¿Evasión o expulsión?. María del Carmen Parrino

¿Evasión o expulsión? - María del Carmen Parrino


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definiciones en relación con este problema son las de cohorte, retención y desgranamiento.

      Se entiende por cohorte al conjunto de estudiantes establecido en función del año de ingreso para una determinada carrera, unidad académica e institución universitaria. De esta forma, el estudio de la evolución de la matrícula se analiza en relación con el estudio de aquellos que, al participar de la misma cohorte, han transitado circunstancias comunes para el grupo, según lo expresa el citado Informe de la Dirección General de Cultura y Educación de la Provincia de Buenos Aires (2010).

      Por otro lado, la retención define al conjunto de estudiantes matriculados que continúa en un ciclo académico posterior respecto de su cohorte de ingreso.

      El desgranamiento está dado por la pérdida de matrícula que ocurre en el transcurso de una cohorte, y se produce cuando los alumnos que cursaron un año de estudio no continúan en el año posterior. Cabe destacar que es un concepto algo desacreditado, dada la ambigüedad que posee, ya que es el residuo constituido por todos los que no hicieron la carrera en el tiempo ideal, y es el resultado principal de sumar repeticiones y abandonos; en algunos casos, se debe al pase a otra institución, y en otros, a la deserción (Perrone y Propper, 2007).

      5. Modelos teóricos explicativos de la dupla deserción-retención[8]

      Diversos autores proponen, estudian y clasifican los modelos teóricos que han surgido en las últimas cuatro décadas, a fin de explicar el complejo fenómeno de la deserción y su mirada contrapuesta, la retención de los alumnos en el sistema y en las instituciones de educación superior. Las distintas investigaciones realizadas, básicamente en Estados Unidos, conformaron un marco teórico engrosado a través de los estudios, al que se sumaron también las acciones remediales que se fueron instrumentando y los diversos programas propuestos que actuaron de alguna forma como mecanismo de ensayo-error. Además, los distintos enfoques fueron ampliando, complementando y comparando los modelos teóricos explicativos de tipos psicológicos, sociológicos, económicos, organizacionales e interaccionistas, y otros que pretenden explicar el complejo fenómeno; mientras que fueron proveyendo toda una batería teórica que facilita la comprensión de los procesos (Tinto, 2006b; Braxton, 1997).

      Los investigadores han desarrollado diferentes teorías y modelos de análisis, que fueron sustentados en forma empírica, a fin de abordar la dupla deserción-retención, utilizando variables personales, familiares, institucionales, académicas y socioeconómicas (Himmel, 2002). El abordaje del tema, por lo general, y según la bibliografía de análisis de la corriente estadounidense, se puede realizar de acuerdo con las siguientes perspectivas: psicológicas, sociológicas, económicas, organizacionales e interaccionistas; orden basado en un sentido esencialmente histórico.

      Modelos sociológicos

      Desde una perspectiva sociológica, se incorporan al análisis factores externos al sujeto. Este enfoque interpreta la deserción como el producto de contradicciones propias de los subsistemas político, social y económico que afectan externamente al sujeto, influyendo sobre su decisión de abandonar la carrera (Cabrera y otros, 2006).

      Según los autores Christian Baudelot y Roger Establet (2008), Émile Durkheim (1853-1917), en su teoría del suicidio, interpreta esta opción como la ruptura del sujeto con la sociedad ante la imposibilidad de adaptación e integración. Durkheim analiza factores sociales y extrasociales, y tipifica los suicidios en relación con los grupos sociales de pertenencia y el grado de relación e integración del sujeto al mencionado grupo; caracteriza además los grupos con fuertes valores colectivos y la anomia ante el ajuste o la flojedad de las normas sociales. En consecuencia, se incrementa la probabilidad de suicidio ante la dificultad para aceptar normas e imposiciones y, sobre todo, ante la imposibilidad de integración y adaptación dada por una escasa filiación social.

      En este sentido, el proceso de deserción de William G. Spady (1970) aplica la perspectiva de la teoría del suicidio de Durkheim. De esta forma, sugiere que la deserción se provoca como resultado de la falta de integración al ámbito universitario y a las experiencias propias de la educación superior. A su vez, el medio familiar resulta el principal generador de expectativas y demandas que afectan a los estudiantes e influyen sobre la aceptación de las normas y el rendimiento académico e intelectual, de forma tal que, cuando las fuentes de influencia son negativas, se incrementa la probabilidad de abandono (Himmel, 2002; Donoso y Schiefelbein, 2007).

      Modelos organizacionales. Modelos de integración

      En modelos organizacionales, se utiliza una perspectiva centrada en la institución. En este sentido, la deserción depende de la organización y cómo esta favorece, o no, la integración del estudiante. Los modelos organizacionales atienden no sólo a la institución, sino también a sus características en relación con sus servicios, con el rol docente, y con la participación y la pertenencia del estudiante en el aula (Díaz Peralta, 2008). Los modelos de integración se consideran parte del grupo de los modelos organizacionales.

      El modelo que propone Tinto (1975) está basado en la integración académica y social, dado que quienes consiguen integrarse tienen mayores posibilidades de permanencia. Se profundiza el modelo de Spady incorporando la teoría del intercambio (Nye, 1976), que postula que los sujetos tratan de evitar aquellas conductas que representan un costo para ellos, a la vez que buscan compensaciones mediante las relaciones y los estados emocionales que pueden lograr. Los estudiantes aplican esta teoría, ya que, permanecen en la institución si los beneficios por permanecer son mayores que los costos en esfuerzo y dedicación. Además, la trayectoria de interacciones a lo largo de su carrera puede terminar provocando su distanciamiento de la institución (Donoso y Schiefelbein, 2007).

      El modelo postula que el estudiante posee una serie de antecedentes previos a la incorporación a la universidad, dados por el nivel social y cultural familiar, que imprime sus valores, además de las condiciones personales, el capital escolar acumulado por el estudiante y sus experiencias previas, que influyen tanto sobre sus intenciones como sobre sus metas y compromisos para con la institución. El rendimiento académico y el desarrollo intelectual forman parte de la integración académica, mientras que las actividades de desarrollo social y las interacciones, tanto con sus pares como con sus profesores, forman parte de la interacción social. Ambos planos, el de la integración académica y el de la integración social, componen la adaptación y la integración del sujeto al medio universitario; elementos que resultan necesarios para alcanzar el equilibrio entre las intenciones del sujeto, las metas y los compromisos institucionales, y los compromisos y las exigencias externos. El estudiante ingresa a la institución con un compromiso inicial respecto de la carrera y de la obtención del título; este compromiso debe consolidarse a lo largo del tiempo, y será posible en la medida en que el sujeto alcance la integración personal y normativa a la institución. La decisión de abandonar la institución depende de la falta de ajuste y equilibrio en este sentido, ya que, si además tiene un buen rendimiento y está integrado socialmente, entonces es menos probable que deserte.

      Posteriormente, avalados por una serie de estudios, se revisa la postura institucional y se destaca la importancia de sostener desde la institución acciones destinadas a la integración del estudiante, a los efectos de contribuir a la retención. Estas investigaciones destacan la importancia de estudiar separadamente la etapa inicial (Pascarella y Terenzini, 1980). Cuando el estudiante ingresa al ámbito universitario, se inicia una etapa de adaptación plagada de dificultades; los cambios se originan en simultáneo y tienen efectos directos sobre el estudiante. Se produce una transición entre sus antiguos vínculos y sus pertenencias, y la incorporación a la vida universitaria. Se otorga, en esta etapa, una particular relevancia al estrés de la transición y al nivel de desgaste (attrition, en inglés), que termina ocasionando la ruptura con la carrera elegida.

      Los primeros estudios realizados sobre deserción ponían el énfasis en el estudiante y sus condiciones individuales, en relación con su capacidad, sus habilidades y su motivación. Posteriormente, con el aval de las investigaciones, se comprendió el papel primordial que juega la institución en virtud de la importancia de la interacción y la adaptación del estudiante a la vida universitaria. El estudiante ingresa a la institución con un compromiso inicial respecto de la carrera y de la obtención del


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