Una historia del movimiento negro estadounidense en la era post derechos civiles (1968-1988). Valeria L. Carbone
alcanzaron a los negros lo hicieron más por su condición de pobres que por su raza, estos logros influenciaron positivamente para reforzar las bases de una conciencia política en la población negra, que cada vez en mayor medida luchó por sus derechos de sindicalización y de contratación en el sector público.
Con el advenimiento de la segunda guerra mundial y la reestructuración de la economía para orientarla a los tiempos de guerra, la creación de fuentes de trabajo en la industria bélica abrió la puerta a un nuevo e intenso proceso migratorio. La aceleración de la expansión económica, la absorción de mano de obra negra en el sector industrial y la situación de pleno empleo consecuente123, dieron lugar a importantes transformaciones socio-económicas. Pero no sólo ello. La guerra y la lucha contra el fascismo pusieron en primer plano la problemática racial y la trajeron al centro del debate político: la “democracia estadounidense” no era tal en tanto y en cuanto el sistema de segregación racial persistiese. De la misma manera, la población negra era sistemáticamente privada de sus derechos políticos y electorales gracias al terrorismo racial, a la violación de leyes constitucionales, al fraude y a la intimidación política, laboral y económica. A poco de la declaración de guerra e intervención directa de los Estados Unidos en el conflicto, los afroestadounidenses se abocaron masivamente a la campaña Double V for Victory: victoria sobre el fascismo en el exterior, y sobre el racismo y la segregación a nivel doméstico. Como observa Jacqueline Dowd Hall, los sucesos internacionales profundizaron la conciencia política de los negros estadounidenses, quienes denunciaron los paralelismos entre el racismo institucional en los Estados Unidos y el antisemitismo nazi, y se valieron del repudio al Holocausto para socavar el racismo en el país y obtener una condena mundial contra el sistema de Jim Crow124. Como se planteó en el panfleto ¿Por qué Marchar? (1941): “¿Para qué deben luchar los negros? ¿Cuál es la diferencia entre Hitler y ese tal Talmadge de Georgia? ¿Por qué debe segregarse a un hombre para morir por la democracia? Si no has conseguido la democracia para ti mismo, ¿cómo puedes llevársela a otro?”.125
Cuando el presidente Franklin Delano Roosevelt (1933-1945) finalmente firmó el Decreto Ejecutivo 8802 (Ley de Igualdad Laboral) que prohibió la discriminación en las industrias de defensa y agencias del gobierno federal, no lo hizo por propia iniciativa. Fue la militancia negra la que, aún antes de la declaración de guerra estadounidense a las Fuerzas del Eje, luchó para que el gobierno pusiera fin a la exclusión de trabajadores negros del sector defensa, y se aseguraran prácticas igualitarias de contratación laboral. De hecho, los esfuerzos de los trabajadores negros en este punto se remontaban a sus luchas en la década de 1930 en empresas como Ford, Dodge, Chrysler y Packard en Detroit para tener su propia representación sindical dentro de la United Auto Workers (UAW). La misma sirvió como trampolín para desafiar el statu quo racial y la discriminación laboral en las Fuerzas Armadas, en la industria bélica y en el movimiento obrero organizado. Esta fue la antesala a la convocatoria nacional a la “Marcha sobre Washington por Trabajo y Libertad” de 1941 (MOWM, por sus siglas en inglés) que – de la mano de la Brotherhood of Sleeping Car Porters (BSCP) y del legendario líder afro-estadounidense Philip A. Randolph126 – planeó movilizar a 100.000 trabajadores negros a la capital de la nación. Beth Bates considera que mientras que el MOWM y el Double V pudieron parecer simbólicos actos de resistencia, el espíritu que desataron frustró a la dirigencia sindical, que se enfrentó a un activismo inspirado por estas campañas que operó a través de redes ajenas al control del sindicato. Hacia junio de 1943, el “comportamiento militante” de las bases negras, en lugar de reflejar las directivas del sindicato, mostró signos de autonomía y apeló a la protesta política. “Tal comportamiento fue un desafío a la dirigencia obrera. Pero también se burló de los contratos de paz social entre la dirigencia sindical y el gobierno”127.
Ante la perspectiva de una multitudinaria manifestación afro-estadounidense que potencialmente consolidara un movimiento negro a nivel nacional, Roosevelt firmó el Decreto Ejecutivo 8802 y creó la Comisión de Prácticas Justas de Empleo. La Marcha sobre Washington fue suspendida, pero el movimiento prevaleció “para actuar como organismo de control de la Comisión de Prácticas Justas de Empleo y movilizar el activismo por los derechos ciudadanos” de los negros estadounidenses.128 En este contexto surgieron “coaliciones de raza-clase” como estrategia de resistencia. El rol de la BSCP fue un ejemplo de la aparición de un “sindicalismo de derechos civiles”, acompañado de un liderazgo sindical radical negro que para Dowd Hall, representó la decisiva primera fase del moderno movimiento por los derechos civiles.129 Esta fase se caracterizó por el enfrentamiento de trabajadores negros por un lado (quienes lucharon por asegurar y mantener sus puestos de trabajo), y trabajadores blancos y sindicatos por otro, quienes protagonizaron huelgas salvajes, paros, manifestaciones e incluso “huelgas de odio” (hate strikes) para mantener el statu quo de segregación racial laboral. En 1930, la revista The Crisis observó que “los trabajadores blancos, sindicalizados y no sindicalizados, han buscado una y otra vez prohibir el empleo de trabajadores negros, o limitarlos a trabajos no calificados o a aquellos puestos que ofrecen poca competencia directa”130.
En este marco, el partido comunista (CPUSA) jugó un rol decisivo. Durante las décadas de 1930 y 1940, el CPUSA impulsó la sindicalización de trabajadores negros, organizó a aparceros en Alabama y a obreros en Carolina del Norte, y propulsó la creación de sindicatos en actividades dominadas por afro-estadounidenses. En guetos del norte como Harlem (Nueva York) y en ciudades del sur como Chattanooga (Tennessee) y Atlanta (Georgia), lograron que blancos y negros trabajaran juntos en “Consejos para Desempleados”, en lo que probó ser un precedente muy importante para futuros esfuerzos de organización clasista interracial.131 En 1936, el CPUSA participó del National Negro Congress (NNC), una federación sindical que se constituyó en la organización negra más destacada de finales de la década de 1930: estableció cerca de 70 consejos regionales y locales que lucharon contra la discriminación en el mercado laboral, la vivienda, y el acceso a planes sociales. En ciudades como Boston, lograron el retiro de circulación de libros de texto con contenido racista, y en Washington D.C. se manifestaron contra la represión policial, logrando la creación de una junta ciudadana controladora. Pero gran parte del trabajo del NNC se concentró en la lucha contra el racismo y la segregación en el movimiento sindical, liderando la lucha de los trabajadores negros para incorporarse a sindicatos como los del tabaco, acero, portuarios, textiles, y hoteles y restaurantes.
A pesar del importante rol del CPUSA en la organización y movilización de trabajadores afro-estadounidenses y en el NNC, algunos consideraron que el rol de líderes y organizaciones blancas debía ser relegado en función de la solidaridad racial. En la primera convención del NNC en Chicago – que convocó a más de 5000 delegados de 585 agrupaciones –, Randolph (quien se transformaría en un acérrimo anti-comunista) proclamó: “los negros no deberían dejar la solución de sus problemas en manos de sus aliados blancos... ya que en un análisis final, la salvación de los negros, como de los trabajadores, debe venir de ellos mismos”132.
Hacia 1942 surgió otra organización cuyo destacado accionar se extendió hasta la década de 1970: el Congress of Racial Equality (CORE). CORE se caracterizó por apelar a estrategias de acción directa no violenta para forzar la integración racial de espacios públicos, escuelas y medios de transporte inter-estatal. El puntapié inicial lo dio con los Journeys of Reconciliation (antecesores de los Freedom Rides de los sesenta),