La inquisición española. Miguel Jiménez Monteserín

La inquisición española - Miguel Jiménez Monteserín


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su vezina». Examinóse el conteste y dixo lo mismo, y que al tiempo que avía pasado la plática atravesaba çierto hombre, vezino del dicho lugar, la calle, que podría averlo oýdo. Examinóse y no dixo nada. Sacóse la testificación y, junta con la confisión de la parte, se formó proçeso y se traxo al tribunal para proseguirse la causa.

       Villalgordo

      Antonio de Guardia, labrador, vezino de la villa de Villalgordo, se vino a deferir de que avría quatro o çinco años que, estando en su propia casa, presentes su muger y un moço de aquella villa, el dicho moço le avía preguntado «Si era pecado tener un hombre cuenta y participación carnal con una mujer del mundo, pagándoselo», y él avía respondido que «Le pareçía que no era pecado»; aunque avía recorrido luego la memoria y tornado a dezir, «Que pecado sería». Examinóse la mujer y no se acordó; y el moço dixo lo que avía pasado y añadió más palabras que agravan el delicto. Juntóse esta testificaçión con la confesión de la parte, formóse proceso y tráxose al tribunal para proseguir la causa.

       Castillo

      Mari Tierna, muger de Antón Cirujano, labrador, vezino de la villa del Castillo de Garçimuñoz, se vino a deferir de que un día del mes de henero próximo pasado, estando en su casa, presentes çiertos vezinos y vezinas suyas, tratándose entre ellos de çierta muger pública que avía ganado muchos dineros, diziendo una de las mujeres que allí estaban, «Desdichada della, que con hartos pecados mortales los avrá ganado», avía respondido la confesante, «Si anda en pecado mortal ¿cómo dexan andar tantas?» Y tornando a dezir la dicha mujer, «¿Pues no anda en pecado mortal?», ella avía tornado a responder, «Ya veo que es pecado, pero entendía yo que era venial.» Examináronse çinco testigos que se hallaron presentes, y los quatro dellos añaden palabras a la confesión de la parte que agravan el delicto. Sacáronse todas çinco testificaciones, y juntas con la confesión se formó proçeso y se traxo al tribunal para proseguirse.

       Vala de Rey

      En 21 de mayo se recibió una carta de Juan de Gil Garçía, familiar de la villa del Cañavate, en que avisaba cómo aquel mismo día avía venido a él Martín Alonso de Palaçios, natural de Vala de Rey, y dádole la notiçia de que avría quatro o çinco años que estando en un restroxo710 él y Simón Romero y Miguel López de Huete y una hermana suya que se llama Beatriz, tratando en cosas deshonestas, el Miguel López y su hermana avían dicho, «Que no era pecado mortal tener quehazer con una mujer, pagándoselo», y la carta venía firmada del mismo testigo. Enbióse a llamar y examinado en primero de junio, retratóse de lo que tenía firmado en la carta e hizo su deposición de manera que no contenía delicto, hasta que al fin della, aviendo reconoçido su firma, y amonestado, tornó a dezir que la verdad era lo que avía dicho al familiar; y lo que realmente avía pasado era lo que estaba en la carta, sino que un hermano del dicho Miguel López, alcalde hordinario de la villa de Vala de Rey, avía salido a el campo y le avía amenaçado, y que de temor no avía osado dezir la verdad al prinçipio, y nombró dos personas que podían tener alguna notiçia o rastro de la amenaça que le fue hecha. Los quales se examinaron y depusieron de algunos indiçios urgentes, pero antes que se pasase en esto adelante se examinó el conteste que avía dado en el delicto de fe, el qual depuso salvando a los reos y de manera que paresçe collegirse de su dicho y modo de deponer que a sido persuadido. Después, aviéndose tenido noticia por parte del comisario de Buenache de Alarcón de que el dicho alcalde, que se llama Sebastián López, hermano de los reos, tenía en la cárçel al testigo y a su padre y a otro hermano suyo, so color de çiertas pasiones711 que días antes avían tenido, en que estaban concordados y hecho pacto de amistad, se enbió al comisario para que secretamente se ynformase de lo que pasaba. Y examinó diez testigos, que todos ellos dizen y deponen de indiçios que claramente muestran que el dicho Sebastián López y sus hermanos muestran enemistad y la hazen al testigo y a su padre y hermanos por aver depuesto en el santo offiçio. Juntáronse estos testigos con los que antes estaban examinados y con las primeras deposiciones sobre el delicto de fe, se formó proceso, y todo junto en él se traxo al tribunal para proseguirse.

       Villamayor

      Juan de Olalde Vergara, procurador de causas, vezino de Villamayor, se vino a deferir de que avría çinco años que, viniendo camino desde la Puebla de Don Fadrique a Villamayor en compañía de un clérigo, tratando en cosas de mugeres avía dicho, «Sé que no es pecado llegar a una mujer, pagándoselo». Y el clérigo se lo había reprehendido y no se avía tratado más de la plática. Examinóse el conteste y depone de suerte que, de alguna manera, relieva de culpa al reo. Tanbién se examinó otro testigo a quien él, extrajudicialmente, lo avía confesado. Y por ser el reo hombre muy pobre, impedido y aver mostrado mucho arrepentimiento de su culpa y ser negocio éste claro y donde no era neçesaria cárcel ni las prevençiones que la instruçión enseña en los negoçios más graves, se sustançió con él su proceso hasta concluille diffinitivamente y se ha traydo al tribunal para determinalle en la consulta.

       Castillo

      Doña Isabel de Anaya, muger de Juan Fernández Cobo, vezino de la villa del Castillo de Garçimuñoz, de hedad de 27 años, se vino a deferir de que avría más de diez que, estando en casa de sus padres, en el lugar de Chillarón de Cuenca, hablando con un moço de la labranza de su padre, se avía movido plática de mugeres y de la fornicaçión simple y ella avía dicho, «Eso no es pecado, pagándoselo». Y el moço la avía respondido que sí era pecado y mortal. Examinado en forma el conteste, no se acordó de cosa alguna de la plática ni de que tal oviese pasado delante dél. Y así, como negoçio que era oculto acçidentalmente y que quando la rea avía dicho aquellas palabras era mochacha ygnorante y aver venido por persuasión de su confesor, después de más de honze años del delicto, y ser muger honrada y que venía a la audiençia con grande recato y temor de su marido, hechas las tres moniçiones, fue advertida e instruida en la sala, oculta y secretamente, de lo que avía de tener y creer çerca del error en que avía caído, y le abjuró de levi y en satisfacçión de culpa se la mandó cumplir algunas penitençias spirituales.

      Personas testificadas y que se an venido a deferir por aver dicho que el estado del matrimonio era tan bueno o mejor que el de los religiosos, clérigos y continentes.712

       Castillo

      Martín García, empedrador, vezino de la villa de el Castillo de Garçimuñoz, fue testificado por un testigo, muger de 22 años, de que avría año y medio que, estando hablando con el testigo en su propia casa en materia de estados, alabando el testigo los religiosos, él avía dicho, «Quitá de ay, que mejor sirven a Dios los casados que los religiosos, o que quantos religiosos ay». Y que el testigo calló y no le dixo nada.

       Alvaladejo el Qüende

      Miguel Mayordomo, labrador, vezino de la villa de Albaladejo el Qüende, fue testificado por un testigo, clérigo de hedad de 50 años, de que avría seis que, viniendo solos desde el lugar de Valverdejo a la dicha villa, tratando entre sí de los estados, avía dicho, «Que no avía tal clérigo como el buen casado». Y contradiziéndole el testigo, avía tornado a dezir, «Que mejor estado era el de los bien casados que el de los clérigos.» Y nunca el testigo pudo sacalle de su porfía.713

       Olivares

      Juana Martínez, biuda de Pablo de Pineda, labrador, vezina de la villa de Olivares, se vino a deferir de que, en fin de la quaresma pasada, estando hablando con una nuera suya y quiriendo alabar el estado de los casados, avía dicho sobre çierta ocasión, «Que tan buena orden era la de los bien casados como la de los clérigos». Examinóse el conteste y no se acordó de lo que avía pasado. Entendióse que no lo osó decir por temor de su marido.

       Sancta María del Campo

      Lorençio Martínez, peinador,714 vezino de la villa de Sancta María del Campo, se vino a deferir de que, avría ocho o nueve años que avía oydo dezir, y no se acordaba a quien, que el estado de los casados, siendo bien casados, era mejor que quantas religiones715 avía. Y que, acordándose de aquello el año pasado por el agosto, estando en la villa del Tovoso


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