Los miedos de Ethan. Darlis Stefany

Los miedos de Ethan - Darlis Stefany


Скачать книгу
voy a sacar a Bucker por unas vacunas.

      Hablamos luego».

      Sonrío y suelto mi celular. Paso las manos por mi desordenado cabello.

      —Te trae loca y eso que no han tenido sexo.

      —¡Calla, Lola!

      —Yo solo doy mi libre opinión.

      Tomo un trozo de mi dulce frío de leche mientras río. Naomi también lo hace.

      Lo agradable de mi vida en Londres y de haber conocido a Kaethennis es que en una serie de cadenas he conocido a buenas personas. Personas que me hacen sentir cálida y a gusto.

      —¿Puedo hacerte una pregunta algo personal?

      —Supongo… —responde removiéndose un poco.

      —No suelo pensar mucho en ello, pero… ¿Alguna vez te sentiste incómoda teniendo sexo?

      Miro mi taza de café y vuelvo la vista de nuevo a ella. Parece que mi pregunta la ha tomado por sorpresa.

      —¿Conoces mi historia?

      Niego con mi cabeza, suspira y me da una historia muy resumida de lo que fue un matrimonio turbulento y destructivo para ella. Para el final del relato siento grandes ganas de asesinar a ese bastardo que se hace llamar hombre. Es una suerte que ya esté divorciada.

      —Así que hubo un punto en el que odié tener sexo. Buscaba cualquier modo de evadirlo, pero para un hombre que deseaba ser padre ninguna evasión duraba demasiado. —Ubica una mano en su cuello, pareciendo distraída—. Desde Ronald no he tenido relaciones. No me siento segura con ningún hombre para mantener ese tipo de intimidad. Él solo me dañó.

      Muerdo mi labio, eso es tan triste.

      —A mí no me ha gusta practicarlo… Muy pocas veces lo he hecho —digo—. Me siento muy expuesta. No me gusta ser observada —río un poco para aliviar la tensión—. Estaba paranoica sobre apagar las luces.

      Lo hacía porque no quería que vieran mi espalda y sintieran lástima, aún peor: asco. Eso fue durante el principio de mi vida sexual. Cuando perdí la virginidad con Anthony y lo practicamos un poco más, siempre fue en oscuridad, aun cuando él garantizaba que no había necesidad de esconder algo.

      Pero vi una vez esa expresión de shock y lástima cuando me vestía para volver a casa. No fue intencional, lo entendí. En ese momento había mucho para trabajar en esa marca. También fue el día en el que dejé de hacerlo con Anthony porque me incomodaba. No lo disfrutaba.

      —Pero ahora estás con Ethan. —Naomi trae mi atención de nuevo a ella—. Y él es un pedazo de cielo. Dudo que puedas mantener tus manos lejos.

      —Él es tentación, pero no lo haremos porque…

      Me corto. Cierto, es un secreto. Joder, que frustrante es mentir sobre Ethan.

      —Porque estamos iniciando. —Termino por decir.

      —Pero van a hacerlo alguna vez. Y si fuera tú me encargaría de que cada luz esté encendida para verlo en todo su esplendor. Soy curiosa y he visto las páginas de Facebook de estos chicos y Ethan tiene algunas muy… Calientes.

      —Oye, estás hablando de mi novio —bromeo.

      —Bueno, si tú tienes un novio caliente, tienes que aceptar que los demás vamos a hablar sobre cuán caliente es. Créeme, le he dado ya esa charla a Hilary.

      Río y doy un sorbo a mi café. Naomi observa de un lado a otro cómo si decidiera qué decir.

      —¿Tú has visto a Jeremy?

      —¿McQueen? —pregunto, ella asiente con la cabeza—. Hace unas dos semanas que estaba con Hilary y pasó por Jeff. ¿No lo ves tú?

      —No, es que… —Toma un profundo suspiro—. Cuando terminó todo lo de mi divorcio, él dijo que quería celebrar y aun cuando no estoy interesada en relaciones, acepté.

      —De acuerdo.

      —Todo estaba bien. Jeremy muy coqueto y genial. La paso bien porque de algún modo siempre me hace sonreír.

      —Me agrada Jeremy.

      —La cosa es que todo iba estupendo y luego una mujer se acercó a la mesa. Todo se volvió tenso y Jeremy no fue el mismo. —Pasa una mano por su cabello—. Estuvo tenso el resto de la noche y luego me llevó a casa, ni siquiera se despidió.

      »Envió un mensaje de disculpas, luego nos encontramos para que me entregara unos papeles y eso fue todo. No he vuelto a saber de él.

      —Eso es extraño.

      —Lo es. Por un momento te prometo que esa noche tuve, no sé…, las ganas de acercarme por primera vez a un hombre desde mi matrimonio. En mi cabeza ya estaba imaginando los posibles escenarios para obtener una cita con él, finalmente, estaba avanzando. Pero esa mujer apareció y todo cambió. No sé qué sucedió.

      —¿Y cómo era esa mujer? ¿Era una exnovia?

      —No lo sé. Ella está quizás a finales de sus treinta. Rubia, tenía grandes pechos y le sonreía a Jeremy como si hubiese visto el sol por primera vez en mucho tiempo.

      —¿Te gusta Jeremy?

      —Quizás…

      —Naomi, con sinceridad. Estamos hablando de Jeremy el chico encantador que parece ser capaz de sacarle sonrisas a todos. ¡A mí me gusta Jeremy!

      —Vale, me gusta mucho. Demasiado. Solo estaba asustada de iniciar otra relación. Estoy aterrada y ahora ni siquiera sé de él.

      —¿Quieres que te ayude a contactarlo? Nunca he hecho de Cupido.

      Ella ríe y sacude su cabeza.

      —No estoy en plan acosadora.

      —Podemos hacerlo lucir casual.

      —¿Qué tan casual?

      —Tú deja todo en mis manos. Vamos a hacer que Jeremy McQueen y tú se vean una vez más.

      No sé qué es lo que me decepcionaría más:

      Que ella no diga nada al respecto.

      O si intentara decírmelo.

      Mamá se mantiene acariciando mi mano mientras yo observo el techo. Es incómodo.

      Hay demasiada distancia entre nosotras y solo se hace más grande.

      —¿Te arrepientes? —me encuentro preguntando.

      No responde, pasan los minutos. La clínica comienza a sentirse como mi nueva casa. Un hogar en donde mi vecina es April.

      —Siempre tendré arrepentimiento —susurra.

      No volverá a ser la misma, me doy cuenta de ello.

      2 DE MAYO, 2014

      Creo que es muy fácil darse cuenta cuando alguien te está observando. Por ello me despierto sobresaltada solo para dar un grito ante la sombra sobre mí. La sombra ríe mientras estira su mano y enciende la lámpara.

      —¡¿Te has vuelto loco?! —grito empujándolo antes de llevar una mano a mi pecho. Me incorporo hasta sentarme. Mi puerta se abre y Lola se asoma—. Todo bien Lola.

      Ella asiente con la cabeza y sale. Quito el cabello de mi rostro mientras Ethan se sienta a mi lado en la cama. Ni siquiera entiendo qué hace aquí.

      —Tu compañera me ha dejado entrar. Es Fiver.

      —¿Qué haces aquí?

      —Los chicos y sus chicas pensamos en ir a una discoteca. Dije que vendría por ti, no


Скачать книгу