Francisco, pastor y teólogo. Varios autores

Francisco, pastor y teólogo - Varios autores


Скачать книгу
Iglesia se convierta en el eco de la Palabra de Dios, que resuena fuerte y decidida como palabra y gesto de perdón, de soporte, de ayuda, de amor. Nunca se canse de ofrecer misericordia y sea siempre paciente en el confortar y perdonar 29.

      Durante el Año de la misericordia, el papa nombró a misioneros de la misericordia para hacer fructificar la gracia del perdón y ser testigos del Dios cercano y de su modo de amar.

      Pido que sean confesores según el corazón de Cristo, que cubran al pecador con el manto de la misericordia para que puedan recuperar la alegría de su dignidad filial. Un misionero de la misericordia lleva siempre a hombros al pecador. Les recuerdo que están llamados a expresar en este ministerio la maternidad de la Iglesia y a ofrecerse humildemente como «canales» de la misericordia de Dios 30.

      Con la carta apostólica Misericordia et misera cierra el Jubileo extraordinario de la misericordia:

      Han pasado más de dos mil años y, sin embargo, las obras de misericordia siguen haciendo visible la bondad de Dios. [...] La cultura de la misericordia se va plasmando con la oración asidua, con la dócil apertura a la acción del Espíritu Santo, la familiaridad con la vida de los santos y la cercanía concreta a los pobres. [...] Este es el tiempo de la misericordia 31.

      – Iglesia «en salida» («Evangelii gaudium»). Dejemos que hable Francisco:

      En la Palabra de Dios aparece permanentemente este dinamismo de «salida» que Dios quiere provocar en los creyentes. (...) Todos somos invitados a aceptar este llamado: salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio 32.

      La Iglesia en salida es la comunidad de discípulos misioneros que primerean, que se involucran, que acompañan, que fructifican y festejan. [...] Vive un deseo inagotable de brindar misericordia, fruto de haber experimentado la infinita misericordia del Padre y su fuerza difusiva 33.

      La Iglesia «en salida» es una Iglesia con las puertas abiertas 34.

      Salgamos, salgamos a ofrecer a todos la vida de Jesucristo. Repito aquí para toda la Iglesia lo que muchas veces he dicho a los sacerdotes y laicos de Buenos Aires: prefiero una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle antes que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a las propias seguridades. [...] Más que el temor a equivocarnos espero que nos mueva el temor a encerrarnos en las estructuras que nos dan una falsa contención, en las normas que nos vuelven jueces implacables, en las costumbres donde nos sentimos tranquilos, mientras afuera hay una multitud hambrienta y Jesús nos repite sin cansarse: «¡Dadles vosotros de comer!» (Mc 6,37)» 35.

      c) Pastoral de misericordia

      Francisco pide una pastoral eclesial que lleve a la conversión. Nos invita a huir de condenas que pidan la muerte del pecador. Un padre quiere la vida de todos sus hijos, y Dios es Padre, algo que debe traducirse en la práctica pastoral de la Iglesia, en todos sus ámbitos. Es una pastoral de la misericordia.

      Sin disminuir el valor del ideal evangélico, hay que acompañar con misericordia y paciencia las etapas posibles de crecimiento de las personas, que se van construyendo día a día. A los sacerdotes les recuerdo que el confesionario no debe ser una sala de torturas, sino el lugar de la misericordia del Señor, que nos estimula a hacer el bien posible 36.

      – «Amoris laetitia». En la Exhortación apostólica Amoris laetitia, Francisco habla de la lógica de la misericordia pastoral, repitiendo en buena parte lo que ya había expresado en Evangelii gaudium y en Misericordiae vultus. Encontramos una teología del matrimonio desde una perspectiva misericordiosa 37, con unas implicaciones pastorales concretas.

      Comprendo a quienes prefieren una pastoral más rígida que no dé lugar a confusión alguna. Pero creo sinceramente que Jesucristo quiere una Iglesia atenta al bien que el Espíritu derrama en medio de la fragilidad. [...] Los pastores, que proponen a los fieles el ideal pleno del Evangelio y la doctrina de la Iglesia, deben ayudarles también a asumir la lógica de la compasión con los frágiles y a evitar persecuciones o juicios demasiado duros o impacientes. El mismo Evangelio nos reclama que no juzguemos ni condenemos (cf. Mt 7,1; Lc 6,37) 38.

      A veces nos cuesta mucho dar lugar en la pastoral al amor incondicional de Dios. Ponemos tantas condiciones a la misericordia que la vaciamos de sentido concreto y de significación real, y esa es la peor manera de licuar el Evangelio 39.

      Invito a los pastores a escuchar con afecto y serenidad, con el deseo sincero de entrar en el corazón del drama de las personas y de comprender su punto de vista, para ayudarles a vivir mejor y a reconocer su propio lugar en la Iglesia 40.

      – Justicia y misericordia. En una de las meditaciones diarias de la misa matutina en Santa Marta, también sobre el pasaje evangélico de la adúltera perdonada, el papa explica que la misericordia va más allá de la Ley. La misericordia no humilla ni maltrata, sino que «Dios perdona con una caricia», «lo hace “acariciando nuestras heridas de pecado, porque él está implicado en el perdón, está involucrado en nuestra salvación”» 41.

      Esto nos recuerda también la tradición profética. El Señor dice: «No me complazco en la muerte del malvado, sino en que el malvado se convierta de su conducta y viva» (Ez 33,11). No hay conflicto entre justicia y misericordia. La misericordia siempre es justa, porque devuelve a la persona al plan original de Dios.

      La misericordia no excluye la justicia y la verdad, pero ante todo tenemos que decir que la misericordia es la plenitud de la justicia y la manifestación más luminosa de la verdad de Dios 42.

      – Iglesia «hospital de campaña», en salida. La Iglesia de Jesucristo, la Iglesia pastoreada por Francisco, es una Iglesia de puertas abiertas, una Iglesia «en salida» 43, una Iglesia «hospital de campaña».

      Algunas veces hablé de la Iglesia como de un hospital de campaña: ¡es verdad! ¡Cuántos heridos hay, cuántos heridos! ¡Cuánta gente necesita que sus heridas sean curadas! [...] Esta es la misión de la Iglesia: curar las heridas del corazón, abrir puertas, liberar, decir que Dios es bueno, que Dios perdona todo, que Dios es Padre, que Dios es afectuoso, que Dios nos espera siempre 44.

      d) Misericordia y creación («Laudato si’»)

      El papa Francisco añade a las obras de misericordia, corporales y espirituales, el cuidado de la casa común. Misericordia y creación están unidas para alabar al Creador.

      Nada une más con Dios que un acto de misericordia, bien sea que se trate de la misericordia con que el Señor nos perdona nuestros pecados, o bien de la gracia que nos da para practicar las obras de misericordia en su nombre. [...] Parafraseando a Santiago, «la misericordia sin las obras está muerta en sí misma». [...] A causa de los cambios de nuestro mundo globalizado, algunas pobrezas materiales y espirituales se han multiplicado: por lo tanto, dejemos espacio a la fantasía de la caridad para encontrar nuevas modalidades de acción. De este modo, la vía de la misericordia se hará cada vez más concreta. [...] La vida cristiana incluye la práctica de las tradicionales obras de misericordia corporales y espirituales. [...] Solemos pensar en las obras de misericordia de una en una, y en cuanto ligadas a una obra. [...] Pero, si las miramos en conjunto, el mensaje es que el objeto de la misericordia es la vida humana misma y en su totalidad. [...] Obviamente, la misma vida humana en su totalidad incluye el cuidado de la casa común. Por lo tanto, me permito proponer un complemento a las dos listas tradicionales de siete obras de misericordia, añadiendo a cada una el cuidado de la casa común. [...] Como obra de misericordia espiritual, el cuidado de la casa común precisa de «la contemplación agradecida del mundo» (LS 214), que «nos permite descubrir a través de cada cosa alguna enseñanza que Dios nos quiere transmitir» (LS 85). Como obra de misericordia


Скачать книгу