Territorio en movimiento(s). Isabel Cristina Tobón Giraldo

Territorio en movimiento(s) - Isabel Cristina Tobón Giraldo


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afronortecaucanas, para desentrañar lo no evidente de ellas. En tal sentido, la participación y el reconocimiento de los sujetos y colectivos sociales del territorio permite dar cuenta de sus iniciativas contrahegemónicas y resistencias manifiestas.

      Un propósito fundamental de esta obra es mostrar que la realidad no se reduce a lo evidente, por cuanto existen otras formas posibles de sentipensar y vivir distintas a las impuestas por el capitalismo neoliberal, pues el pensamiento emancipado abre las fronteras de lo existente para innovar, experimentar y desafiar la realidad imperante con el saber popular. La ecología de saberes (Santos, 2009) construye otras formas de poder, en la medida en que valora tanto la experiencia popular como los diálogos críticos y rigurosos, de un lado, y de otro, potencia y fortalece teorías y prácticas bajo el supuesto de que “lo diverso no es necesariamente desunido, lo unificado no es necesariamente uniforme, lo igual no es necesariamente idéntico, lo diferente no es necesariamente inferior o superior” (Santos, 2012, p. 9).

      En consonancia con estas ideas, promover una ecología de saberes permite problematizar formas monoculturales y perseguir lo invisible, lo marginal, lo silenciado y lo desacreditado (figura 1), ampliar las fronteras e identificar las emergencias para reconocer la diversidad de lo alternativo que existe en el territorio.

      Figura 1. Formas comprensivas aplicadas al territorio

      Fuente: Elaboración propia, a partir de la epistemología del sur de Boaventura de Sousa Santos

      Lo alternativo, desde esta perspectiva, se resiste a la homogeneización, es creativo, diverso y expande la realidad del territorio al plano de lo intangible. Por eso, la ecología de saberes exige movimiento y la activación de la razón sensible para lograr un giro epistemológico sentipensante que propicie y construya dialogos entre iguales y diferentes.

      La aproximación al territorio afronortecaucano como un desafío epistemológico social y político comprende el movimiento en tres acepciones: 1) como desplazamiento o vibración; 2) como organización acción colectiva y 3) como rebelión o levantamiento. Estos sentidos del movimiento se corresponden con las dimensiones fundamentales de la investigación: epistemológica, política y social; dimensiones imbricadas, en el sentido de un giro comprensivo sentipensante (figura 2). Con esto, en la aproximación a la noción territorial de las comunidades afronortecaucanas, las situaciones sociales singulares dignas de conocimiento y reconocimiento serán las que toman mayor protagonismo.

      Figura 2. Acepciones, dimensiones y relaciones del movimiento en la investigación

      Fuente: Elaboración propia

      La dimensión social resulta permeada por la dimensión epistémica y, a su vez, por la dimensión política, pues son las formas colectivas territoriales las que orientan los hallazgos de mis observaciones. La dimensión política aquí asumida expresa rebeldía y resistencia, en oposición a la mercantilización de la vida y del trabajo humano campesino, pero también al trabajo académico, por medio del cual la experiencia de reconocimiento territorial y sus esquemas me han transformado.

      El movimiento, como vibración, oscilación y flujo, exigió mi propia experiencia del territorio, identificarme con él, diferenciarme de él y sus habitantes mediante desplazamientos físicos, de aproximación y distancia. Pero también sintonizar mi ser sensible para visibilizar lo invisible, no porque haya un “sentido oculto que haya que descifrar, ni una esencia que constituya su nervadura inteligible” (Foucault, 2012, p. 125), sino porque el conocimiento, más allá de las apariencias y las representaciones, es una actividad compleja que se fundamenta en la lucha, la vida y la esperanza. En tal sentido, el conocimiento resulta incompleto, contingente, abierto y fecundo. De hecho, los análisis y las interpretaciones del texto corresponden a las diferentes lecturas del territorio estando en él, inmersa en él, con sus pobladores; pero también desde las relaciones y los vínculos que mantuve desde afuera.

      Mi estancia de investigación doctoral, a lo largo de dos semestres en el CES de la Universidad de Coimbra, propició espacios de diálogo e intercambio de experiencias que contribuyeron de manera significativa a la elaboración de mi tesis y, posteriormente, de esta obra. Conocer las epistemologías del sur amplió mi concepción del mundo y mis horizontes, me permitió reconocer, comprender y explicar con mayor claridad distintas formas de sentipensar en diferentes territorios.

      El contexto portugués me reveló saudades, esos sentimientos profundos que no tienen una traducción a otros idiomas, pero podrían describirse como añoranzas con melancolía. Probablemente, fueron esas añoranzas del valle del río Cauca las que inspiraron mis intervenciones en eventos sobre estudios territoriales a nivel nacional y europeo, así como en las actividades académicas propias de una estancia de investigación. De regreso a la conflictiva y violenta realidad colombiana, las iniciativas de lucha de los colectivos sociales nortecaucanos se hicieron más cercanas en la concreción nacional y la escritura de este texto fue emergiendo con más sentido y fuerza.

      El extrañamiento, entonces, resultó ser otro motor para la valoración y comprensión de la realidad afronortecaucana, en proximidad y distancia con la ciudad de Cali, con Bogotá, que es mi sede permanente, con Coimbra y con el contexto ibérico. Las similitudes, diferencias y afinidades encontradas favorecieron la comprensión de las realidades sociales heterogéneas en las que estuve inmersa. De esta manera, pude interpretar los actos humanos individuales y colectivos como formas culturales, tradiciones heredadas, mestizadas e inventadas, como universos simbólicos procesuales.

      En lo concerniente a la organización social, en el sentido de aproximarme a colectivos afronortecaucanos, la experiencia del encuentro con los líderes de la UOAFROC, la Asociación Casa del Niño (ACCN), la Corporación Colombia Joven (CCJ) y de la Fundación Villa Rica me permitió entender la realidad nortecaucana en otra vibración: la frecuencia, las formas de conocimiento asociadas con sus formas de lucha, sus propios valores, sus maneras de agenciar el territorio y el sentido de la vida. Los conocimientos propios toman relevancia en esta obra, en la medida en que tanto los sujetos sociales como sus testimonios tienen estatus científico.

      Existe el riesgo de que el sentido comunitario y los vínculos establecidos entre los afronortecaucanos sean entendidos como formas precarias, atrasadas o primitivas de producción y desarrollo; por ello, intento destacar una forma de vida. En tal sentido, las declaraciones y opiniones de los actores sociales del territorio representan lo que aún falta visibilizar para lograr una comprensión de lo que allí acontece. Son ellos, con sus voces y aportes científicos, filosóficos, sociales y humanos, los que proporcionan saberes que amplían las fronteras del conocimiento en tanto se emancipan de la dominación, actualizan sus repertorios de lucha y crean tradiciones.

      En la dimensión política, el reconocimiento a los sujetos sociales en los encuentros, las charlas, los recorridos y el tiempo compartido en las fincas da cuenta de un posicionamiento que no es neutro. En este texto con acento político, la autodeterminación y el conocimiento independiente de los sujetos sociales se ponen en diálogo con autores reconocidos. El movimiento se entiende aquí como levantamiento o rebelión, con lo que procuro salir de los parámetros establecidos hacia un marco epistemológico más amplio, orientado


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