Los miedos de Ethan. Darlis Stefany
a llorar sin poder evitarlo. He odiado esa cicatriz cada día. Me recuerda tantas cosas, representa tanto.
Ethan orilla el auto y lo detiene. Sale del auto y abre mi puerta, quita mi cinturón de seguridad y me obliga a salir antes de abrazarme por segunda vez en el día. Enredo mis brazos alrededor de su cintura.
—¿La viste aquella vez?
—No.
—Era una cosa horrible antes de las primeras cirugías. Fue difícil sacar cada trozo de cristal en mi piel. —Sorbo una vez más mi nariz—. Dicen que ahora parece rasguños. Pero la odio y no quiero más cirugía. Pasé por muchas, no quiero más.
—Está bien, cariño, nadie puede obligarte.
—Siento que no me entienden.
—Quizás no lo hacen, pero lo intentan.
Lo abrazo con más fuerza y lloro un poco más mientras acaricia mi cabello.
—¿Por eso no me dejas llamarte hermosa?
No respondo mientras dejo de llorar de a poco. Cuando he terminado me quedo todavía en mi lugar por un tiempo más.
—¿Sabes, Grace? Yo conozco a una persona que es increíblemente hermosa, la consideré la más hermosa. Pero tarde me di cuenta de que por dentro es un ser que se ha creado por sí mismo sus propias cicatrices internas.
»Para mí sigues siendo hermosa. Me gusta tu capa y también lo que hay dentro de ella. Eres Grace y la Grace que conozco me resulta hermosa con o sin cicatriz. Eso no te cambia o me hace verte con distintos ojos.
—Aquí está —susurro.
—¿Quién?
—El Ethan de las canciones, siempre tuve fe que obtendría un poco de él.
—¿Te disgusta el otro Ethan? —Alzo mi vista hacia él. Me sonríe y con sus dedos limpia mis lágrimas algo secas.
—No, tú eres un solo Ethan y cada faceta te hace quien eres.
—Oh, Dios. ¿Es eso una sonrisa? —pregunta April, fingiendo la mayor de las sorpresas. Llevo una mano a mi rostro y siento la pequeña sonrisa. Estoy tan sorprendida como ella.
—Increíble, un mes y medio para obtener esa pequeña y primera sonrisa. ¡Y es mía!
—No es tuya —aclaro volviendo mi vista a la laptop donde se vuelve a reproducir el vídeo—. Es de él.
—Ah, Ethan siempre llevándose el crédito.
—…Y si la vida te da un golpe, golpéala y si… ¡Ay, joder! Ustedes entienden, Fivers. Una chica me agarró el culo —se ríe, vuelvo a reír de la mueca que hace—. Echo de menos casa, pronto vuelvo a Londres, por ahora disfrutamos de toda esta locura. Gracias por todo el apoyo, Fivers.
Entonces comienza a cantar y aunque es la cuarta vez que veo el vídeo, de nuevo lo observo. Cierra sus ojos y lleva una mano a su pecho cantando una ridícula canción. Dos rubios se unen a él y cantan. Río.
—Ah, tengo que… Quiero decir, ojalá pudiera decirle a Ethan que grabe más vídeos como estos si te hace sonreír.
Llevo mis dedos a la pantalla viendo a tres de las personas que hacen música que cambia vidas.
—¿Cómo se llaman las fanáticas de BG.5?
—Fivers —me responde cerrando el vídeo y casi quiero quejarme. No me importaría verlo de nuevo.
—Creo que soy una Fiver —declaro viendo hacia la pared.
—Bienvenida.
26 DE ABRIL, 2014
—¿Compraste ya el boleto? —cuestiono a Lola mientras arrojo ropa a la lavadora. Programo su ciclo y comienza a trabajar. Vuelvo a la sala.
Nada como la comodidad de andar en casa sin sujetador, descalza y sin peinarme.
Me dejo caer al lado de Lola en el sofá, donde espero que ella y Gina una vez más no se hayan vuelto apasionadas.
—Sí, primero estaré en Venezuela y luego con mamá y papá vamos a Colombia.
—Espero y te acuerdes de mí para traerme dulces… ¿Gina irá?
—Sí. Discúlpanos con Leo por no estar asistiendo a su boda.
—Mejor discúlpate tú, que, con tantas disculpas propias, me sorprende aún ser la dama de honor.
—¿Llevarás a Ethan cómo tu cita?
—No. Él tiene que asistir a unos premios de alguna página web.
De hecho, Ethan y yo terminamos discutiendo porque él insistía en que debía ir con él, y yo de ninguna manera voy a fallarle a Leo en su día especial. Luego me dijo que tampoco iría conmigo, lo que empeoró cuando le hice saber que en ningún momento lo había invitado.
Entonces, mi novio falso y yo estamos enojados de una manera muy real.
Un poco confusa la situación.
—Aún estoy que me caigo de culo ante el hecho de Ethan y tú… ¡Una locura!
—Lo sé, Lola.
—¿Es bueno en la cama? —pregunta—. No me gustan los chicos, pero mierda, cualquiera sentiría curiosidad por las habilidades sexuales de Ethan Jones.
—No las conozco.
—¿Qué? ¿Cómo es eso posible?
Mierda, cierto que se debe fingir. Aclaro mi garganta.
—Quiero decir que aún no las conozco porque no se ha dado el momento. Pero pronto las conoceré.
Mi celular suena para salvarme de decir algo que la haga sospechar. Lo tomo y es un mensaje de Naomi.
«Si así es cómo pretendes ser mi amiga rubia. Vas por mal camino.
No debes olvidarme.
¿Café?».
«Bueno, tampoco estaba recibiendo un mensaje tuyo.
Me parece perfecto un café. Pero deja que termine de lavar. ¿En tres horas?»
Responde confirmando y diciéndome el lugar. Mi celular suena de nuevo anunciando un mensaje. No es Naomi, se trata de Ethan.
Primera vez que me escribe sin contar su patético «este es mi número, soy Ethan», abro el mensaje de inmediato.
«Lo siento. Tienes razón, son tus amigos.
Al menos podrías invitarme a la boda por cortesía aunque yo no pueda ir».
Río, es su extraña manera de disculparse.
«¿Quieres ir a la boda conmigo, Ethan?»
Su respuesta llega de inmediato.
«Lo siento, pero tengo compromisos ese día.
Gracias por invitarme».
«De ese modo debió ir antes de que discutiéramos.
Sé que tienes un compromiso y yo tengo el mío».
Pasa un tiempo y creo que no va a responderme, pero el celular suena una vez más y me sonrojo un poco al leer su mensaje.
«Cuando las parejas se reconcilian, suelen tener sexo. ¿Tu apartamento o el mío?
Ay, justo duele en el somos novios falsos.
Todo bien, habladora.
Espero y te diviertas en esa boda».
«Espero