El deseo prohibido de Doug. Darlis Stefany
sucias.
—Se me escapan al menos dos por semanas —es mi respuesta—, en cambio tú tienes una boca muy limpia.
—Puedo presumir de ella —sacude su cabeza—, pero tienes razón, no pensé en ese detalle de las entradas agotadas, sí que soy idiota a veces.
—Suerte para ti que puedo jugar la carta Jefferson y de no poder mover influencias por mis hermanos siempre queda la opción de hacer el sacrificio de comunicarme con Doug y conseguir las entradas.
—Eres genial, ya sabes que nunca te he utilizado por tus hermanos, pero justo ahora estoy amando que seas un Jefferson.
—No niego que me gusta mi apellido.
Katherine asiente de manera efusiva con su cabeza mientras saca un block de dibujo de su bolso, ese en el que suele hacer dibujos libres de las materias que cursa. Katherine es una persona dulce, tímida y angelical, pero cuando la conoces y la sacas del cascarón, te das cuenta de que habla mucho y tiene miles de pensamientos locos sobre el mundo.
—He escuchado que has sido una perra dejando a Josh en Liverpool —dice una voz que me hace voltear mis ojos hacia adentro.
No entiendo por qué existen personas a las que les gusta interpretar una mala adaptación de una serie dramática y adolescente americana, ¡es cansón! Hablo de la morena que desde que entré a la universidad quiere jugar el papel de perra conmigo, pero, como suelo ignorarla, logro sacudírmela con facilidad.
Katherine me mira con confusión, me encojo de hombros mientras sigo concentrada en mi libro, pero Seana se encarga de poner su mano sobre mi libro, no puedo evitar suspirar. No me gusta que me hagan molestar, cuando me molesto soy muy explosiva.
—Yo, en cambio, he escuchado que te encontraron con un pene que no era el de tu novio en la boca —digo y Katherine ríe.
—No te la des de listilla, crees que porque tus hermanos sean famosos puedes hacer lo que quieras.
—Seriamente estoy confundida, no sé si estoy actuando para una serie o estoy en una mala imitación de una película de chicas pesadas con mi propia Regina.
—Creo que es más la segunda opción —musita Katherine sin dejar de dibujar.
—No quieras parecer muy…
—Seana, cariño, estoy ocupada estudiando… ¿Qué tal si vuelves cuando esté menos ocupada para realizar tu imitación barata y vergonzosa hollywoodense?
Al menos ella se sonroja antes de retirarse, no sin antes darme lo que, supongo, debe ser una mirada atemorizante, ruedo mis ojos hacia Katherine quien me sonríe entretenida.
—¿Cómo está eso de que fuiste una perra con Josh? Estaba por preguntarte por qué no estaba merodeando a tu alrededor.
—Dejamos de salir, olvidé mencionarlo.
—Sí que olvidaste mencionarlo. ¿Lo dejaste varado en Liverpool?
—Me hizo molestar, era preferible eso a golpearlo.
—No te veo como una persona violenta —me indica sin dejar de dibujar y sonriendo todavía—. Seana, realmente se cree en una película, en serio que ella parece un chiste.
—Totalmente, debería estar más interesada en aprobar sus materias y en no ser pillada dándole sexo oral a chicos que no son su novio.
—La boca de ella sí que es una boca sucia, la de Dexter solo es una boca llena de malas palabras.
—Lo sé, pero nunca le digas a Dexter que admití que su boca no es sucia.
—Secreto guardado —dice, guiñándome un ojo antes de mostrarme un dibujo rápido de Seana rodeada de cámaras y con una mueca graciosa que me hace reír.
—Como siempre, muy buen dibujo, Katherine.
—¿Qué puedo decirte? Ella me inspiró.
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8 de septiembre, 2012.
Toco la puerta al menos tres veces antes de que Andrew sin camisa abra la puerta, no me acostumbro al hecho de que Andrew este viviendo temporalmente con Doug y Ethan.
—Es una agradable sorpresa Hil.
—Lo mismo digo Andrew, pero no es sano que abras la puerta sin camisa, siempre podría tratarse de una mujer hormonal que proceda a violarte.
—Tomaré nota de tu advertencia —me informa haciéndose a un lado dejándome pasar, por supuesto que al entrar Doug de igual forma se encuentra sin camisa en el sofá.
Siento mis mejillas un poco calientes pero lucho contra el sonrojo, por supuesto que pierdo la batalla pero me encargo de ocultarlo un poco con mi cabello.
—Princesa Jefferson, es bueno verla —anuncia Doug desde el sofá con una sonrisa.
Cierto, no suelo visitar a estos chicos, soy más de verlos cuando la ocasión lo amerita, tal como sucede ahora. Le devuelvo la sonrisa a Doug.
—Lo mismo digo, Doug. ¿Qué pasa con ustedes y las camisas?
—Sucede que este es un apartamento de hombres, agradece que no estamos desnudos —anuncia Ethan saliendo de una de las habitaciones y estoy muy segura que para molestarme se quita ropa uniéndose al club de «hombres sin camisa».
Finjo no sentirme incómoda ni tentada a echar grandes vistazos a los tres, después de todo no se me puede culpar por querer ver.
Lo cierto es que cuando solo hablo con Doug soy tímida o, al menos, no lo miro a los ojos, pero cuando hay más personas a nuestro alrededor puedo hablar con más confianza.
—Si Dexter y Harry vieran que están haciendo el show de «sin camisa para sonrojar a Hilary» los patearían.
—Cierto, es una suerte que ellos no estén —dice Ethan al tiempo que saca una cerveza de la nevera—. ¿A qué debemos tu grata sorpresa?
—Vine a pedirle un favor a Doug.
—¿A mí? —pregunta el aludido con sorpresa.
—Aparentemente eres el único que se llama Doug aquí —dice Andrew rodando sus ojos.
—Lo sé, solo estoy sorprendido, no seas una perra odiosa, Andrew.
—Soy tan perra como me plazca rubia —dice Andrew haciéndome reír.
—¿En qué podría ayudarte yo?
Respiro hondo antes de acercarme y sentarme a su lado, procurando estar lo más lejos que puedo, ver tanta piel desnuda de su cuerpo no es sano, más cuando Ethan y Andrew también están exponiéndose.
Debo pedir el favor y salir de esta casa llena de testosterona lo más pronto posible.
—Este es el primer y gran favor que te pido.
—De acuerdo, suéltalo, princesa Jefferson.
—Es algo vergonzoso pedirte un favor —digo, viendo momentáneamente mis manos. Creo escuchar a Ethan reír.
—¿Qué tan vergonzoso puede ser? —me cuestiona Doug con una sonrisa amigable—. ¿Vas a preguntarme si tu culo se ve gordo en pantalones ajustados? Porque seriamente creo que tu culo luce grandioso cuando usas pantalones como esos.
—¡Doug! —digo, cubriendo con mis manos las mejillas que en poco tiempo se sonrojaran. Ethan y Andrew estallan en carcajadas.
—Vale, de acuerdo, quizás entonces vas a preguntarme cuál es el área que más calienta a un hombre o quizás quieres preguntarme de qué tamaño la tengo.
Abro mi boca con sorpresa mientras Andrew y Ethan ríen con más fuerza, hago ademán de levantarme porque creo debo salir de este apartamento, pero Doug toma mi muñeca y me obliga a sentarme de nuevo mientras me da una sonrisa amable nuevamente.
—Estaba bromeando princesa, no huyas —dice riendo suavemente—,