Evaluación y manejo pediátrico. Jorge Luis Garcia
competente, mala información y orientación por parte de profesionales de salud, escaso cumplimiento del Código Internacional de Comercialización de Sucedáneos de la Leche Materna, regreso precoz al trabajo y poco apoyo familiar y social. Por tal razón, es fundamental que todos los trabajadores de la salud tengan adecuados conocimientos respecto al tema, promuevan la lactancia materna como un estilo de vida saludable, realicen consejería durante la gestación y hagan buen acompañamiento en el parto y el posparto, para fomentar el contacto inmediato y continuado piel con piel entre la madre y el recién nacido. Además, en cada encuentro con una madre lactante, el profesional de la salud debe revisar la técnica de amamantamiento y corregirla si hay fallas; escuchar las preocupaciones de la madre y su familia y aclarar las dudas que surjan; facilitar la continuación de la lactancia enseñando técnicas de extracción, conservación y administración de leche cuando la madre deba regresar al trabajo; y, por último, tener muy claro en qué momento es necesario remitir a un experto en lactancia.
Evaluación de la técnica adecuada para amamantar
Apoyo a la familia lactante
Es necesario favorecer una decisión informada sobre la manera adecuada de alimentar al recién nacido, explicándole a la familia los riesgos que acarrea la alimentación artificial. Esto implica darle confianza a la mujer sobre su capacidad de amamantar y empoderarla en su papel de madre. Además, permite el aprendizaje de la técnica al interactuar con otras familias lactantes, y favorece el intercambio de saberes.
El agarre del seno
La estrategia más efectiva para favorecer el agarre es el contacto continuo piel con piel en la primera hora posterior al nacimiento, ya sea que haya sido por vía vaginal o cesárea, y el alojamiento conjunto. Es fundamental permitir que el recién nacido se agarre del pecho tan pronto muestre señales de hambre, pues el llanto es un signo tardío. Se desaconseja el uso de pezoneras, chupos o tetinas, ya que pueden incrementar los problemas de agarre.
Revisar y mostrar la posición adecuada
La madre debe encontrarse cómoda y relajada, con la espalda apoyada sobre una superficie firme. El seno debe estar completamente descubierto y la madre debe sostenerlo colocando sus dedos en forma de C, con el pulgar en el cuadrante superior externo de la mama y el dedo índice en el cuadrante inferior externo, lejos de la areola y contra la reja costal. La madre debe sostener todo el cuerpo del bebé, bien pegado al suyo (“barriga con barriga”) y apuntar la nariz del bebé hacia su pezón, permitiendo una ligera extensión del cuello, luego estimularlo mediante el roce del labio superior con el pezón, para que él abra la boca en su máxima amplitud.
Características del agarre correcto
La cabeza del bebé debe encontrarse a la altura del seno, alineada con su cuerpo, y este ha de estar bien pegado al de la madre. La boca debe estar abierta en su máxima amplitud, con los labios evertidos. El mentón del bebé estará en contacto con la porción inferior del seno, la nariz puede quedar despegada pero cerca de la porción superior de la areola. La lengua envuelve al pezón por debajo, para permitir que los movimientos peristálticos extraigan la leche depositada en los senos galactóforos. La succión inicia con un ritmo rápido (nibbling o chupeteo) que estimula el reflejo de eyección de la leche, y posteriormente se hace más pausado y profundo. No deben escucharse sonidos de chasquido. Las mejillas se observan redondeadas y sin hoyuelos. Se puede observar el movimiento amplio del maxilar inferior hacia arriba y hacia abajo, que indica que la boca del bebé se está llenando de la leche que después será deglutida. Algunas veces, se alcanza a escuchar la deglución, pero esto no es exclusivo de un agarre adecuado. El pabellón auricular se desliza ligeramente con cada movimiento mandibular. Lo más importante es que la madre no sienta dolor en el pezón ni sensación de pellizco en él. El pezón no debe salir aplanado o deformado cuando el bebé termina la toma. El bebé suelta el pezón espontáneamente cuando se siente satisfecho.
Señales precoces de hambre
Se debe enseñar a la madre a reconocer tempranamente cuando el bebé tiene hambre, para que ofrezca el seno en este momento y no espere a la aparición del llanto, que es un signo tardío de hambre, y que se acompaña de irritabilidad, lo cual va a hacer más difícil el agarre correcto del bebé. La madre debe, entonces, estar atenta al aumento de actividad de su hijo, como los movimientos rápidos de los ojos; la aparición de movimientos de búsqueda, girando la cabeza a ambos lados y abriendo la boca; o el tacto, en ocasiones, de la boca con las manos; también pueden chasquear la lengua e incluso pueden emitir quejidos suaves. Si se han perdido estas señales, y el bebé se torna ansioso, es necesario calmarlo primero antes de ofrecer el seno.
Frecuencia de la alimentación
Para tener éxito con la lactancia, la madre debe ofrecer el seno según la demanda del bebé, es decir, leyendo las señales de hambre que él emite y olvidándose del reloj y los horarios estrictos. En general, la mayoría de los recién nacidos se alimentan 12 o más veces en 24 horas durante los primeros días, teniendo en cuenta que debe ofrecerse el seno mínimo 8 veces en 24 horas. Siempre debe dejar que el bebé suelte espontáneamente, esperar unos minutos y ofrecer el otro seno.
Cantidad adecuada
Como no hay manera de medir con exactitud la cantidad de leche que el bebé extrae en cada toma, es necesario que los padres estén atentos a la diuresis del bebé, asegurándose de que debe estar utilizando entre 6 y 8 pañales en las 24 horas. Tras su uso, los pañalaes deben estar bien mojados; además la orina es clara, y el recién nacido no debe presentar signos de deshidratación. El bebé que está recibiendo suficiente leche recupera su peso del nacimiento alrededor del cuarto o quinto día de vida, y no tiene una pérdida de más del 10 % del peso al nacer, aunque es importante tener en cuenta que, con frecuencia, el peso del nacimiento está sobreestimado, debido a la utilización de líquidos endovenosos en la madre durante el trabajo de parto o la preparación de la cesárea. En general, el recién nacido bien alimentado tiene buen color y su estado general es adecuado, con aspecto sano. Siempre debe recalcársele a la madre que cuanta más leche extraiga el bebé, su cuerpo producirá una mayor cantidad de este alimento, por eso es necesario asegurarse de que el bebé tiene un buen agarre.
Administrar con vaso la leche extraída
Si por alguna razón la madre no puede amamantar, y siempre que no esté contraindicada la leche humana, según el caso, se le debe enseñar a la madre la técnica de extracción manual y almacenamiento de la leche. También se le ha de explicar la manera de administrar el alimento sin usar biberones o chupos, pues estos pueden interferir con la lactancia, debido a que la mecánica de succión con estos implementos es muy diferente al movimiento de protrusión y peristalsis de la lengua que se hace en el seno. En estos casos se recomienda administrar la leche por medio de un vaso, con el lactante semisentado, poniendo el vaso sobre su labio inferior, inclinándolo hasta que la leche toque sus labios, entonces el bebé protruye la lengua para obtener la leche.
Insuficiente cantidad de leche
Esta es una de las dificultades que pueden presentarse con la lactancia, aunque en la mayoría de las ocasiones se trata de la percepción de la madre o la familia y no de una insuficiencia real. Las razones frecuentes por las cuales se puede presentar una disminución en la cantidad de leche son el inicio tardío de la lactancia; la alimentación infrecuente o con horarios rígidos; el hecho de no amamantar durante la noche; el agarre inadecuado; el uso de teteros o chupo; la administración de otros líquidos; la madre con poca confianza en sí misma, deprimida o angustiada; la aversión a la lactancia o el rechazo del bebé. Otras razones, menos frecuentes, son el uso de hormonas contraceptivas, medicamentos diuréticos, un nuevo embarazo, la desnutrición grave en la madre, el uso de alcohol o tabaco, la retención de restos placentarios, la falla hipofisiaria o mamaria, la enfermedad del recién nacido y la presencia de anomalías congénitas que afecten el aparato oral del bebé.
Contraindicaciones de la lactancia
Son muy pocas las situaciones en las que realmente está contraindicada la lactancia (tabla 1).
Tabla 1. Contraindicaciones de la lactancia
No se lo amamanta ni se le administra leche humana | • Infección |