El deseo prohibido de Doug. Darlis Stefany
acuerdo, intenté que Dexter y Harry lo hicieran por mí, pero ellos están un poco ocupados, es por ello por lo que recurro a ti.
—No divagues —me recomienda Andrew.
—Necesito que, por favor, consigas entradas para mí del concierto de Ashton Bratter —suelto rápidamente. Doug me observa con incredulidad enarcando sus cejas.
—¿Ese es el favor que tanta vergüenza te daba preguntarme?
—No me gusta andar pidiendo —me defiendo, él niega con su cabeza y sonríe.
—No es la gran cosa Hilary… ¿Cuántas entradas necesitas?
—Dos, y si consigues que pueda entrar al camerino luego del concierto mucho mejor.
—¿Esto tiene que ver algo con Katherine? —me cuestiona, niego con mi cabeza con rapidez, soy malísima mintiendo—, de acuerdo, fingiré que te creo. Conseguiré el pase y entradas para ti.
—¿Lo harás?
—Lo haré, quizás en dos días ya pueda tenerlas… ¿Bien?
—Estupendamente bien —no puedo evitar brindarle una gran sonrisa que él me devuelve. Luego Andrew carraspea.
—Alguien debe mostrarte, Hil, lo que es realmente pedir un favor vergonzoso —dice Andrew con una sonrisa antes de guiñarme un ojo—, voy de salida… ¿Te esperas a que me ponga la camisa y te lleve o te quedarás?
—Sí, puedo esperar por ti, gracias —digo aceptando la oferta.
Doug tira de un mechón de mi cabello teniendo mi atención, él no debería tener el rostro de un niño bueno cuando tiene una mente tan perversa, pero cuando sonríe de esa forma te das cuenta de que él está lleno de picardía.
—Siempre que necesites un favor puedes acudir a mi Princesa Jefferson, soy un siervo a su merced.
—¡Que romántico, Doug! —exclama Ethan, pasando tras de él y revolviendo su rubio cabello.
—Jódete, perra.
—Jódete tú, rubia —es la respuesta de Ethan.
Doug ríe un poco antes de verme una vez más.
—No lo olvides, siempre que necesites un favor de mí, no dudes en pedirlo… ¿De acuerdo?
—De acuerdo.
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17 de septiembre, 2012.
Camino de un lado a otro intentando calmar a Halle quien no para de llorar, obviamente mi sobrina tiene hambre y Kae aún no sale de bañarse.
—Ya, cielo, calma —murmuro palmeando su espalda, pero ella se remueve y llora con fuerza. La acuesto en el sofá e intento poner el chupete en su boca pero ella lo expulsa una y otra vez mientras arruga su rostro.
Me asusto cuando, además de lágrimas, su rostro está increíblemente carmesí, eso no luce bien. Mi sobrina realmente tiene hambre.
Ubico una mano en su estómago mientras se lo acaricio y ella llora un poco más bajo, la observo con curiosidad y se me hace que quizás el tener hambre le ha creado algunos gases que le causan malestar.
La cargo y procedo a palmear su pequeña espalda buscando esos gases que la tienen tan molesta y llorona. Tras dos minutos suspiro con alivio al sentirla liberar el primer gas, y aunque aún lloriquea un poco, está más calmada.
—Ah, pobrecita mi Halle, tenía unos malos gases —musito, caminando por la sala del apartamento de mi hermano y buscando todo esos molestos gases.
Es cuando ha liberado dos gases más que Kaethennis, con una toalla y su cabello, goteando aparece por el pasillo, parece frenética, supongo que el que Halle lleve minutos llorando sin parar la ha alarmado.
—¿Qué sucede? —pregunta, llegando hasta mí tomando a Halle de manera amable de mis brazos.
—Tenía gases y tiene mucha hambre.
—Oh, tranquila, cielo, mami está aquí —murmura contra su cabeza mientras se da la vuelta para sacar su pecho, supongo. Kae no es de esas mujeres exhibicionista, es reservada a la hora de alimentar a Halle, por lo que le extiendo la manta para que se cubra a gusto mientras se sienta en el sofá a amamantarla.
—¿Quieres que vaya por una toalla para secar tu cabello? Estás haciendo un desastre.
En respuesta, Kaethennis ríe mientras asiente con su cabeza, pero se concentra en susurrarle palabras a la bebé que la observa atenta mientras come.
Una vez tengo la toalla me dirijo hacia ella y comienzo a secar su cabello, no es difícil deducir porque Harry no mira a ninguna otra mujer, solo tiene ojos para ella. Uno de los rasgos particulares que me gusta de mi cuñada, es su cabello. Su cabello es increíble entre ese color caoba y rojo que resulta increíble con su color de piel, cabello que mi sobrina se encargó de heredar.
—Gracias, Hilary, creo que es la ducha más larga que he podido tener en algún tiempo, aunque Harry me ayuda con ella cuando me baño. Cuando estoy sola debo bañarme de manera veloz.
—Parece algo duro eso de ser madre.
—Créeme, lo es, pero es maravilloso, vale la pena. Te lo dice una mujer que lo máximo que imaginaba era tener un perro.
No puedo evitar reír mientras me siento a su lado y tomo la pequeña manito de Halle, quien se encarga de apretar mi dedo mientras se alimenta y mantiene la vista sobre Kae, mi cuñada me da una sonrisa.
—Escuché que estás en eso de ayudar a Katherine a recuperar a Ashton.
—Totalmente estoy en ello, soy creyente de que su relación tiene solución.
—También lo creo, solo que ella es muy terca —rueda sus ojos—, ella mencionó que conseguirías las entradas.
—Sí, de hecho Doug quedó en encontrarme para dármelas en un par de horas.
—¿Doug? —me pregunta con una pequeña sonrisa, rápidamente concentro mi mirada en mi sobrina, escucho a Kae reír—, entonces sí escuché bien y dijiste «Doug».
—Sí, Doug, tiene sentido, digo es el amigo de Ashton y…
—Oye, tranquila, lo sé, no dije nada —me asegura, pero su sonrisa divertida dice lo contrario, yo, de verdad, no puedo ser tan obvia o mis hermanos me hubiesen encerrado lejos de Doug—, tiene sentido que sea Doug.
—Es lo que he dicho —digo, pasando una mano por mi cabello.
Por unos largos segundos Kaethennis me mira fijamente, luego me regala otra sonrisa mientras ladea su cabeza a un lado.
—¿Eres consciente de que eres hermosa, verdad? Porque, déjame decirte, que eres una de las mujeres más hermosas que he conocido, creo que tu belleza puede resultar intimidante para cualquier chico —dice y no puedo evitar sonreír, puedo aceptar ese tipo de cumplidos de personas de confianza.
—Gracias, soy de ese porcentaje de personas que fueron producto de padres que supieron mezclar genes.
Kae ríe mientras se asegura de que Halle este comiendo, la puerta del apartamento se abre y ella se sobresalta como si intentara correr a su habitación puesto que aunque una manta cubre la cabeza de Halle comiendo, ella se encuentra cubierta por una toalla, pero solo se trata de Harry, quien le da una gran sonrisa y una mirada de apreciación que no se me escapa. Mi hermano realmente está loco por ella, es impresionante notar la manera en la que la mira.
—En dos horas paso por Dan al kínder, pero pensé en traerle comida a mis chicas, y sí, Hil, te estoy incluyendo —dice, besando mi frente antes de inclinarse hacia Kae y besarla—, luces caliente con solo una toalla.
—¡Por Dios, Harry!, te he escuchado —le indico rodando mis ojos—, puedes guardarte tus halagos para la intimidad.
Él me saca la lengua infantilmente