De Los Nombres de Cristo. Fray Luis de León

De Los Nombres de Cristo - Fray Luis de León


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sus cabezas sin fin. Ellos asirán del gozo y de la alegría, y el dolor y el gemido huirá de ellos. »

      Lo que dice senda, la palabra original significa todo aquello que es paso por donde se va de una cosa a otra; pero no como quiera paso, sino paso algo más levantado que los demás del suelo que le está vecino, y paso llano, o porque está enlosado o porque está limpio de piedras y libre de estropiezos. Y conforme a esto, unas veces significa esta palabra las gradas de piedra por donde se sube, y otras, la calzada empedrada y levantada del suelo, y otras, la senda que se ve ir limpia en la cuesta, dando vueltas desde la raíz a la cumbre. Y todo ello dice con Cristo muy bien, porque es calzada y sendero, y escalón llano y firme. Que es decir que tiene dos cualidades este Camino: la una de alteza y la otra de desembarazo; las cuales son propias, así a lo que llamamos gradas como a lo que decimos sendero o calzada. Porque es verdad que todos los que caminan por Cristo van altos y van sin estropiezos. Van altos, lo uno porque suben; suben, digo, porque su caminar es propiamente subir; porque la virtud cristiana siempre es mejoramiento y adelantamiento del alma. Y así, los que andan y se ejercitan en ella forzosamente crecen, y el andar mismo es hacer de continuo mayores, al revés de los que siguen la vereda de vicio, que siempre descienden, porque el ser vicioso es deshacerse y venir a menos de lo que es; y cuanto va más, tanto más se menoscaba y disminuye, y viene por sus pasos contados, primero a ser bruto, y después a menos que b ruto, y finalmente a ser casi nada.

      Los hijos de Israel, cuyos pasos desde Egipto hasta Judea fueron imagen de esto, siempre fueron subiendo por razón del sitio y disposición de la tierra. Y en el templo antiguo, que también fue figura, por ninguna parte se podía entrar sin subir. Y así el Sabio, aunque por semejanza de resplandor y de luz! dice lo mismo así de los que caminan por Cristo como de los que no quieren seguirle. De los unos dice: « La senda de los justos, como luz que resplandece, y crece y va adelante basta que sube a ser día perfecto. » De los otros, en un particular que los comprende: « Desciende —dice— « a la muerte su casa, y a los abismos sus sendas.». Pues esto es lo uno. Lo otro, van altos porque van siempre lejos del suelo, que es lo más bajo. Y van lejos de él, porque lo que el suelo ama, ellos lo aborrecen; lo que sigue, huyen, y lo que estima, desprecian. Y lo último, van así porque huellan sobre lo que el juicio de los hombres tiene puesto en la cumbre: las riquezas, los deleites, las honras.

      Y esto cuanto a la primera cualidad de la alteza.

      Y lo mismo se ve en la segunda, de llaneza y de carecer de estropiezos. Porque el que endereza sus pasos conforme a Cristo, no se encuentra con nadie; a todos les da ventaja; no se opone a sus pretensiones; no les contramina sus designos ; sufre sus iras, sus injurias, sus violencias; y si le maltratan y despojan los otros, no se tiene por despojado, sino por desembarazado y más suelto para seguir su viaje. Como, al revés, hallan los que otro camino llevan, a cada paso, innumerables estorbos, porque pretenden otros los que ellos pretenden, y caminan todos a un fin, y a fin en que los unos a los otros se estorban; y así se ofenden cada momento y estropiezan entre sí mismos, y caen, y paran, y vuelven atrás, desesperados de llegar a donde iban. Mas en Cristo, como hemos dicho, no se halla tropiezo, porque es como camino real en que todos los que quieren caben sin embarazarse.

      Y no solamente es Cristo grada y calzada y sendero por estas dos cualidades dichas, que son comunes a todas estas tres cosas, sino también por lo propio de cada una de ellas comunican su nombre con Él; porque es grada para la entrada del templo del cielo, y sendero que guía sin error a lo alto del monte adonde la virtud hace vida, y calzada enjuta y firme, en quien nunca o el paso engaña o desliza o tituba el pie. Que los otros caminos más verdaderamente son deslizaderos o despeñaderos, que cuando menos se piensa, o están cortados, o debajo de los pies se sumen ellos, y echa en vacío el pie el miserable que caminaba seguro.

      Y así Salomón dice: « El camino de los malos, barranco y abertura honda. » ¡Cuántos en las riquezas y por las riquezas, que buscaron y hallaron, perdieron la vida ! ¡Cuántos, caminando a la honra, hallaron su afrenta! Pues del deleite, ¿qué podemos decir, sino que su remate es dolor? Pues no desliza así ni hunde los pasos el que nuestro camino sigue, porque los pone en piedra firme de continuo. Y por eso dice David: « Está la ley de Dios en su corazó n,— no padecerán engaños sus pasos. » Y

      Salomón: « El camino de los malos, como valladar de zarzas; la senda del justo, sin cosa que le ofenda. »

      Pero añade Esaías: « senda y camino, y será llamado santo. » En el original la palabra camino se repite tres veces, de esta manera: Y « será camino, y camino, y camino llamado santo;

      porque Cristo es Camino para todo género de gente. Y todos ellos, los que caminan en él se reducen a tres: a principiantes, que llaman, en la virtud; a aprovecharos en ella; a los que nombran perfectos. De los cuales tres órdenes se compone todo lo escogido de la Iglesia. así como su imagen, el templo antiguo, se componía de tres partes, portal y palacio y sagrario; y como los aposentos que estaban apegados a él y cercaban a la redonda por los dos lados y por las espaldas se repartían en tres diferencias, que unos eran piezas bajas, otros entresuelos y otros sobrados. Es, pues, Cristo tres veces Camino, porque es calzada allanada y abierta para los imperfectos, y camino para los que tienen más fuerza, y camino santo para los que son ya perfectos en Él.

      Dice más: « No pasará por él persona no limpia»; porque, aunque en la Iglesia de Cristo y en su cuerpo místico hay muchas no limpias, mas los que pasan por él todos son limpios; quiero decir que el andar en él siempre es limpieza, porque los pasos que no son limpios no son pasos hechos sobre este Camino. Y son limpios también todos los que pasan por él, no todos los que comienzan en él, sino todos los que comienzan, y demedian, y pas an hasta llegar al fin, porque el no ser limpio es parar o volver atrás o salir del camino. Y así, el que no parare, sino pasare, como dicho es, forzosamente ha de ser limpio.

      Y parece aún mas claro de lo que se sigue: « Y será camino derecho para vosotros. » Adonde el original dice puntualmente: «Y Él les andará el camino, o Él a ellos les es el camino que andan. » Por manera que Cristo es el Camino nuestro, y el que anda también el camino; porque anda Él andando nosotros o, por mejor decir, andamos nosotros porque anda Él y porque su movimiento nos mueve. Y

      así Él mismo es el Camino que andamos y el que anda con nosotros, y el que nos incita para que andemos. Pues cierto es que Cristo no hará compañía a lo que no fuere limpieza. Así que no camina aquí lo sucio ni se adelanta lo que es pecador, porque ninguno camina aquí, si Cristo no camina con él.

      Y de esto mismo nace lo que viene luego: « Ni los ignorantes se perderán en él. » Porque ¿quién se perderá con tal guía? Mas ¡qué bien dice « los ignorantes» ! Porque los sabios, confiados de sí y que presumen valerse y abrir camino por sí, fácilmente se pierden; antes de necesidad se pierden, si confían en sí. Mayormente que, si Cristo es el mismo guía y Camino, bien se convence que es camino claro y

      sin vueltas, y que nadie lo pierde, si no lo quiere perder de propósito. « Esta es la voluntad de mi Padre

       dice Él mismo — que no pierda ninguno de los que me dio, sino que los traiga a vida en el día postrero. »

      Y sin duda, Juliano, no hay cosa más clara a los ojos de la razón, ni más libre de engaño que el camino de Dios. Bien lo dice David: « Los mandamientos del Señor — que son sus caminos—

      lúcidos, y que dan luz a los ojos. Los juicios suyos verdaderos y que se abonan a sí mismos. »

      Pero ya que el camino carece de error, ¿hácenlo por ventura peligroso las fieras, o saltean en él? Quien lo allana y endereza, ése también lo asegura; y así añade el Profeta: « No habrá león en él, ni andará por él bestia fiera. » Y no dice andará, sino subirá; porque si, o la fiereza de la pasión, o el demonio, león enemigo, acomete a los que caminan aquí, si ellos perseveran en el camino, nunca los sobrepuja ni viene a ser superior suyo, antes queda siempre caído


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