ¿El egoísmo? ¿La vanidad? ¿La presunción? ¿El autismo cognitivo, y/o afectivo? ¿Una etapa normal del desarrollo humano? ¿La conducta de excitación sexual ante la propia imagen reflejada en el espejo? ¿Una parafilia? ¿El enamoramiento “platónico” de sí mismo? ¿Un trastorno específico de la personalidad? ¿La condición del psicótico? ¿El solipsismo como concepción del mundo y como actitud? Sí. Es todo esto y mucho más. Y en esto reside el problema. Como concepto descriptivo puede tener su utilidad en determinados contextos, si se lo usa con precaución, con seriedad y, sobre todo, con medida. De lo contrario, puede servir para explicarlo todo y, al mismo tiempo, para no explicar absolutamente nada.

      145 Una versión anterior de este escrito se presentó como ponencia en la Jornada “La despersonalización narcisista: Mitos y Teorías”, que se publicó como libro con las siguientes referencias: J. Martínez Lucena – J. Barraycoa Martínez (Eds.), Narciso en el espejo. La despersonalización en la cultura, Scire, Barcelona 2010; nuestra ponencia está en las páginas 45-62.

      146 El Diccionario de la Real Academia Española, presenta las siguientes acepciones de la palabra narcisismo: “1. m. Manía propia del narciso. 2. m. Excesiva complacencia en la consideración de las propias facultades u obras.” A su vez, de narciso, dice: “(Por alus. a Narciso, personaje mitológico). 1. m. Hombre que cuida demasiado de su adorno y compostura, o se precia de galán y hermoso, como enamorado de sí mismo.” Es decir, en la acepción de “manía propia del narciso”, se trata del que es vanidoso respecto de su aspecto físico, mientras que en la segunda acepción se refiere a la presunción.

      147 Cf. J. Laplanche – J. B. Pontalis, Diccionario de Psicoanálisis, Labor, Barcelona, 1981, 230: “En las primeras líneas de Introducción al Narcisismo (Zur Einführung des Narzissmus, 1914), Freud afirma haber tomado este término de P. Näcke (1899), que lo utilizó para describir una perversión. En una nota añadida en 1920 a los Tres ensayos sobre la teoría sexual (Drei Abhandlugen zur Sexualtheorie), modifica esta afirmación: el creador del término sería H. Ellis (1 b). En realidad,


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