Los miedos de Ethan. Darlis Stefany

Los miedos de Ethan - Darlis Stefany


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esa tu pijama? Es un bonito camisón.

      Me doy cuenta de mi corto camisón de seda que la tía me regaló en mi cumpleaños. Él me sonríe y toma un mechón de mi cabello en sus dedos.

      —¿Qué dices? ¿Te animas a divertirte esta noche?

      Mi estómago se retuerce ante la pregunta, suena tan… Tan sugerente. Cómo si escondiera otras intenciones.

      —Tengo que conseguir esta portada, estoy atrasada. Ni siquiera debí quedarme dormida.

      —De acuerdo… ¿Qué tal si te prometo ayudarte con ella? Ya sabes que somos un buen equipo en ello.

      —¿Promételo?

      Él sonríe, su mano busca la mía, enlaza su meñique con el mío. No puedo evitar sonreír. ¡Mierda! Es muy difícil esto, es muy difícil saber qué es lo real y cuál es la farsa.

      —Lo prometo, habladora.

      Me estiro bajo su atenta mirada y luego bajo de la cama. Dejo mis pies buscar la calidad de las pantuflas y me dispongo a caminar.

      —Espera. —Toma mi brazo.

      —¿Qué?

      No responde. Me hace caminar hacia la ventana en donde la luz se proyecta. En un principio cuando hace mi cabello a un lado y se ubica detrás de mí no lo entiendo. Pero luego me tenso.

      Expuesta. Totalmente expuesta.

      —¿Es esto lo que no te hace creer en mis palabras? —pregunta en voz baja. Sé que está viendo la cicatriz—. ¿Es esto lo que te asusta?

      Sus dedos trazan el patrón y de forma inmediata busco de alejarme, su brazo rodea mi cintura desde atrás.

      —No. No estoy haciéndote daño. Tranquila.

      Cierro mis ojos con fuerza mientras siento sus dedos rozar la piel. Baja uno de los tirantes del camisón para exponer más.

      —¿Hasta dónde llega?

      —Hasta mi espalda baja, pero se hace menos visible ahí. En fotos… No se nota.

      Presiona un beso en mi hombro, me estremezco y abro mis ojos.

      —No es la gran cosa, Grace, eso no estropea tu belleza. Es una marca de ser fuerte y sobrevivir.

      —Has salido con un montón de modelos, todas ellas perfectas. ¿No te asquea? —No puedo evitar preguntar.

      —No. No creo que alguien sea perfecto, es lo que nos hacen creer. No me asquea Grace. No hay nada feo en ti. Debes comenzar a creerlo. Yo ni siquiera creo que necesites otra cirugía.

      Siento ganas de llorar, no por tristeza, creo que es más por lo sentimental que resulta cuando deja un beso en uno de los patrones rosas.

      Sé que todos piensan que él es vanidoso, que todas sus citas son mujeres perfectas, incluso, yo lo mencioné hace unos minutos. Pero el Ethan real es un hombre increíble. Lo estoy aprendiendo.

      Despega sus labios de mi cicatriz y sube una vez más el tirante. Me gira y sonríe.

      —Tú chica terca y habladora, cuando te diga de ahora en adelante que eres hermosa tú solo tienes que decir gracias, Ethan.

      —Mandón.

      —Eres hermosa, Grace.

      Aprieto mis labios y él enarca sus cejas. No puedo evitar reír lo que hace que aparezca su sonrisa amplia que achica sus ojos.

      Esa sonrisa es increíble y hermosa.

      —Gracias, Ethan.

      —Ahora ve por algo de ropa, por más agradable que me resulte verte en un camisón, no necesito que los idiotas vean a mi novia.

      —¿Celoso? —Bromeo, abriendo mi clóset.

      —Tú no me has visto celoso. Soy caliente estando celoso.

      —No lo dudo. Tú eres caliente en todo… ¿No?

      —Vas aprendiendo bien, Grace.

      —¡Mierda! Ya saben que estamos aquí.

      —¿Quiénes?

      —La prensa. —Apaga el auto e imito su acción de quitar el cinturón de seguridad—. Mantén la vista en el suelo y no caigas en sus provocaciones. No respondas.

      Baja del auto y abre la puerta para mí antes de que yo pueda hacerlo. Toma mi mano y sus dedos se entrelazan con los míos.

      —No te lo dije, pero me gusta tu falda. Bueno, de hecho, me gusta cómo te ves. Me gusta.

      —Gracias. Tú siempre te ves bien.

      Aprieta mi mano y comenzamos lo que parece la gran hazaña de caminar hacia la entrada. Siendo honesta, es un poco alarmante como los flashes nos atacan, pero sigo sus indicaciones. Siento alivio cuando entramos.

      Las luces son intermitentes, la música suena fuertemente.

      Ethan parece saber hacia dónde nos dirige, por lo que en ningún momento suelto su mano. Cuando llegamos hasta los chicos todos me saludan, por lo que él deja ir mi mano.

      —Genial, soy el soltero del grupo —grita Andrew por sobre la música—. Igual voy a bailar con cada dama que se encuentre en esta mesa. Todas unas bellas damas.

      —Oh, baila conmigo ahora —pide Kae poniéndose de pie y tirando de su mano.

      —Espero y no quieras matarme —dice Andrew a Harry.

      —Tranquilo, eres de confianza y Kae te está mandando. Algo muy típico de ella.

      Río, viéndolos irse, me siento al lado de Hilary en el momento en el que Dexter se pone de pie y va a bailar con Juliet.

      —¿Quieres algo especial para beber? —Ethan me sobresalta cuando me habla al oído.

      —Cualquier cosa estará bien.

      Él asiente con la cabeza y se va por bebidas. Hilary me da un suave empujón con una gran sonrisa.

      —¿Qué?

      —¿Cómo van las cosas entre ustedes?

      —Bien —respondo—. ¿En dónde está tu pequeño rubio?

      —Con su abuela. Hannah felizmente los acaparó a todos —responde riendo.

      Observo hacia donde está Ethan notando por primera vez a Jeremy, entonces Andrew no es el único soltero aquí. Me pongo de pie y camino hasta ellos. Toco el brazo de Jeremy llamando la atención de ambos.

      —Oh, pero si es la hermosa novia de Ethan —besa mi mejilla—. ¿Qué tal todo, Grace?

      —Bastante bien, de hecho, estoy feliz de verte.

      —No hagas que tu chico sienta celos de mí.

      —Estoy seguro sobre mi chica —dice Ethan y volteo justo para verlo guiñar un ojo.

      —La cosa es que conozco a alguien que está preocupada por no saber de ti.

      —Un alguien —repite, entrecerrando sus ojos—. ¿Ese alguien por casualidad tiene unas piernas espectaculares y una sonrisa encantadora? Ya sabes, quizás ese alguien ya no lleve un anillo en su dedo desde hace mucho.

      —¡Eres adivino! —Finjo dar aplausos—. Ella está preocupada por ti.

      —Pensé que su mayor sueño era seguir adelante sin su abogado coqueto.

      Ethan desliza hacia mí un vaso con alguna clase de bebida. Doy un sorbo. Uhm, me gusta, tiene un toque ácido.

      —Tú le gustas. Estuvo casada con un monstruo, es normal que sienta miedo de que le gustes y por lo que dijo fuiste tú quien actuó algo raro.

      —Sucedieron


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