Territorio en movimiento(s). Isabel Cristina Tobón Giraldo
este libro consiste en desburocratizar los procesos de validación y reconocimiento de los saberes de las culturas locales, a través de formas dialógicas de construcción con el otro. Así mismo, cuestionar el sentido de la reproducción del pasado sobre estándares historiográficos internacionales, desmitificar las sociedades del espectáculo y de las formas diplomáticas en que la sociedad se representa a sí misma e, incluso, rechazar la degradación del arte como mercancía.
Es innegable el carácter autobiográfico de este trabajo, pues en efecto me he transformado de distintas formas, a partir de la comprensión de otras epistemologías que conllevan a mi propia emancipación ante los discursos proclamados como absolutos y dominantes de las ciencias sociales de tradición norte y eurocéntrica. El proceso ha sido fascinante, porque he puesto en cuestionamiento muchos de los presupuestos académicos, políticos, sociales y de clase adquiridos desde mi infancia.
Mis sospechas e intuiciones han encontrado formas epistemológicas dónde anidar, al sur. Desde ese lugar propongo hacer avances en el conocimiento a partir de lo invisible, contemplando con mayor detalle lo visible, para desnaturalizarlo problematizarlo y para identificar y valorar alternativas distintas fundadas en la cotidianidad de las comunidades afronortecaucanas, con quienes hemos construido vínculos y transformaciones íntimas y profundas en muchas dimensiones.
La esperanza aprendida en la convivencia con los pobladores del norte del Cauca se ha convertido en inspiración. La indignación y la rabia presentes durante muchos momentos se transformaron en impulso para, desde mi espacio, denunciar la injusticia y la exclusión a la que se ven sometidos los actores sociales en su territorio. La invisibilización de la explotación humana y de la naturaleza es el pan de cada día en la escala más amplia de la producción de caña de azúcar, en el que “[ha participado] de su carácter feudalesco y señorial” (Ortiz, 1983, p. 55), en relaciones asimétricas de poder y dominación perpetuados en el norte del Cauca desde la época colonial.
El horizonte que se divisa desde el lugar donde me sitúo recoge otra comprensión e interpretación del mundo y la naturaleza, de ahí que los planteamientos organizativos de los colectivos sociales afronortecaucanos, conducentes a procesos autónomos de la conformación del territorio, a través de una cultura cuidadosa y respetuosa, sean resultado de adaptaciones y de mestizajes y constituyan apuestas de sentido reivindicativas y de resignificación del pasado. En apariencia, las proyecciones a futuro de los colectivos sociales nortecaucanos estaban aseguradas por el reconocimiento de una nación pluriétnica y multicultural. No obstante, las lógicas económicas y las políticas de gobierno de las élites, en alianza con los empresarios de la caña, continúan imponiendo sus condiciones capitalistas y neoliberales.
La creatividad de los actores sociales da cuenta de una política emancipatoria de la vida colectiva que contribuye a la conformación de proyectos sociales y de gobierno en la lucha, en los que antes de ser espectadores del acontecer cotidiano, sus actuaciones y participación crean el presente y recrean el pasado, en oposición al trabajo forzado de la herencia colonial. Así, la vida se crea y se recrea en una particular manera de ser diferenciada en un territorio amenazado; las capacidades tanto de habitación como de cuidado del territorio agenciadas por los actores sociales son significativas en un planeta cada vez más homogeneizado e inhabitable.
De acuerdo con lo anterior, esta obra es polifónica porque incorpora elaboraciones de mestizaje intelectual, en el sentido de los orígenes y las formas de conocimiento que, como trayectorias de vida, suman aprendizajes de lo formal, lo informal, intuiciones y percepciones, memorias y olvidos, que me sitúan como autora en un lugar político que resiste con las comunidades. Si bien mi lugar está con las luchas de los nortecaucanos, mi actuar está en la academia, como lugar cotidiano de trabajo y de socialización. De ahí que mi contribución sean las elaboraciones que en el proceso de escritura recogen sus planteamientos de manera articulada con las fuentes bibliográficas indagadas.
En esta obra se hace una aproximación transescalar para configurar los conflictos por el territorio en el norte del Cauca. En el análisis se establecen relaciones entre el monocultivo de caña de azúcar y la FTA, así como entre las plantaciones a gran escala que producen azúcar, biocombustibles o productos industriales para el mercado global y las fincas de extensiones mínimas que producen para el autoabastecimiento familiar y, en algunas ocasiones, para el mercado local. Además, la lectura multitemporal de los acontecimientos y procesos atravesados por las memorias y los olvidos cuentan transformaciones lacerantes de las relaciones asimétricas de poder entre los actores involucrados y vislumbran las formas de tramitar el dolor y la exclusión provocados por expresiones de violencia del despojo.
Los encuentros y los recorridos en el territorio exigieron la revisión cartográfica, fílmica, documental, de prensa y de páginas web de empresas y ONG vinculadas a la red de actores locales, nacionales e internacionales. Asimismo, la lectura comprensiva de literatura temática y normativa sobre la Ley 70 dio luces en la configuración de muchos de los hallazgos en diálogo con los pobladores. Y, finalmente, el aprendizaje desde la experiencia en los talleres organizados por diferentes actores sociales locales aportó de forma significativa a la comprensión del territorio y sus conflictos, por cuanto estas formas relacionales dan cuenta de la realidad social con los sentidos orientadores de las interacciones.
La investigación que dio lugar a esta obra no se realizó con técnicas etnográficas ortodoxas como las entrevistas o encuestas, a fin de prevenir los riesgos del extractivismo de información y la interpretación única de las palabras que puede provocar cierto reduccionismo. De manera alternativa, los encuentros que se adelantaron fueron informales y muchos de ellos fluctuaron entre la observación participante y la participación observante. Esta dinámica permitió evidenciar diferencias y desigualdades, entre las que fluyeron intercambios emotivos e instancias de profunda complicidad y sintonía. En el mismo sentido, resultó sorprendente identificar que una realidad tan cercana en términos físico-espaciales a la ciudad de Cali mantenga una forma de vida y una constitución social tan distintas.
Aunque antes de mi primera entrada a Villa Rica había leído un texto sobre etnografía (Guber, 2001) y un borrador de indicaciones para tomar las notas de campo, en mi cuaderno no había una sistematización de fechas y lugares, porque esos últimos ya estaban en mi mente. Sin embargo, en algunos casos el trayecto a diferentes fincas en las que estuve varias veces parecía nuevo cada vez que lo transitaba, porque orientarse en el campo, entre masas espesas de árboles franqueados por sembrados de caña, resulta muy distinto a hacerlo en un espacio urbano, en el que existen puntos de referencia, como un café, una tienda, un puente o un árbol de gran porte.
El encuentro y diálogo con las comunidades en el territorio supuso replantear mis prácticas y repensar las formas para investigar. En algunas ocasiones, con la conciencia fija de incorporar en este texto las voces de mis interlocutores, inicié los registros pero dejando la grabadora en cualquier lugar; en otras, en medio de la charla, el calor, los zancudos y las risas, descubría que había olvidado encenderla. Interrumpir la charla para iniciar la grabación significaba romper la magia del momento que estábamos construyendo, entonces, decidía continuar sin este instrumento. A la hora de procesar los diálogos registrados, descubrí que los intercambios fueron múltiples, no solo con las personas, sino también con los pájaros, con las cichicharras ensordecedoras al final de la tarde, con los perros, los gatos, las gallinas, las vacas, los cerdos.
En algunas grabaciones están registradas las ideas, los sentimientos profundos y las expresiones de los recuerdos gratos y dolorosos. Lo que resultó audible fue incorporado en este documento como las voces de los agentes sociales, las personas determinantes para que este trabajo contribuya a su resistencia y su lucha cotidiana. En conversaciones con dos o más personas, los recuerdos se tejieron con los hilos de todos sobre una misma situación. Por la espontaneidad de las interacciones, quedaron registrados los suspiros, la indignación, los saludos con vecinos y amigos y hasta los chistes pícaros con doble sentido. Esas grabaciones dan cuenta de la atmósfera del lugar, y más allá de poderse tramitar en un texto como una transcripción, resultan un medio de transporte para esa realidad vivida que revisité sentipensando desde un sexto piso a 2600 metros de altura sobre el nivel del mar.
En todo caso, las indicaciones de los textos de Guber resonaban en cada encuentro.