Profecías dramáticas de Elena de White. Herbert Edgar Douglass
luego se llamó mesmerismo (a menudo también hipnotismo), que inducía trances, en el que los vivos podían comunicarse con difuntos amados o seres espirituales en general.
Estas dos corrientes de pensamiento (Swedenborgianismo y Mesmerismo) se combinaron en una extraña síntesis americana: el espiritismo moderno. Llamativamente, este nuevo movimiento proporcionó uno de los primeros foros para que la mujer estadounidense hablara con una audiencia mixta. Al mismo tiempo, cuáqueros radicales, en campaña para promover la abolición de la esclavitud y los derechos de la mujer, crearon una impresión en las mentes que colaboró para colocar un sello “reformista” en el joven movimiento espiritista.
Como es de suponer, toda esta notoriedad condujo al fraude extendido, conduciendo a comisiones de investigación independientes, que repetidamente desenmascaraban el engaño que yacía detrás de muchas de estas actividades espiritistas. Sin embargo, había algo de atractivo en el espiritismo no solo para el público en general, sino también para una creciente nómina de científicos y autores en América y en otros lugares, incluyendo al autor británico Arthur Connan Doyle, creador de “Sherlock Holmes”. Doyle sostenía que el énfasis constante en la observación misma del fenómeno sostenía a los ingleses y a los estadounidenses para que abrazaran el énfasis oriental de la reencarnación. Doyle es a menudo considerado como el “San Pablo” del espiritismo moderno.
Aunque desorganizado, el movimiento se esparció por el mundo, pero solo en el Reino Unido llegó a ser tan popular como en los Estados Unidos. Los espiritistas estadounidenses se reunían en casas privadas para sesiones espiritistas, en salas de conferencias para conferencias de trances, en campamentos de verano de a miles; pero el espiritismo permaneció individualista. De hecho, durante muchos años los médiums y conferenciantes de trances se resistieron a cualquier intento de organización.
Dos formas
El movimiento tomó dos formas: 1) El fenómeno físico, generalmente en sesiones espiritistas privadas, por medio de golpes, voces audibles, o más a menudo por medio de apariciones materializadas de amados difuntos; y 2) Fenómenos mentales, transmitidos por medio de la mente de un médium por clarividencia, en la que un médium “ve” y “oye” al espíritu o por clairsentience, en la que el médium “siente” la presencia y el pensamiento de alguien en el cuarto.
La mayoría de los espiritistas asisten a iglesias cristianas. Dentro del ambiente cristiano, los espiritistas aceptan el mismo sistema moral, la creencia de un Dios judeocristiano, el panteísmo místico, los cultos dominicales y el canto de himnos. Junto con estas similitudes, los espiritistas creen que las acciones en la vida no conducen al “espíritu” del difunto a una eternidad en el cielo o en el infierno, sino hacia esferas constantemente en ascenso. Aunque aceptan la mayoría de los principios bíblicos, no creen que la Biblia sea la fuente primaria de conocimiento, tanto de Dios como de la vida después de la muerte.20 Es más, creen que la muerte no es el resultado del pecado, sino parte de un propósito divino.
En la última parte del siglo XX, el espiritismo se tornó cada vez más sincrético, al abrazar variadas formas del movimiento de la Nueva Era. De hecho, hoy hay mucho menos interés en el tipo de médium de “materialización” milagrosa que cautivó a Arthur Connan Doyle. Los espiritistas modernos prefieren el término “supervivencialismo” (personas obsesionadas con la supervivencia ante una catástrofe). Una gran audiencia mira su canal de televisión llamado Psychic Friends Network [Red de amigos psíquicos].21
La primera visión de Elena de White con respecto al espiritismo
Pocos meses después de que el fenómeno de los golpes en la casa de los Fox, en Hydeville, Nueva York, llegara a la prensa, Elena de White recibió una visión en Topsham, Maine, el 24 de marzo de 1849. Ella escribió lo siguiente, al describir la visión: “Vi que los misteriosos golpes en Nueva York y otros lugares, eran el poder de Satanás; y que cosas como esas serían cada vez más comunes, envueltas en un atuendo de religiosidad, para adormecer a los engañados con más seguridad; y para atraer las mentes del pueblo de Dios, de ser posible, a aquellas cosas y provocar dudas sobre las enseñanzas y el poder del Espíritu Santo”.22 Y luego explicó aún más: “Los llamamientos misteriosos con que empezó el espiritismo moderno no fueron el resultado de la superchería o de la astucia humana, sino obra directa de ángeles malos, que introdujeron así uno de los engaños más eficaces para la destrucción de las almas. Muchos hombres serán entrampados por la creencia de que el espiritismo es solamente una impostura humana; pero cuando sean puestos en presencia de manifestaciones cuyo carácter sobrenatural no pueda negarse, serán seducidos y obligados a aceptarlas como revelación del poder divino”.23
De esta manera se le mostró tempranamente que los misteriosos golpes eran en realidad la obra de ángeles malignos, aunque muchos lo percibieron como el poder de Dios, y que el fenómeno se esparciría rápidamente más allá de las hermanas Fox, quienes ahora trabajaban en espectáculos y circos itinerantes.
Y en verdad se esparció. Rápidamente el espiritismo fue aceptado en el mundo protestante y católico porque no había un freno doctrinal, en esas religiones, que protegiera a quienes fueran seducidos por las innegables manifestaciones de poderes “misteriosos”. Hoy en día, existen tres iglesias espiritistas principales: la Asamblea General Internacional de Espiritistas, la Alianza Nacional Espiritual de EE.UU. y la Asociación Nacional Espiritualista de Iglesias. Las enciclopedias consideran al espiritismo como una religión, tal como lo predijo Elena de White, aunque en sus días no había demasiadas evidencias para este notorio crecimiento.
Parte del pensamiento de la Nueva Era
Parte del asombroso avance del pensamiento y la práctica de la Nueva Era se debe a su afirmación de comunicarse con los muertos. La canalización es una de las características más conocidas de las creencias de la Nueva Era. El Mesmerismo, más conocido hoy como ciertas formas de hipnotismo, también es un elemento muy conocido de la filosofía espiritualista. Junto con Mesmer y Stefan Sweig, Swedenborg practicaba el traer mensajes de otros espíritus. Estos hombres creían que esos poderes eran adicionales al arte de curar, llamándolo “curación del espíritu por medio del médium en trance”.
En años recientes, el espiritualismo ha contribuido abundantemente al fenómeno de la Nueva Era. El movimiento de la Nueva Era es un término vago para designar un conjunto de ideas derivadas del paganismo, combinado con elementos de las tradiciones religiosas tanto orientales como occidentales. Un hilo en común que une todas estas ideas es la creencia de que la espiritualidad es un asunto muy personal y que todas las personas son, de algún modo, divinas. Muchos adeptos a la Nueva Era creen en la sanidad espiritual, la canalización, ESP [Percepción extra sensorial], interpretación de sueños y otros fenómenos psíquicos como vías para el desarrollo de la espiritualidad, al contactar espíritus o al ponerse en contacto con sus vidas anteriores.
La segunda visión de Elena de White sobre el espiritismo moderno
Elena de White recibió su segunda visión sobre el espiritismo moderno el 24 de marzo de 1849. El 24 de agosto de 1850 ella escribió: “Vi que los ‘golpes misteriosos’ eran efecto del poder de Satanás. Algunos procedían directamente de él, y otros indirectamente, por medio de sus agentes; pero todos dimanaban de Satanás. Eran su obra, y la realizaba de distintos modos. Sin embargo, en las iglesias y en el mundo había muchos tan sumidos en densas tinieblas, que se imaginaban y sostenían que esos golpes misteriosos eran obra del poder de Dios. Dijo el ángel: ‘¿No consultará el pueblo a su Dios? ¿Consultará a los muertos por los vivos?’. ¿Han de ir los vivos a aprender de los muertos? Los muertos nada saben. En vez de acudir al Dios vivo ¿recurriréis a los muertos? Se han apartado del Dios vivo para conversar con los muertos, que nada saben. (Ver Isa. 8:19, 20.)
“Vi que no tardaría en calificarse de blasfemia todo cuanto se dijera en contra de los golpes misteriosos, los cuales se irían extendiendo más